Seis años después de la multitudinaria marcha de 2018 en Durazno que convocó a miles de personas y envió un fuerte mensaje al gobierno del Frente Amplio (FA), la situación no es igual para Un Solo Uruguay (USU). La movilización de este año, en Mal Abrigo, logró reunir poco más de un centenar de participantes y dejó en evidencia lo que para muchos analistas es el nuevo escenario de una agrupación que pugna por sobrevivir.

El movimiento, que alguna vez aglutinó a cientos de organizaciones, ya no cuenta con el mismo respaldo social y muchos de sus integrantes optaron por elegir el camino de la política, mientras el núcleo más duro cuestiona al gobierno por no cumplir sus promesas y observa con especial atención y “esperanza” lo que sucede en Argentina, con las reformas impulsadas por Javier Milei, según dijeron a la diaria algunos de sus integrantes.

Lo que ha quedado claro con el paso de estos seis años es que hoy USU comprende a las cadenas productivas “más vulnerables del agro” y que aquel “apoyo fuerte” empresarial que recibió al comienzo se terminó alejando debido a que, al tener una influencia mayor, sus propuestas fueron, en parte, canalizadas por el gobierno, explicaron analistas a este medio.

Mientras tanto, el movimiento confía en mantener su convocatoria y acentúa su tendencia libertaria con fuertes críticas al gobierno de Luis Lacalle Pou, al que asemejan con el del FA por la forma en que maneja las cuentas públicas.

El camino Milei

El ejemplo del presidente argentino, que impulsa una polémica reforma del Estado, seduce a los miembros de USU. “El caso de Milei es bastante parecido a lo que dice USU. Lo vemos con expectativa y con esperanza de que ojalá les vaya bien. Están haciendo cambios realmente estructurales, permanentes, están quitando todo el peso del Estado y lo vemos con buenos ojos”, afirmó, en diálogo con la diaria, el integrante de USU Ricardo García Pintos.

Consideró que las causas del costo del Estado en Uruguay son “muy parecidas” a las de Argentina. “Ojalá nos contagiemos de las propuestas de Javier Milei, achicando el gasto del Estado. Pero yo no lo veo. También soy consciente de que a la gente que trabaja no la podemos sacar de un día para el otro. Lo primero que tiene que decir el gobierno es que no se va a salir de la raya y no va a generar más deudas”, dijo a la diaria el integrante de USU Gonzalo Elduayen.

Tanto el doctor en estudios latinoamericanos e ingeniero agrónomo Gabriel Oyhantçabal como el doctor en Ciencia Política Felipe Monestier coincidieron, en diálogo con la diaria, en que en el movimiento se está produciendo una intensificación de las ideas libertarias.

“Lo que ahora los ubica en una posición crítica hacia el gobierno es que ellos esperaban una agenda de reducción del peso del Estado, del gasto y una baja de impuestos mayor. [...] El ruralismo, impulsado por USU, se relaciona con el ideario libertario de Milei en el sentido de reducir todo lo posible la participación del Estado en la economía”, afirmó Oyhantçabal, quien es profesor e investigador de la Universidad de la República.

Según el artículo “Un Solo Uruguay: la nueva cara del ruralismo”, de Oyhantçabal y Pablo Messina, el ruralismo “se caracteriza por expresar los intereses de empresarios agropecuarios y propietarios de la tierra” y “ha sido una de las corrientes más dinámicas en el abanico de las fuerzas liberal-conservadoras de Uruguay”.

Sobreviviendo

Tanto Monestier como Oyhantçabal coincidieron en que existe una reducción en la capacidad de convocatoria del movimiento a pesar de que en 2018 tuvo un “importante impacto electoral” e “influyó” en la derrota del FA.

“En 2018 hubo una oportunidad. Está claro que el núcleo duro no es un grupo muy poderoso, ni hay recursos, no son grandes empresarios. Ellos salieron a protestar y lo que encontraron fue una cantidad de otras organizaciones dispuestas a sumarse y amplificarlo, cosa que es difícil de imaginar que encuentren con un gobierno de derecha o centroderecha. Entonces, hoy me parece que es una pequeña organización que se mantiene, que lucha por sobrevivir y que es muy poco probable que vuelva con un gobierno de derecha o centroderecha a tener esta capacidad de convocatoria que tuvo”, afirmó Monestier, quien es profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales.

Por su parte, Oyhantçabal recordó que “no fue casualidad” que la primera movilización de 2018 contara con el apoyo y la cobertura de la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (Andebu) y de las gremiales empresariales del agro uruguayo.

“La capacidad de movilización ha ido mermando porque las expectativas de todo ese amplio conglomerado de sectores empresariales que se sumaron a la movilización y a la protesta de 2018 hoy encontraron respuesta total o parcial a partir del cambio de gobierno, porque tienen distintos vínculos y formas de llegada, lobby, etcétera, vínculos con dirigentes políticos; como sienten más respuestas a sus demandas, no tienen por qué seguir apostando ni incluyendo recursos en esto que fue funcional en un momento”, reflexionó Monestier.

Por su parte, desde el movimiento niegan que se haya perdido adhesión y creen que el problema radica en la falta de movilización del pueblo uruguayo, dijeron Elduayen y García Pintos.

“La gente en general sigue estando en los grupos de Whatsapp. Como en toda la sociedad, en general la gente no se involucra, los que opinan serán no más de un 5%, pero eso siempre fue así. No podemos decir con propiedad si el movimiento ha perdido adhesiones. Sí es claro que, por ejemplo, si se toma como termómetro el primer 23 de enero fue algo apabullante. Ayer había 200 personas, personalmente a mí me quedó con gusto a poco. Pero no nos quita el sueño de que esto sea así”, afirmó García Pintos.

La mirada de USU

Elduayen consideró que USU es un movimiento social que se preocupa por la realidad del país y busca representar a la “gente común y corriente”.

En la misma sintonía, García Pintos dijo que el movimiento es “apartidario” y no se vincula con ninguna coalición política; su objetivo es ayudar a gobernar de “manera justa” y apoyar propuestas “sensatas” elaboradas por gente “competente”, sin importar quién esté en el poder.

Elduayen y García Pintos criticaron al gobierno actual por no cumplir sus promesas y no abordar los problemas del país, como los altos costos y las malas condiciones de las carreteras. Además, ven con malos ojos la política económica, el endeudamiento del país, el despoblamiento del interior y la “falta de gestión eficiente” del Estado.

“Yo no veo que el señor presidente venga a ver la realidad de un pueblo, de una localidad. Van a cortar la cinta, sacarse la selfi, nada más. El presidente nunca recibió al movimiento. El mensaje hoy en día es: señor presidente, usted está fallando. Está muy bien la selfi, todo bien, pero a veces hay que ponerse las botas de trabajar y embarrarse. El gobierno actual no hizo nada diferente al del Frente Amplio”, dijo Elduayen.

En la misma sintonía, García Pintos dijo que la gestión del gobierno deja “gusto a poco” porque “no hubo cambios”, afirmó. “Seguimos siendo un país extremadamente poco competitivo con nuestros pares que producen cosas similares y tienen actividades similares. Es igual lo de [Azucena] Arbeleche que lo de [Danilo] Astori. Vemos que el centralismo y la concentración se agudiza [...] sería importante que los proyectos del país fueran justamente extensivos a muchísima gente y no solamente a empresas grandes”, reflexionó.

Analistas escépticos sobre futuro de nuevo partido

Los especialistas Oyhantçabal y Monestier mostraron sus dudas, en diálogo con la diaria, sobre el futuro del Partido por los Cambios Necesarios, que fue impulsado por exintegrantes de USU. “Mi impresión es que el programa que están ofreciendo también lo ofrecen otros sectores políticos que están organizados en la coalición multicolor, en particular el Partido Nacional, Cabildo Abierto. Creo que no tiene las mejores condiciones para un despliegue virtuoso”, afirmó Oyhantçabal.

Impulsar un partido es “algo muy frecuente” en los movimientos sociales, pero la mayor parte se desvanece de una elección para la siguiente, dijo Monestier.