E l 5 de febrero de 1971, 53 años atrás, se firmó la declaración constitutiva del Frente Amplio (FA), la cual, luego de un diagnóstico de la realidad política y social de ese momento, signada por la violencia política y la efervescencia social del período predictatorial, documentó la creación de una nueva fuerza política de coalición con concepción “progresista y democrática avanzada”, el puntapié para un programa común y la constatación de que su objetivo era la “acción política permanente y no la contienda electoral”.

Con el énfasis puesto en las consecuencias del “predominio de la oligarquía” en el país y la “connivencia” de los gobiernos de las décadas anteriores con el imperialismo, en su primer documento formal el FA criticaba la “enajenación progresiva” de “la soberanía del país” en defensa de los “privilegios de una minoría apátrida y parasitaria en alianza con las fuerzas regresivas del poder imperial”, y manifestaba que “la unidad política de las corrientes progresistas” que culminó con la creación del FA se “gestó en la lucha del pueblo contra la filosofía fascistizante de la fuerza”.

En el mismo documento se esbozaban los lineamientos de un programa de contenido “democrático y antiimperialista”, tendiente a la “construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela imperial”.

Ricardo Ehrlich, coordinador de la Comisión de Programa del FA junto con Álvaro García, recuerda que la declaración constitutiva tuvo su origen en octubre de 1970, cuando “se hace el ‘llamamiento’ a todas las fuerzas democráticas sobre una serie de principios y valores, que estaban esbozados en un documento muy corto, firmado por un número importante de ciudadanas y ciudadanos que provenían de todos los horizontes”. Este documento “acelera la confluencia de un montón de sectores políticos y sociales que terminan en febrero del 71 con la constitución formal del FA” y, posteriormente, “la comunicación de lo que se llamó las ‘30 primeras medidas’, donde se expresan las grandes líneas, los desafíos de ese momento y también los principios y valores”, profundizó en diálogo con la diaria.

Las líneas programáticas de ese entonces, aprobadas en un plenario el 17 de febrero de 1971, “respondían a un mundo que cambió enormemente en estos 53 de años, y estos cambios han ido llevando a que las líneas programáticas acompañen los cambios del mundo y de la propia sociedad”, reflexionó el exministro de Educación y Cultura del FA. Si bien planteó que “lo que se propuso” en esos primeros lineamientos programáticos “se ha ido profundizando y actualizando”, el también exintendente de Montevideo consideró que “los principios y valores siguen siendo los mismos y siguen sustentando al FA y sus políticas”.

La vigencia, más de medio

siglo después La presidenta de la Comisión de Género del FA, politóloga y dirigente de Ir, Patricia González, también considera que los valores del 71 son “los mismos” que guían a los frenteamplistas en 2024. “Yo sigo creyendo que, más allá de que tenemos muchas diferencias entre nosotros sobre las visiones políticas y sobre las estrategias que nos parece que tenemos que tener, compartimos algo que nos hace ser compañeros, que es más intangible”, reflexionó en conversación con la diaria, y celebró que en la última reforma del estatuto de la fuerza política se incorporaron “unos párrafos de principios que estaban en nuestro documento del Congreso [Rodney] Arismendi, que hablan de valores como la justicia social, la paz, la libertad, la igualdad, la solidaridad, los principios básicos del mundo en el que queremos vivir”.

Consultada sobre si hay valores que considera irrenunciables, afirmó que “la justicia social es uno”. “Es muy amplio, pero es decir que nosotros queremos que la gente viva bien, la mayoría de la gente, porque hay modelos de gobierno que son más para algunos. Nosotros queremos una forma de vivir que permita disputar la felicidad y el bienestar de la mayoría, y poner el ojo en las mayorías es un foco distinto, porque, entre otras cosas, tenés que mirar a los que están más en el horno”, analizó González. Si bien señaló que no cree que la solidaridad sea un “monopolio” del FA, resaltó que para su fuerza política es “un valor fundante”.

“Yo creo que el Frente Amplio conserva los rasgos centrales de sus valores y de sus metas de la fundación como fuerza nacional, democrática, popular y transformadora, y que tiene un objetivo de libertad y justicia”, coincidió, a su vez, el exsenador de la Vertiente Artiguista Enrique Rubio, que hizo énfasis en que “el paquete de los principios, de los valores y de los objetivos históricos los conserva tal cual”. Asimismo, Rubio evaluó que el FA “es la única fuerza política del país que tiene un proyecto histórico y, además, un proyecto histórico con inserción latinoamericanista, cultivador de la autodeterminación y de la autonomía nacional”.

“Todo ese corpus de ideas antiautoritarias y demás las mantiene tal cual, con los cambios de lenguaje y los cambios de contexto que se producen en situaciones de este tipo”, destacó Rubio, así como el hecho de que el FA “desarrolló una identidad propia como organización política” y “se convirtió en un paraguas más importante que las corrientes políticas que lo fundaron”.

Ehrlich, por su parte, opinó que “los principios y valores [del FA] son los que dividen aguas con otras propuestas” hasta el día de hoy. “Si pensás en el principio de solidaridad”, según el cual “el mejor país, la mejor sociedad es aquella que no deja a nadie atrás”, este se contrapone con “otra visión que está esquematizada en esa infeliz expresión de los ‘malla oro’”, consideró, en referencia a la idea que usó más de una vez el presidente, Luis Lacalle Pou, en este período, para referirse al empresariado y quienes invierten en el país.

Otros principios fundacionales que Ehrlich identificó como vigentes son “el de la soberanía, que tiene que ver con la autodeterminación de los pueblos, con la inserción internacional” y “los derechos humanos, que siguen siendo totalmente vigentes”, por ejemplo, en el reclamo por verdad y justicia sobre lo que pasó en el terrorismo de Estado; asimismo, “en cuanto a los valores, están la transparencia y la ética del gobernante, que no se conciben sin una propuesta que implique la participación ciudadana”. “Eso se ha ido profundizando y hoy la vigencia de esos principios está expresada en la nueva propuesta programática”, aseguró Ehrlich.

En transformación

Desde el punto de vista programático, Rubio distingue tres “momentos decisivos de transformación” en el FA. El primero es el “programa común del origen, que es ese que sostenía el movimiento popular de aquella época y el mismo que tenía el movimiento sindical y estuvo en el Congreso del Pueblo”. Ese programa del 71 “tuvo una transformación muy importante en el 84”, que es cuando, a su entender, se produce la segunda gran transformación programática.

En este segundo “jalón”, según Rubio, hubo un cambio “en cuanto a la jerarquía y la importancia de la institucionalidad democrática: antes la izquierda defendía la democracia pero en realidad la veía mucho más como un elemento formal, de reglas de juego, que no tenía sustancia social, porque aquí lo que había era una oligarquía que dominaba”, por tanto, la democracia, para el FA, “no tenía el valor que se le dio luego de haber sufrido la dictadura”. Luego de la dictadura “se salió con la consigna de profundizar la democracia”, lo que en la opinión del exsenador demuestra un cambio de concepción y es cuando se produce “el giro más importante” a nivel programático, cuando Danilo Astori presidía la Comisión de Programa, subrayó.

A modo de ejemplo, Rubio señaló que “no se insistió más con la nacionalización de la banca y del comercio exterior, se pasó a otro esquema en lo económico, manteniendo las mismas metas, y con un contexto enriquecido en cuanto a las relaciones sociales a democratizar”.

El tercer hito que identificó Rubio como transformación programática fue la experiencia de gobierno nacional a partir de 2005, “porque ahí [el FA] tuvo una confrontación con la realidad que fue muy fuerte: tomó un país absolutamente fundido y tuvo que abrir las puertas a la inversión extranjera directa en un mundo que se había transformado y se había globalizado, cosa que en la mirada original hubiera sido visto como una concesión al capital extranjero”, analizó.

Para Rubio, en ese momento “se vio que en realidad no había una burguesía nacional, se vio que el mundo se había internacionalizado de tal manera y globalizado de tal manera que los capitales nacionales estaban comprados por capital extranjero, regional o más internacional, que el tema era cuáles reglas de juego, con un Estado fortalecido, se le ponían al capital extranjero para que las inversiones ayudaran al desarrollo y no fueran un saqueo”.

En paralelo, paulatinamente, el FA “ha ido integrando nuevas áreas de relaciones sociales a la democratización, por ejemplo, el género” y “muchas otras relaciones de dominación que fueron integradas más allá de las económicas”, que era donde el énfasis estaba puesto en el programa original, sostuvo Rubio. En otras palabras, se “pasó de un enfoque más clasista a uno más interseccional”, de forma gradual, aunque “recién ahora lo formula teóricamente a través del empuje de los movimientos sociales y demás”, indicó.

“El programa más elaborado que

el Frente ha hecho” Rubio agregó un cuarto jalón a su análisis: la propuesta de gobierno para esta campaña electoral, que calificó como “el programa más elaborado que el Frente ha hecho en su historia”. Asimismo, aseguró que “es el único proyecto histórico que está arriba de la mesa en la agenda política del Uruguay” y opinó que “el resto no son proyectos históricos, sino proyectos de mantenimiento de las relaciones de dominación y de exclusión social existentes”.

González hizo una valoración similar: “Tengo la certeza de que es el mejor programa de los que hemos tenido, porque hemos aprendido a escribir programas, hemos aprendido a discutir entre nosotros con enfoques que nos contemplen y hemos aprendido a sintetizarnos mejor para poder tener programas más justos”, argumentó, a la vez que destacó el hecho de que se discutió entre 2.300 congresales.

“Creo que la organización y la construcción con otros es una valoración de la izquierda, o sea, militar y construir y agruparnos con otros con los que no pensás exactamente lo mismo”, evaluó González, y agregó que “considerar que los trabajadores del movimiento social, que los sindicalistas, los cooperativistas, las feministas, las ambientalistas son parte de un movimiento por la justicia social –aquello del bloque social y político de los cambios– me parece que también es una valoración creciente para nosotros, que nos ha permitido incorporar una perspectiva distinta”.

Sobre la incorporación de la perspectiva de género y los feminismos en los lineamientos del FA, González destacó el rol de las mujeres frenteamplistas que “laburan en programas hace mucho tiempo”, entre las que mencionó a Mariella Mazzotti, Patricia Cossani y Margarita Percovich, y el desarrollo de “un sentido común que permitió decir que el eje de la igualdad de género tiene que ser un eje integrador, porque la desigualdad de género explica gran parte de la desigualdades del sistema”.

En una línea similar, Ehrlich sostuvo que la perspectiva de género “fue tomando las agendas políticas de una forma transversal, donde todos los temas, desde la economía hasta la integración territorial, van a estar atravesados por la perspectiva de género, así como los derechos humanos en todas sus acepciones”, y añadió que “lo mismo pasa con el tema ambiental: no hay un capítulo sobre ambiente, sin embargo está desde la primera hasta la última página en las definiciones de crecimiento, de desarrollo, la transición ecológica justa”, afirmó.

Ehrlich recalcó que las líneas estratégicas a lo largo de la historia del FA “sin dudas, han ido acompañando los cambios en el mundo”, algo que consideró “imprescindible”, en el entendido de que las propuestas de los partidos no se deben “anclar en el pasado o adquirir rasgos que yo llamaría conservadores o fundamentalistas”, porque de esa manera “no se acompañan los cambios en el mundo y en las sociedades”.

Por su parte, González definió el programa de una fuerza política como “una lectura de la época, una manifestación de objetivos, de deseos y de imaginación política: lo que somos capaces de imaginar del lugar en el que queremos vivir”.

Mañana se conmemoran los 53 años en La Paloma

Desde las 18.30 del domingo el FA celebrará su aniversario 53 con un acto en La Paloma, Rocha, que servirá a la vez de lanzamiento de la campaña de cara a las elecciones nacionales. En un escenario ubicado en la pista de skate de la avenida Solari hablarán los cuatro precandidatos de la fuerza política: el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, el senador Mario Bergara y el intendente de Salto, Andrés Lima.

También está anunciada la oratoria del presidente del FA, Fernando Pereira, del alcalde de la Paloma, Sergio Muniz, y de la presidenta de la Departamental de Rocha, Flavia Coelho.

Está prevista una caravana desde las 17.30 con el siguiente recorrido: Ruta 15 y Yanneo, Avda. Costanera Tabaré, Ruta 15, Avda. Sagitario, Avda. del Navío, Avda. Piscis y Avda. Andrómeda.