En un año en el que el presupuesto destinado a la ciencia ha estado en debate, la suspensión del llamado anual para Popularización de Ciencia y Tecnología de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) cayó como un balde de agua fría. El fondo busca acercar la ciencia “a un público amplio” y los proyectos que financia deben “traducir estos conocimientos científico-tecnológicos de manera que puedan ser entendidos por personas que no conocen la temática específica, fomentando los procesos de democratización y apropiación social de la ciencia”.

Amílcar Davyt, de la Unidad de Ciencia y Desarrollo de la Facultad de Ciencias y evaluador de este fondo de la ANII desde sus orígenes, se mostró decepcionado: “La ANII, como cualquier agencia, tiene el derecho y la obligación de evaluar sus herramientas, pero eso no implica que para hacerlo no se realice el llamado, tiene que haber constancia, los apoyos a la investigación deben ser permanentes”. Según su forma de ver, la popularización es una política que no tiene quien la defienda: “Los científicos defienden los fondos para hacer lo que saben hacer, que es investigar, mientras que los innovadores y empresarios, que se han convertido un poco en el sector hegemónico en la agencia, defienden sus herramientas. Pero fondos como este quedan en el medio y más aun porque sus resultados son difíciles de ver. Para unos, el resultado es un paper que cambia el mundo, para los otros es transformar un dólar en un millón; pero la popularización no hace ni una cosa ni la otra. Pero el ciudadano tiene que saber de ciencia y tecnología, tiene que ver con la calidad de la ciudadanía”.

Gustavo Riet es realizador y productor audiovisual. Con su productora, De la Raíz Films, ha ganado en varias ocasiones el Fondo de Popularización de la ANII, con programas como Buscaespecies y Mis pájaros pintados. El anuncio también lo hizo reflexionar: “Hoy en día para hacer divulgación científica, y específicamente a lo que nos dedicamos nosotros, que son temas de conservación, fauna y naturaleza, no hay recursos en los actores que deberían tenerlos, ya sea el Ministerio del Medio Ambiente o en TNU. El canal 5 se interesa, pone recursos que comparados con lo que están dispuestos a poner los canales privados son bastante mayores, pero no alcanzan”. Para Riet: “Si no existe un actor como la ANII, que además es independiente, ya que no coarta lo que vos querés contar y no incide en los contenidos, la divulgación está en problemas”.

Santiago Dogliotti es investigador en la Facultad de Agronomía y vicepresidente de la ANII. Tampoco está contento con lo que ha sucedido y reconoce que si bien no es un fondo muy oneroso (ronda los 250.000 dólares), “todo suma”. Adelanta que el llamado no se cerró, sino que se postergó, y explica que eso se debe a que están pensando en reformularlo para que, en lugar de ser con tema libre, cada año abarque un tema concreto, y añade: “Esa reformulación nos pareció bien y se sumó a que cualquier achique presupuestal sirve”. Santiago no sólo trajo calma al anunciar que el llamado se abrirá temprano en 2018, sino que además adelantó una primicia que, en momentos en que los recursos para la investigación deberían ser mayores, es bienvenida: “El martes el directorio va a aprobar la financiación de 14 proyectos excelentes del Fondo María Viñas. Conseguimos que el Latu, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria y otras empresas públicas e instituciones financien esos proyectos, ya que son temáticas de interés para ellos”. El Fondo María Viñas había logrado financiar 33 proyectos de investigación aplicada, pero 57, que fueron evaluados como excelentes, se quedaron sin dinero. Con este anuncio las investigaciones a financiar serán 47 y los proyectos excelentes que dormirán en un cajón bajarán a 43. Celebremos: para 14 equipos de investigación, Papá Noel se adelantará un par de semanas.