Lo que ocurre en los liceos está en el centro de los debates educativos en Uruguay. Especialistas, y no tanto, colocan a ese tramo de la educación como el gran punto en el que hay que actuar para mejorar la situación de la educación uruguaya. Para sustentarlo se basan principalmente en números que muestran que más de un tercio de los jóvenes de entre 15 y 17 años no está dentro del sistema educativo y menos de la mitad de ese tramo etario está en el grado escolar que le corresponde a su edad. La directora del Consejo de Educación Secundaria (CES), Celsa Puente, plantea que estos y otros indicadores han mostrado una “modesta mejoría” en los últimos años, pero considera que se deben realizar mayores esfuerzos para que la oferta educativa esté más adaptada a las expectativas de los jóvenes y de la sociedad. Así lo expresó en la presentación de resultados de “Más voces para la educación secundaria”, un proceso consultivo que realizó el CES con apoyo de Unicef para recoger voces de expertos, empresarios, docentes, estudiantes e integrantes de la sociedad civil.

Puente explicó que cuando las autoridades del CES asumieron en 2015 se plantearon recorrer el camino de una “renovación curricular”, ya que el plan que predomina en la mayoría de los liceos es de 2006. La jerarca admitió que los reclamos de la opinión pública para que los cambios se concreten rápido generan ansiedad, aunque de todas maneras se optó por un camino lento pero más representativo de distintos sectores de la sociedad, en lugar de “encerrar en un cuarto a cuatro expertos para que den una solución mágica”. El proceso empezó hace dos años, cuando la entonces recién creada dirección de Planeamiento Educativo del CES recorrió el país e intercambió con actores en territorio, pero no se quedó ahí. En 2016 se conformaron equipos de expertos de diversas instituciones que en base a cuatro ejes generaron un documento por cada uno de ellos.

De todas formas, las autoridades quisieron ampliar la base social de la consulta y por eso este año organizaron “Más voces para la educación secundaria”, un proceso consultivo coordinado por el politólogo Nicolás Bentancur, cuyos resultados se presentaron este jueves. Según informó la directora del CES, desde febrero del año que viene se entrará en la última etapa de formulación de los cambios curriculares, a través de dos equipos de expertos que tomarán todos los insumos generados para elaborar una propuesta que se someterá otra vez a consulta. Puente señaló que en 2020, cuando asuman las nuevas autoridades del consejo, espera que la renovación curricular ya se esté aplicando.

Más allá

En las dos oportunidades en que hizo uso de la palabra la directora del CES remarcó que se busca una “renovación curricular integral”, que no sólo pretende generar cambios a nivel del currículo y los contenidos que allí se ofrecen. Según dijo, implicará también la revisión de perfiles de docentes, adscriptos y directores, al igual que de las metodologías de enseñanza. En concreto, la directora habló de “sacudir la dinámica del aula” y de multiplicar las actividades en talleres y por proyectos, que pondrán el centro en el estudiante. En resumen, se busca redefinir el papel que juegan los liceos para que sea una “oportunidad del desarrollo de los procesos humanos que se necesitan para el resto de la vida” de los jóvenes. Además, señaló que el Marco Curricular de Referencia Nacional que impulsa la Administración Nacional de Educación Pública será “el gran paraguas” sobre el que se construirá la nueva propuesta curricular.

En el proceso consultivo cerrado el jueves estuvieron en discusión muchos de estos aspectos. Por ejemplo, Bentancur resumió que hubo un acuerdo general sobre la necesidad de una búsqueda del sentido propio que debe tener la educación secundaria, muy marcada por su origen histórico, en el que era una etapa preparatoria para ingresar a estudios universitarios. Justamente, los resultados parciales de una encuesta aplicada este año a estudiantes de tercero y sexto de liceo (ver gráfica) muestran que sólo 37,8% va al liceo con la motivación de continuar sus estudios y apenas 49% tiene la expectativa de realizar estudios universitarios, más 16% que espera realizar otros estudios terciarios. Estos datos, presentados por la socióloga Ángela Ríos, mostraron, por ejemplo, que 82% dijo sentirse bien en su centro educativo, 16% se siente más o menos y 2% pasa mal.

Otros ejes que se discutieron a lo largo de los foros consultivos pero con menos acuerdo fueron el vínculo entre el liceo y el mundo del trabajo, la pertinencia de la noción de “competencias” de los estudiantes y el formato de la oferta curricular, a partir de la dicotomía homogeneidad versus diversidad. La síntesis muestra que también estuvieron sobre la mesa la necesidad de no perder de vista “el factor humano” del proceso educativo y de repensar a los liceos en tanto organizaciones: existió acuerdo en la necesidad de que los centros tengan mayor autonomía, pero hubo quienes plantearon que para eso se necesitan otras transformaciones sistémicas y un presupuesto acorde. Además, se marcó que el multiempleo y la fragmentación horaria docente no contribuyen a la conformación de comunidades educativas. De todas formas, los estudiantes que participaron en los foros reclamaron poder incidir en la conformación de estas comunidades y que no sean sólo construcciones adultas.

Felicitas Acosta, docente universitaria argentina y experta en educación secundaria, planteó que dicho tramo educativo es “un problema” en todo el mundo, que además viene de larga data. Según dijo, existen registros de que en 1902 Emile Durkheim ya planteaba que la escuela secundaria necesitaba recuperar su esencia y vitalidad. Acosta evaluó positivamente la ampliación de voces consultadas durante el proceso que lleva adelante el CES, lo que también hizo que se utilizaran cuestionamientos novedosos para abordar el tema. En síntesis, planteó que los liceos uruguayos deben romper con su función histórica de “generar fragmentación dentro del sistema educativo” –en alusión a que preparaban a los mejores estudiantes para entrar a la universidad– y consideró que la felicidad debe ocurrir “de manera más frecuente” en ellos.