Más de 50 pequeños productores ovinos del este del departamento de Florida podrán cerrar el ciclo de producción, con invernada y recría, además de acceder, en colectivo y sin intermediarios, a la posibilidad de vender a frigoríficos e incluso de llegar a la exportación. Lo harán mediante la primera experiencia de compartimento ovino con fines netamente productivos, que se desarrollará en un predio de más de 500 hectáreas adjudicado por el Instituto Nacional de Colonización (INC) a la Asociación Rural de Reboledo (ARR) y al Movimiento de la Juventud Agraria (MJA). Ayer, en el propio predio, ubicado en San Gabriel (donde se cruzan las rutas 6 y 56), las organizaciones sociales vinculadas al proyecto, las autoridades y los productores celebraron la adjudicación y pusieron en marcha la experiencia, en un acto en el que se sufrió el viento fuerte al aire libre pero que terminó bien, degustando un cordero.

“Para el productor chico, esto es como el sueño del pibe”, explicó Silvia de Ángeli, una de las productoras que participará en el proyecto. Ronda los 50 y dice que desde chica anda entre ovejas. “Amo la producción ovina. Hoy no sólo hago eso, pero todos los días voy a recorrer mis ovejas. La oveja es noble, y es la del pobre: te da la lana, la carne y el cordero. Se necesita poca inversión, poco capital. Ellas se revuelven incluso donde menos pasturas tenés”. “A partir de esto vamos a pensar diferente. Somos todos productores chicos”, explicó. Junto a De Ángeli están, ya cerca de cerrar las porteras, Ricardo García Pintos, Ruben Viroga, Alfonso Castro, Andrés de León y Jorge Maffei. “No sólo nos conocemos como productores, sino también como vecinos, como amigos, y hemos trabajado mucho juntos. Estamos todos con muchas ganas”, agrega ella. Queda claro que existe incluso una conexión profunda de estos productores con un sector que supo tener en Uruguay más de 20 millones de animales y hoy ronda los seis. “Nosotros somos sobrevivientes. Esa es una de las fortalezas más grandes que tenemos”, comentó Castro.

Entre las aproximadamente 60 personas que participan en el proyecto, según explicó García Pintos, “hay algunos que tienen 300 ovejas, como hay quienes tienen 15 y también quienes no tienen ninguna, pero quieren tener y se están capacitando”. Antes de la ronda, Javier de León –que se crió “atrás de la vuelta de la oveja”–, nos explicó que para un pequeño productor es impensable embarcar una jaula al frigorífico, pues en ella viajan más de 300 animales. Hacerlo implica venderle a algún intermediario que embarca de varios productores. Pero, además, tienen como principal problema que en su campo no pueden hacer mucho más que ver parir y vender. El compartimento “es fundamental para poder completar el ciclo y llegar a la invernada. Antes no lo podíamos hacer porque prácticamente al pie de la madre teníamos que sacar a los corderos, porque no los podíamos tener en el campo. Acá va a ser posible la recría y la invernada; vamos a cerrar la cadena”. A esto se agrega la intensificación, con requerimientos sanitarios y tecnológicos, entre los cuales sobresale la identificación de cada animal mediante un chip en el que se irán acumulando datos fundamentales para las nuevas porteras que se les abren. Andrés de León explicó que en el compartimento ovino los animales estarán todos juntos. “El productor interesado va a tener que reunir ciertas características. Si reunís las características, de repente podés decir ‘llevo 30 corderos de invernada y 30 corderas a recría, que después para ti van a ir a borregas. Pero para eso te van a hacer un seguimiento a tu campo, para ver que tenés las condiciones con las que debés cumplir para poder estar. Y esos 30 corderos y 30 corderas van a ser trazados; esa trazabilidad es tuya, pero van a estar todos juntos”. De Ángeli, tal como abrió, cierra la ronda: “Hay un montón de beneficios. Estamos muy bien asesorados, con muy buenos técnicos; hay una gurisa, que se llama Josefina, que es una pinga bárbara; y también está la experiencia de todos nosotros, que nos hemos hecho a fuerza de trabajo”.

El acto protocolar tuvo como orador central al titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, quien refrescó uno por uno “los cinco pilares” de la secretaría de Estado que se cumplen en este proyecto. Lo señaló en el sentido inverso a la enumeración: “La construcción institucional nos permite desarrollar un bien público que permite el logro de la articulación institucional (5), la inserción competitiva de pequeños productores en una cadena de valor (4), en un proceso productivo que se estabiliza (3) a través de una mayor productividad mediante intensificación sostenible (2), accediendo al mercado internacional (1)”. El jefe regional del INC, Leonardo Piedra Cueva, destacó a la Mesa de Desarrollo Rural como “generadora de propuestas en el territorio”, y enfatizó “la complementación público-privada” para impulsar proyectos como el presentado ayer. Jacqueline Gómez, presidenta del INC, subrayó que “el instituto viene promoviendo la producción ovina, sabido el rol que ha cumplido históricamente en la producción familiar. Entendemos que es una actividad para promover y desarrollar dentro de las tierras del INC”. Alejandro Gambetta, presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana, dijo: “Creo que el ovino tiene que ir en la dirección del camino tecnológico que ha desarrollado la lechería, así como en el trabajo en cadena, y en este tipo de cosas como grupos de productores llevan a cabo experiencia de recrías, aquí vamos a hacer recría e invernada”. Tanto el representante de la ARR, José Vera, como del MJA, Freddy Martínez, destacaron la concreción del proyecto en un acto en el que estuvo sobrevolando la espera por la habilitación de la exportación de carne ovina con hueso a Estados Unidos, y a lo cual se refirieron tanto el ministro Aguerre como José Olascuaga, director de desarrollo Rural del MGAP, y Eduardo Barre, director de los Servicios Ganaderos del mismo ministerio.