Los clubes de ciencia que organiza a nivel nacional el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) les han dado a muchos adolescentes la oportunidad de explotar su lado científico. Tal es así, que algunos llegaron a la NASA. Sin embargo, este programa del MEC no es algo que sólo disfrutan los jóvenes, también hay un gran potencial en Las Abejitas. Niños de tres años componen la categoría más joven de competidores, que el miércoles 23 y el jueves 24 mostrarán sus investigaciones en la Feria Departamental de Clubes de Ciencia, que se llevará a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República. En Las Abejitas están todos los niños de educación inicial, desde tres hasta cinco años.

Gustavo Riestra, director del Departamento de Cultura Científica del MEC, aseguró a la diaria que esta categoría de competencia “es muy divertida y muy interesante”. “Se ven proyectos geniales que hacen los pequeños, y sorprende la capacidad de trabajo que tienen para crear cosas o investigar”, señaló.

Los pequeños de Ventura III, un Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) ubicado en Cerro Norte, sobre la calle Alfredo Mones Quintela, se prepararon durante junio y julio con talleres todos los lunes, en los que participaba un grupo entusiasta de padres, madres y abuelas, y que constituía una actividad extra que se sumaba a las que llevaban a cabo durante la semana con las docentes.

El proyecto que defenderán los venturitos se llama “Reutilizando y transformando” y muestra el proceso de reciclaje que pueden hacer los pequeños al convertir materiales desechables en juguetes. Con cajas y cartón, el grupo de 27 niños, con la ayuda de sus padres, construyó un árbol de Navidad, cocodrilos, perros, chanchos y un tren. Con madera hicieron varias torres, muñecos, un auto y una casa. Trabajaron con plástico para hacer sonar una maraca y con latas para crear una alcancía, abejas, caballos y una maceta. A pesar de la gran producción de los pequeños científicos, el protagonismo se lo lleva Venturito, un robot más alto que algunos de los niños, hecho con la suma de todos los materiales empleados.

En la última semana de preparación fue el turno del papel: hicieron papel maché reciclando periódicos, con el que crearon máscaras. la diaria llegó justo a tiempo para ver la transformación de las noticias de ayer en obras de arte. En el hall de entrada del CAIF había varias mesas juntas y pequeñas sillas dispuestas alrededor, en las que niños y madres se preparaban para una jornada de creación colectiva.

Claudia Torres, maestra referente de Ventura III, explicó a la diaria que “lo principal de estas actividades es que los niños y las familias disfruten lo que hacen, y aprovechar para trabajar con cosas que tenemos en nuestro entorno”. “Reciclar, reutilizar y reducir, en eso nos basamos”, resumió. El proyecto que defenderán la semana que viene “parte de la hipótesis de que los niños juegan con palitos, botellas, latas, desechos que ellos ya ven como juguetes; lo que se trata de hacer es convertirlos en algo que sea productivo, y que ellos a su vez puedan construir cosas”, detalló.

Para la coordinadora de la institución, Marisa Machado, la oportunidad de participar como club de ciencia “es algo muy lindo”. “Se aceptó el desafío no sólo por lo que se puede hacer por la familia y los niños, sino también por el entorno. Además, en el MEC se presentan varias categorías y nos pareció re importante el desafío de mostrar que los niños chicos y sus familias pueden hacer cosas grandes”, comentó en diálogo con la diaria.

Más allá de los juguetes, la maestra referente subrayó que esta actividad “afianza el vínculo entre el niño y la familia, y así se trabaja en conjunto para brindarle al niño las mejores herramientas para que en un futuro pueda vivir lo más feliz posible”. Además, Torres considera que es importante “rescatar la idea de que esto se está haciendo en Cerro Norte, donde no sólo pasan cosas negativas, sino que hay un entorno en el que se pueden hacer cosas lindas y comprometerse”.

Enchastre

Tres años, globos, papel picado, cascola, pintura y pinceles. De ese divertido enchastre se obtuvieron 19 máscaras recicladas, algunas de las cuales decorarán el stand de Ventura III en la Feria Departamental de Clubes de Ciencia. “Cuando los ves en acción te das cuenta de que disfrutan, están esperando que cada familia entre para empezar a trabajar”, comentó Torres antes de que entraran las madres. Cuando lo hicieron, el hall de entrada se llenó de abrazos, aunque sólo había pasado una hora desde la última vez que se habían visto.

Daniella Silva y Adriana Ferreira son la madre y la abuela de una niña de tres años a la que no le daban las manos para pegar las tiras de papel sobre el globo que le habían inflado. “Este espacio no es sólo para compartir con ellos, es para compartir entre nosotras”, comentó Ferreira, que además de participar en el club de ciencia con su nieta es parte del grupo de teatro de madres del CAIF. Es que los clubes de ciencia a nivel inicial no son sólo “un escenario de educación no formal, en el que niños, jóvenes y adultos pueden potenciar sus ideas y su creatividad a través de una investigación”, como establecen las bases del MEC; son, también, un momento de unión entre la institución y la comunidad.

Alejo tiene tres años y no tiene tiempo para hablar. Su misión es clara: pegar una tira de diario sobre otra en el globo que infló su madre. Su mamá, Sara, disfruta mucho de estas instancias, “en las que se puede compartir todos juntos”.

Carol Acuña y Claudia Díaz son las otras dos educadoras que trabajan con los pequeños; aquellos que no están compartiendo la actividad con sus familiares están con ellas. En el club de ciencia todos los niños participan, y el producto final pasa por las manos de todos.