¿Los humanos podrán vivir fuera del planeta Tierra? Niños y adolescentes uruguayos se propusieron, por medio de la robótica, ayudar a encontrar una solución a esa interrogante y a tantas otras relacionadas con la vida en el espacio exterior y la contaminación espacial y terrestre. En la quinta edición de las Olimpíadas de Robótica, Programación y Videojuegos de Plan Ceibal, 1.750 niños y adolescentes de seis a 18 años participaron, junto a 250 docentes, con proyectos que deslumbraron a los jurados. “Hay cosas preciosas, hay un equipo que desarrolló cómo llevar yerba al espacio, otro fabricó pasta de dientes para los astronautas, otros desarrollaron dispositivos para hacer ejercicio durante los viajes espaciales para mejorar el tema circulatorio”, ejemplificó a la diaria Magela Fuzatti, jefa del Departamento de Laboratorios Digitales de Plan Ceibal, el jueves, en la jornada de cierre del evento.

Una de las novedades que tuvo la edición de este año es que se presentó a Uruguay como la próxima sede del Open FIRST Lego League; será la primera vez que la competencia se traslade a un país latinoamericano. Según comentó Fuzatti, la opción de la organización por Uruguay se debe a que Ceibal ha ayudado a varios países a impulsar este tipo de competencias. En mayo de 2019 cerca de 80 equipos de distintas partes del mundo estarán en Montevideo mostrando sus proyectos de robótica.

La competencia estuvo dividida en varias categorías: robótica, programación y videojuegos, generación de apps (presentan desarrollos de software o videojuegos con fines educativos) y FIRST Lego League (FLL). Esta última categoría es parte de un concurso mundial de robótica y los ganadores de la olimpíada clasificaron a la competencia internacional. Este año se incorporaron tres nuevas opciones de participación: FLL Junior, para escolares de seis a 11 años que diseñan una maqueta hecha con piezas Lego; las placas programables, para trabajar con las placas micro:bit; y los drones con un desafío para estudiantes de enseñanza primaria y media.

Miguel Brechner, presidente de Plan Ceibal, comentó a la diaria que esta edición de las olimpíadas lo dejó “sorprendido por la variedad de proyectos”. “El año pasado tuvimos 98 grupos de pensamiento computacional en Primaria, este año tenemos casi 500 y el año que viene, si todo sale bien, vamos a tener 1.500. De todas formas, todo esto es producto de que ellos encuentren un problema para resolver, lo estudien y lo analicen transversalmente. Esto no es robótica por robótica, es una forma de entender un problema y analizarlo para la vida”, añadió.

Medallero espacial

Los tres primeros premios de la competencia de FLL serán los representantes uruguayos en competencias en el exterior. El primer premio fue para los Mig-botics, del liceo de Migues. Tamara, una de las integrantes del equipo, explicó a la diaria que el proyecto científico consiste en crear una memoria externa con terapias pregrabadas para ayudar a los astronautas con los problemas psicológicos que surgen cuando se encuentran en el espacio. El segundo premio fue para Guaracatá, del liceo rural Toscas de Caraguatá, que idearon un simulador de la Tierra para que los astronautas puedan realizar trabajo físico y psicológico, actividades de tiempo libre y recreación. El tercer lugar fue para CreativeTechno, del liceo 1 de Atlántida, que realizaron un robot de compañía para los astronautas.

Los proyectos fueron muchos y los estudiantes explicaban con entusiasmo en qué consistían. Los más pequeños se lucieron con trajes espaciales para defender sus proyectos de la Misión Luna. Los Miniastronautas llegaron desde la escuela 1 de Salto; Santiago, que está en quinto año, explicó a la diaria sobre su misión: “Nuestro proyecto era conseguir agua. Investigamos y sabemos que en la luna hay agua congelada en los polos; entonces armamos un robot para extraer esa agua y llevarla a nuestra base, donde la descongelan y la conservan en estado líquido”. Los chicos de 1ºA de la escuela 116 de Tala hicieron una base lunar con una particularidad: tenía un hámster. “Está girando en la ruedita y eso da energía”, explicaron, y además elaboraron otras partes de la base, como el biodigestor: “Eso hace que la materia fecal se quede sin oxígeno y encerrada, con las bacterias se va haciendo gas metano que por un tubito va a ir al tanque de gas. Esto fue lo más difícil de armar”, detallaron.

En la categoría de robótica, los Maragatos, de la escuela 50 de San José, realizaron el prototipo de un dispositivo que flotaba en el agua y que mediante sensores detectaba la basura, y los chicos de la escuela 86 de Artigas crearon una estrategia para que las luces de las calles se apaguen cuando nadie las esté usando. En la categoría de placas programables, la gran mayoría de los participantes imaginaron cómo podría ser aterrizar en otro planeta y buscar evidencia de que sea apto para la vida. Por ejemplo, los niños de la escuela 18 de Flores, crearon un robot con piezas de autos de juguetes que, por medio de sensores, podría medir la temperatura y la luz en el planeta en el que aterrizara.