El mundo está lleno de locas pasiones. Hasta el día de hoy existen personas enfrentadas porque creen en versiones ligeramente diferentes de un ser omnipotente creador del universo: sin hijos, padre de un hijo único, alérgico a los dibujos de su profeta. Ni que hablar de aquellos cuyos ánimos están atados al buen o mal desempeño de 11 ciudadanos que no conoce en persona y que se enfrentan a otros 11 ciudadanos cada fin de semana.

Después están aquellos apasionados por películas, series de televisión, historietas, libros u otras creaciones, que manifiestan ese amor en las redes sociales, consumen parafernalia y utilizan indumentaria alusiva. La gente los llama nerds, aunque esa palabra suele representar a los cerebritos que terminan fundando una compañía de computación y volviéndose millonarios. Llamémoslos geeks, frikis o ñoños. Por suerte, estos apelativos han dejado de ser despectivos, y un día descubrimos que todos tenemos alguna pasión.

No es casualidad que ese (“Todos somos fans de algo”) sea el eslogan de una compañía de juguetes y artículos coleccionables cuyos productos dan la vuelta al globo y que cuenta con una de las mayores carteras de licencias, que incluyen películas, series de televisión, historietas, libros y otras creaciones. Si usted tiene ventanas en el táper en el que vive, seguramente habrá visto productos de la compañía Funko, en especial su famosa línea Funko Pop!.

Creada en 1998, cambiada de manos en 2004 y ocupando un lugar destacado en la cultura “pop” desde el lanzamiento de la línea homónima en 2010, su historia no se aleja mucho de la de otros emprendimientos que comenzaron en el garaje de una casa, luego en un pequeño galpón rentado y más tarde inaugurando locales comerciales. Eso no impidió que Netflix acabe de estrenar Making Fun: The Story of Funko, que sigue los pasos de la loca idea de Mike Becker, continuada por Brian Mariotti hasta nuestros días.

Este documental no pretende evangelizar a aquellos que jamás colocarían un “macaco” sobre su repisa, ni mucho menos a los coleccionistas que no toleran la homogeneidad de los horripilantes macacos cabezones y de ojos negros. Making Fun es una celebración del amor de los fun-áticos por los adorables macacos cabezones y de ojos negros... que de paso funciona como una publicidad de 100 minutos de la compañía.

Lo más interesante pasa por los primeros años, en los que Becker decidió fabricar bobbleheads, esos muñecos cuyas cabezas se mueven ante el menor movimiento, como los perritos de los taxis. Funko apostó en un primer momento a personajes del pasado por dos sencillas razones: el factor nostálgico y que salía mucho más barato obtener los derechos.

Las simpáticas imágenes de archivo acompañan al pequeño grupito de trabajadores, que se encuentra frente a frente con una masa cada vez mayor de seguidores, incluyendo coleccionistas, completistas y acumuladores. Uno no elige a sus fans.

David Romero, guionista y director, recorre con humor y sin cinismo las vidas y las casas de varios clientes de la empresa. Comienza por aquellos que atesoran los bobbleheads originales, luego sigue con quienes llegaron gracias a los Pop!, y para dar cuenta de la importancia mediática, entrevista a famosos que tienen su costado ñoño. Por allí pasan de Alice Cooper a Lou Ferrigno, de Kevin Smith a Kirk Hammett.

Todos (conocidos y anónimos) coinciden en señalar la importancia de volver a sentirse como cuando eran niños. Muchos recuperaron aquellos juguetes que sus madres tiraron o regalaron en la adolescencia, mientras que otros encontraron en las nuevas figuras de vinilo algo que les recuerda lo que en algunos casos fue el mejor momento de sus vidas. Las nuevas generaciones, por su parte, suelen comenzar el coleccionismo desde la infancia y nunca se detienen.

De la fabricación se habla poco, confirmando la frase con que fue anunciado el documental: “Venga por los juguetes, quédese por la gente”. Así que si los entusiasma ver largas filas de personas esperando para entrar a la tienda Funko en la San Diego Comic-Con, o la recién inaugurada Funko Store, o se emocionan cuando un fanático conoce a uno de sus ídolos, esta historia es para ustedes. En caso contrario, seguramente encontraremos algo más para recomendarles.

[Disclaimer: el autor de esta nota tiene más de 70 modelos de Funko Pop! decorando sus estanterías, incluyendo personajes de Doctor Who, Westworld, Saturday Night Live, El Pato Darkwing, Rick and Morty, Bojack Horseman y, por supuesto, DC Comics.]

Algo más para recomendarles

Quizás estén buscando un enfoque menos corporativo de la industria de los juguetes; pues Netflix también tiene algo para ustedes y se llama The Toys That Made Us. Se trata de dos temporadas de cuatro episodios cada una, de unos 45 minutos de extensión, que recorren la historia de algunas de las líneas de juguetes más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Así podremos conocer cómo se hicieron los primeros macaquitos de Star Wars, el origen de He-Man y los amos del universo o la evolución de los muñecos de G. I. Joe. También habrá tiempo para Barbie, Star Trek, Transformers, Hello Kitty y Lego. Coleccionalos todos.