Las mujeres son mayoría en todas las áreas de estudio en la educación media y terciaria, salvo en las de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (conjunto conocido como STEM, por sus siglas en inglés). En esa área los números descienden dramáticamente en comparación con el género masculino. En la opción físico-matemática (ingeniería) de sexto año de bachillerato, sólo 34% de las alumnas son mujeres, mientras que en la Facultad de Ingeniería (Fing) de la Universidad de la República (Udelar) representan alrededor de 20% del total. Estas cifras se presentaron el jueves en una mesa de diálogo sobre educación en las áreas STEM, en la que participaron autoridades que representan todo el recorrido educativo, desde la primera infancia a la universidad.

El conversatorio fue parte de una serie de actividades que organiza un grupo de docentes de la Udelar en el marco del proyecto Derribando barreras: por más mujeres en las áreas STEM, de la Facultad de Ciencias Sociales y de Ingeniería. Según explicó a la diaria Natalia Moreira, una de las docentes involucradas, el objetivo de la actividad era “analizar cómo es la trayectoria que realizan las niñas desde la educación primaria para llegar finalmente a las facultades”. Señaló que el proyecto busca “poner el tema sobre la mesa. Muchas veces se ve invisibilizado porque hay muchas mujeres en la universidad, entonces nadie llega a la interna de lo que pasa en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, donde hay muy pocas mujeres”.

En la actividad participaron Irupé Buzzetti, directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP); Ana Olivera, directora general del Consejo de Educación Secundaria (CES); y Margarita Luaces, representante del Consejo Directivo Central (Codicen). Por el Ministerio de Educación y Cultura estuvo Rosita Angelo, directora de Educación, mientras que en nombre de la Udelar hablaron la decana de la Fing, María Simon, y el director del Instituto de Computación de esa institución, Héctor Cancela.

Todos coincidieron en que la elección de una carrera sobre otra no depende sólo del sistema educativo, sino que son ideas instaladas en la sociedad. Quien lo explicitó fue Luaces, que a su turno marcó: “No puedo concordar con la idea de que la educación parecería ser la causa del alejamiento de las mujeres en las áreas STEM a juzgar sólo por dónde terminan en la educación terciaria”. Agregó: “Tiene que ver con cómo nos percibimos; si la educación tiene algo para hacer, es ayudar a deconstruir los estereotipos [que dividen profesiones masculinas de femeninas] desde las prácticas”.

Entre las barreras sociales que se mencionaron, Cancela destacó la construcción de los estereotipos sobre las actividades que las mujeres deberían hacer o no y, relacionado a esto, también se habló de la autopercepción, de lo que cada uno piensa que puede hacer. Otro elemento puesto sobre la mesa fue la falta de experiencia temprana de las niñas con la tecnología, y sobre este punto marcaron que esto se nota en aspectos como la elección de juguetes para niños y niñas.

Otra coincidencia entre los expositores –y parte del público– fue identificar que una de las razones por las que mujeres no optan por facultades de esas áreas es que la primera elección la hacen mucho antes de empezar el ciclo universitario. Al finalizar cuarto año de secundaria, los estudiantes pueden optar entre las cuatro orientaciones (biológico, humanístico, científico y artístico) y luego, al terminar quinto, elegir entre diversificaciones de cada bachillerato. Dependiendo de esas decisiones, habrá facultades en las que se podrán anotar y otras en las que no. Las autoridades concuerdan en que eso “es una limitación” en general, y que se podrían considerar mecanismos de flexibilización.

Particularmente, Simon comentó que en la carrera de Ingeniería Forestal, para la que no es excluyente haber optado por ingeniería en bachillerato, hay mayor presencia de mujeres. Además reflexionó: “No les estamos dando a elegir en el momento oportuno o no les estamos dando a elegir del todo bien; porque determinamos mucho en un punto de la educación media pero en la universidad, completando 80 créditos de cualquier carrera, se puede ingresar a cualquier otra. Estamos diversificando la ruta para después volverla a juntar. Capaz que eso hay que pensarlo mejor en el sistema”.

No culpes a la escuela

Tanto Luaces como Buzzetti coincidieron en que “la escuela no divide las actividades entre niñas y niños”, y, por su parte, Olivera comentó que tampoco lo hace el liceo. Hicieron hincapié en la idea de que la baja participación de mujeres en áreas STEM se debe a una situación de la sociedad más que de las instituciones, y remarcaron las acciones que se hacen en los distintos niveles para eliminar la desigualdad entre varones y mujeres. La directora de Secundaria señaló que el objetivo está puesto en “habilitar ofertas inclusivas para generar el derecho a la educación real”. Comentó que “se busca aumentar el tiempo pedagógico con los convenios interinstitucionales y en los proyectos por área”, y destacó como exitosos los liderados por la Inspección de Astronomía y los que trabajan con Tecnología y Robótica. También indicó como positivo los esfuerzos del CES junto a otras instituciones, como Plan Ceibal.

Tanto Olivera como Angelo recalcaron la participación paritaria que tienen los clubes de ciencia, que funcionan no sólo como motor de igualdad entre compañeros sino también como primer acercamiento a las áreas científicas mediante proyectos y por fuera del ámbito de clase.

Buzzetti, por otra parte, aseguró que hay “un antes y un después de la incorporación de Ceibal en las escuelas”, y sobre esto hizo una precisión: “El cambio real no fue tanto en 2006 sino en 2010, cuando nos dimos cuenta de que no bastaba con el ingreso de tecnología; había que sumarle a una computadora por niño cierta pedagogía y didáctica que acompañara este proceso”. Comentó que el ingreso de la Red Global de Aprendizajes permitió a los docentes uruguayos conectarse con colegas de distintas partes del mundo, y auguró avances a futuro: “El después no lo sabemos, recién estamos viendo indicios. Toda la escuela trabaja en tecnología, en pensamiento computacional, y creo que estos estímulos son necesarios para el cambio”.