A mediados del año pasado, un simpático grupo de superhéroes adolescentes conquistó los corazones del público cinematográfico. ¡Jóvenes Titanes en acción! La película, con su animación colorida y sus diseños “ultradeformes” que venían de la serie televisiva, tomó de punto al género superheroico y a toda la industria del entretenimiento. Pocos meses después, cuatro de los cinco integrantes del supergrupo (Robin, Starfire, Raven y Beast Boy) debutaron en una serie con actores de carne, hueso y un poco de imágenes generadas por computadora. Y es difícil encontrar dos productos tan distintos con los mismos personajes desde que Tim Burton dejó la silla de director a Joel Schumacher en la saga de Batman.

¿Cómo se explica semejante cambio? Para entenderlo es necesario hablar de DC Universe, el servicio de streaming y cómics digitales de DC Comics. Allí los suscriptores pueden acceder a una gran variedad de películas y series protagonizadas por personajes de la editorial, desde Batman: la serie animada, de los años 90, a las cuatro películas en las que Christopher Reeve interpretó a Superman entre 1978 y 1987. Pero, como ocurre también con Netflix, parece necesaria la inclusión de contenido original para conquistar a los interesados.

La primera serie en debutar en el servicio fue Titanes, con 11 episodios emitidos entre octubre y diciembre. Como DC Universe sólo está disponible en Estados Unidos, luego de su emisión se incluyó en el catálogo de Netflix en numerosos mercados alrededor del mundo, incluyendo América Latina.

En este contexto, el de un servicio de streaming pensado para simpatizantes e hinchas de la mencionada editorial de cómics, surge esta serie a medio camino entre las supertelenovelas del Arrowverso (Arrow, The Flash, Supergirl) y la acción urbana de las producciones de Marvel/Netflix (Daredevil, Jessica Jones, The Punisher).

Titans for Teens

Desde su primer adelanto, en el que Robin deslizaba un durísimo “fuck Batman”, quedaba claro que su público objetivo no serían los niños. Aunque los responsables de la serie evitan la sobredosis de insultos y violencia que tuvieron las dos entregas fílmicas de Deadpool, sí abunda la sangre digital que salpica por los aires, recordando a Watchmen (2009) de Zack Snyder.

Robin es el más violento de los protagonistas, aunque tiene motivos dentro de la historia para serlo. En este universo Batman es presentado como un hombre obsesionado con castigar a los criminales, por lo que el ya-no-tan-joven maravilla ha huido de su sombra, mas no del adiestramiento casi militar que recibió de él en Gotham City. Su vida como detective de la Policía de Detroit se verá sacudida con la llegada de una muchacha con extraños poderes.

Esta primera temporada gira alrededor de Rachel (la superheroína Raven), cuyos poderes la ponen en la mira de una organización relacionada con su misterioso padre. En su búsqueda también está la amnésica Kory (la alienígena Starfire), que no tiene idea de por qué la busca. El cuarto integrante es Gar (Beast Boy, el Chico Bestia), quien tiene el poder de transformarse en un tigre verde (que aun de ese color es más realista que el de Mowgli: relatos del Libro de la selva).

De los cuatro, Robin (interpretado por Brenton Thwaites) es el que tiene los mejores momentos y quien encarna a la perfección el rol de “líder de un grupo de superhéroes”. La actuación de Anna Diop como Kory es la más destacable, mientras que a la joven Teagan Croft le cuesta un poco escapar de su papel de emo del infierno, y Ryan Potter, el Chico Bestia, no tiene mucho para hacer en esta temporada.

Súper producción

Un aspecto que marca el ritmo de esta historia es que originalmente fue emitida a razón de un episodio por semana. Esto obligó a los guionistas a que cada unidad pudiera ser disfrutada en forma independiente, a diferencia de otros productos que están pensados para el atracón televisivo y terminan estirando el segundo acto hasta la eternidad.

Dicho esto, Titanes no estira, pero es impresionante cómo se va por las ramas. Los episodios impares suelen ahondar en el misterio de la paternidad de Rachel y en el origen de Kory (cosas que los comiqueros conocen de antemano), mientras que los pares son utilizados para presentarnos a otros paladines de la justicia. Algunos de estos logran que la trama avance, y otros parecen ser pilotos encubiertos para futuras series. A propósito de esto, la serie Doom Patrol –que copa uno de los primeros episodios de Titanes– se estrena el 15 de febrero en Estados Unidos.

En cuanto a la acción, también está a medio camino entre las coreografías con cámara giratoria de la serie Arrow y la brutalidad en los pasillos de Daredevil. En ocasiones los creadores prefieren sugerir en lugar que mostrar, aunque esto probablemente se deba a motivos presupuestales. No me miren así: lo hizo Juego de tronos en su primera temporada, cuando Tyrion era noqueado al comienzo de la Batalla del Forca Verde y más adelante le contaban lo espectacular que había sido todo.

Bativaticinio

Titanes abraza los clichés del género superheroico sin avergonzarse, justifica parcialmente la violencia excesiva y hace creer en la existencia de universo poblado de seres poderosos, pero su tendencia a desviarse de la trama principal y el final de temporada anticlimático podrían despertar en más de uno los deseos de convertirse en supervillano.