En el imaginario social hay una percepción de los jóvenes como individualistas, egoístas y poco activos con respecto a la militancia. Sin embargo, una jovencita sueca de 16 años apareció para demostrar que el compromiso no está perdido; su nombre es Greta Thunberg. Ella se plantó frente al Parlamento sueco con tan sólo una pancarta que decía “huelga escolar por el clima” y folletos caseros con información sobre los efectos del cambio climático. Continuó con esta práctica durante 20 días, hasta que en su país llegaron las elecciones; luego, anunció que sus protestas tendrían lugar todos los viernes.

Al principio nadie se percató de su presencia, pero poco a poco más personas fueron sumándose a su causa. Así comenzó el movimiento internacional Fridays for Future o Viernes por el Futuro. Su líder tiene cualidades que la hacen muy especial. A los 11 años fue diagnosticada con Asperger; como explicó en una entrevista con la cadena sueca SVT, “padecer este mal hace que vea el mundo de otra forma, o blanco o negro, y eso incluye la cuestión del clima”. Convirtiendo este aspecto en fortaleza, logró presentarse en varias instancias internacionales de discusión y su nombre fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz.

Este movimiento tiene una organización vertical; se establece un referente, así como coordinadores nacionales y delegados departamentales. El debate tiene un papel esencial, pues es la herramienta que permitió establecer y delimitar las características del grupo. Se promueve que sea pacífico, sin fines de lucro y que no dañe las propiedades públicas o privadas. En las concentraciones o actos públicos, destaca que se debe estar en pleno estado de conciencia, sin haber consumido drogas.

Martín Ettlin ha sido pionero en iniciar esta revolución en Uruguay, a comienzos de febrero. Tiene 16 años y vive en Colonia. Al principio él también estaba solo, pero con el paso del tiempo jóvenes de diferentes edades y departamentos se han involucrado en esta lucha para frenar el cambio climático. Es el caso de Manuela Servetto, estudiante de primer año de Medicina, y de Ariana Palombos, que está cursando su último año de liceo. Ellos proponen como sus principales herramientas la unión y la participación activa; todos los viernes hacen concentraciones en diferentes puntos de encuentro. “Lo de que Uruguay es un país pequeño y no tiene mucha posibilidad de cambio deja por fuera la visión de que todo aporte, aunque sea mínimo, tiene valor”, explica Ariana.

¿Cómo empezó su interés por las temáticas medioambientales?

Martín Ettlin (ME): De chico ya me interesaba mucho, participaba en actividades como jornadas de limpieza. En febrero de este año me enteré por redes sociales del movimiento y la movida en Europa. Les escribí para traerlo a Uruguay y pude contactarme. A partir de entonces hice la cuenta de Instagram y el grupo. Manu fue una de las primeras en entrar también. Fijamos una primera movilización para el 15 de marzo en el Palacio Legislativo. Esperábamos 20 personas como mucho; resulta que al final fueron más o menos 400. Te imaginás lo alegre que nos pone que la gente demuestre apoyo.

Manuela Servetto (MS): Cuando era chica me preocupaba mucho por todo. Me puse a investigar sobre el tema del agua, le preguntaba a mi papá, mi mamá, mi maestra. Después de un tiempo empecé a olvidarme, pero hace poco, en febrero, me apareció en Instagram la página de Fridays en Uruguay y empecé a ayudar a Martín. Me ofreció entrar al grupo. Entonces éramos poquitos todavía, la mayoría estaba en Colonia, y yo era la única en Montevideo.

Ariana Palombos (AP): Siempre me preocupó mucho el ambiente. Se me daba retar a los adultos diciéndoles: ‘¿Cómo vas a tirar eso al piso, cómo vas a contaminar?’. Siempre fui muy curiosa, de estar investigando. Últimamente hay mucha información en internet, y me di cuenta de que todos podemos hacer algo. Desde mi lado, ya era vegana desde hace un montón, y uno de los motivos para hacerlo era el impacto ambiental de la alimentación. Seguía cambiando hábitos en mí, pero me empecé a cuestionar que tenía que hacer otras cosas, algo para que lo hiciera más gente. Con una sola persona no alcanza. Empecé a buscar unirme a algo para poder transmitir esto a más gente. Los encontré a ellos hace unos meses y me pareció que encajaba muchísimo conmigo, con mi forma de ser.

¿Cómo es el contacto con el movimiento internacional?

ME: En un principio nosotros hablamos con Janine O’Keeffe, que es sueca y acompañó a Greta desde un principio. Ellas a fin de año viajan a Chile, a la conferencia de Naciones Unidas por el cambio climático. Para nosotros es muy importante que venga a Uruguay o poder ir.

MS: También hay un grupo internacional de Whatsapp, y cada tanto se hace una reunión por la plataforma Discord. Se elabora un protocolo sobre de lo que se va a hablar en cada reunión, y comienza el debate. Se habla en inglés, por eso para nosotros es más complicado seguirles el ritmo.

“[Greta Thunberg] se animó a hacer el cambio y tiene esa particularidad de que ve el mundo de otra forma. Fue la promotora de que todos nosotros nos uniéramos a este movimiento”

¿Cuántas personas forman parte del grupo en Uruguay?

MS: Actualmente somos 13 personas en Montevideo. Estamos viendo la posibilidad de descentralizarlo, para que más gente pueda participar. Muchas personas nos mandan mensajes por redes sociales queriendo formar parte, pero se les dificulta venir a Montevideo. Buscamos que cada departamento pueda tener su grupo. Actualmente estamos en Treinta y Tres, Maldonado, Colonia, Canelones, Minas. Exigimos que por lo menos haya dos o tres personas en cada grupo, pero también entendemos que cada cual va a su ritmo, juntando gente de su propia zona.

¿Conocieron primero a Greta o al movimiento?

AP: Yo conocí el movimiento por Greta y a Greta por el movimiento. Es prácticamente lo mismo. La primera vez que la escuché me ericé y se me caían las lágrimas, porque pensaba que alguien había logrado decirle a todo el mundo lo que pensamos, lo que está pasando. Eso es lo que hay que hacer y todo el mundo tiene miedo, pero es necesario. Todos podemos.

MS: Yo los conocí más o menos al mismo tiempo. Es difícil separar Fridays de Greta. La primera vez que la escuché me emocionó y supe que tenía razón. Se precisaba alguien así para arrancar. Todavía es un tabú hablar sobre el clima; cuando ella salió y lo dijo fue como: ‘¡Por fin alguien habla!’.

¿Piensan que las características que tiene Greta traen otra óptica a los movimientos ambientalistas?

MS: Ella se animó a hacer el cambio y tiene esa particularidad de que ve el mundo de otra forma. Fue la promotora de que todos nosotros nos uniéramos a este movimiento. Ve todo desde una manera más práctica, real. Logró tocar a los jóvenes, que somos los que debemos estar interesados. Nosotros nos enojamos, nos cansamos de ver que no se está haciendo nada. La gente se queja y no hace nada, y nosotros llegamos para decir ‘basta’.

Movilización de la plataforma ecologista global Fridays For Future, en el Palacio Legislativo (archivo, mayo
de 2019). Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

Movilización de la plataforma ecologista global Fridays For Future, en el Palacio Legislativo (archivo, mayo de 2019). Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

¿Por qué es necesario que el movimiento no esté alineado con ningún partido político?

AP: Nosotros estamos de acuerdo con que el movimiento sea apolítico. La cuestión es que el cambio tiene que venir ya. No nos unimos a ningún tipo de partido político; sabemos que si un partido nos une en sus propuestas es para su propio beneficio, para conseguir más poder, no porque le interese seguir nuestra visión. El cambio tiene que estar, las leyes tienen que estar, y el Estado se tiene que hacer responsable. El cambio climático es algo que está pasando ahora, y tenemos que adaptarnos y dejar de hacer daño. Lo de que Uruguay es un país pequeño y no tiene mucha posibilidad de cambio deja por fuera la visión de que todo aporte, aunque sea mínimo, tiene valor. Tenemos que cambiar esa mentalidad.

MS: Sin embargo, nos enfocamos en llegar al gobierno, a lo político, para que se apliquen leyes. Queremos tener visión de futuro, para adaptarnos a un nuevo mundo. Apoyamos a otros movimientos que tienen otras propuestas, como la alimentación sustentable, la limpieza; cada grupo tiene su línea.

El movimiento suele relacionarse con personas muy jóvenes, incluso niños. ¿Hay algún límite en la edad de los participantes?

MS: No es radical la división por edad. Acá no podemos tener eso en cuenta, somos pocos. A partir de que te puedas sentir responsable, que ya tengas conciencia, permitimos que te unas. Los integrantes tenemos de 16 hasta 24. Se han acercado niños; nos parece genial que protesten, pero los padres deben hacerse responsables también.

AP: Depende mucho de cada cultura y del país en que se desarrolle el movimiento. ¿Una persona con 14 años tendrá el conocimiento suficiente como para poder protestar por esto? Sí, lo puede tener, pero capaz que llega a tenerlo después, porque cada persona tiene sus tiempos y nosotros no podemos negarle a nadie entrar al grupo. No le podemos decir que no puede pertenecer; no tenemos derecho a decirle a alguien que no tiene derecho a protestar por algo que es de todos.

¿Qué rol tiene la ciencia dentro de Fridays?

AP: Nuestra base son las investigaciones científicas y lo que dicen los expertos. También cada uno tiene su postura. La ciencia puede crear métodos sustentables, favorables para el medioambiente, pero a su vez puede crear otros que lo destruyan completamente. Estamos de acuerdo en que es necesaria para seguir avanzando.

¿Piensan que el episodio de las cianobacterias en el verano generó mayor preocupación por los daños al ambiente?

MS: La gente se va a empezar a preocupar cuando tengamos las repercusiones enfrente y va a ser demasiado tarde. Tenemos la oportunidad ahora o, literalmente, nunca. Hace tiempo se venía advirtiendo que las cianobacterias iban a aparecer y nadie dio pelota, hasta que las tuvimos en la puerta de casa. Se llegó a un punto grave, que desaparezcan es difícil.

Si tuvieran la posibilidad de hacerles llegar un mensaje a los dirigentes políticos, ¿qué les dirían?

MS: La verdad es que no sabría ni por dónde arrancar. Estamos en elecciones y los políticos caen en estrategias como la de hablar sobre las cosas que hizo mal un partido. Deben ayudar a hacer entender a la población que el cambio climático es un problema serio, no podemos mirar a un costado y esperar que otro lo resuelva. Tenemos que juntarnos todos. El cambio climático tiene una fecha límite de tiempo y es igual de importante que otros temas, como la seguridad.

AP: Cualquier dirigente político que llegue al gobierno va a tener que hacer algo sí o sí. Primero se debe dejar de ocultar el tema, se debe dejar de mirar para un costado y hacer de cuenta que no existe. Está pasando, y el momento para hacer algo es ahora. Hay cosas que no son tan complicadas y que pueden ayudar. El movimiento en general pide declarar el estado de emergencia climática. En Uruguay esto es algo complejo de implementar, porque acá existe una regulación ambiental, pero que prácticamente no se está aplicando. Hay que partir de que en 11 años el planeta va a estar en un punto de no retorno, va a haber catástrofes espantosas. Hoy estás estudiando una carrera que te lleva un montón de tiempo, pero ¿en qué momento la vas a ejercer si no hay planeta?

ME: Queremos que nos escuchen y que estén abiertos a tener una reunión con nosotros para que conozcan nuestras propuestas. Por ejemplo, sobre la instalación de UPM 2. Vemos los cambios buenos que podría generar en la economía y la suma de empleos, pero las emisiones de carbono, los desechos que tiraría en el río y el tema del agua no se pueden dejar de lado.