“Son 25 años de mentiras y de impunidad. Tendrían que ver por qué los milicos lo cubrieron tanto. Pero ¿qué podemos decir? Si les mintieron a las madres de familiares de desaparecidos toda una vida, ¿no me van a mentir a mí, que soy una mujer anónima?”, dijo el sábado de tarde Norma, madre de Fernando Morroni, el joven que fue asesinado por la Policía en la noche del 24 de agosto de 1994, en los tristemente célebres hechos del hospital Filtro. La señora dijo que, como hace 25 años, seguirá reclamando no sólo por su hijo sino también por Roberto Facal, que fue asesinado esa noche pero, como no tiene familiares, no se puede “hacer mucho más que pedir justicia”.
Como todos los 24 de agosto desde aquella noche de 1994, el sábado hubo una concentración en el Obelisco para luego marchar por Bulevar Artigas hacia el Filtro. Hasta allí se arrimó Jorge Zabalza, ex dirigente del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Subrayó que lo del Filtro fue “represión en plena democracia”, con dos personas asesinadas por la Policía, y, desde entonces, no hubo “ninguna investigación, ni siquiera en los 15 años de gobiernos del Frente Amplio [FA]”. Agregó que “la primera preocupación que tendría que haber tenido” el Ministerio del Interior a cargo del FA debería haber sido “qué pasó aquella noche”. “Porque tal vez alguno de los jerarcas de la Policía de hoy en día haya estado implicado en las muertes de Morroni y de Facal. Entonces, mientras no haya justicia y no se sepa la verdad, seguiremos reclamando”, dijo Zabalza. Además, sostuvo que desde el FA no se ha hecho todo lo posible, porque “buscar la verdad y reclamar justicia significa confrontación”, y por eso “tampoco ha hecho demasiado, aunque algunas cosas hizo, con relación a los desaparecidos”.
El histórico dirigente tupamaro estuvo presente aquella noche, cuando una multitud marchó hacia el Filtro para mostrar su rechazo a la extradición de los tres vascos detenidos por ser parte de la organización ETA. Zabalza recordó cuando a las 17.00 de aquel día la caballería de la Republicana se lanzó “a sable pelado contra los estudiantes y las mujeres”, y también recordó “a los coches policiales tirando con escopetas”. Zabalza sostuvo que la noche anterior retiraron un ómnibus que tenía miguelitos, porque no se podía “afrontar un choque con la Policía habiendo mujeres, niños y muchos liceales”. “Recuerdo a una parejita de liceales. Cuando pasaron los patrulleros disparando, yo los tiré al suelo y ellos me dijeron: ‘Son balas de salva’. Les contesté ‘¡qué balas de salva!’ y les mostré la marca de un tiro en uno de los caños de la luminaria”, relató.
En la movilización del sábado también estaba Irma Leites, dirigente de Plenaria Memoria y Justicia, quien sostuvo que 25 años es “mucho tiempo” y que hay “demasiada impunidad”. Agregó que tanto el presidente de la República como el ministro del Interior de aquel momento, Luis Alberto Lacalle y Ángel María Gianola, respectivamente, son los “responsables políticos” de los hechos del Filtro, y ninguno de los dos “fue a juicio”. “Se siente la impotencia, pero también la resistencia. En realidad, la impunidad es una sola: es la que mantiene desaparecidos a nuestras compañeras y compañeros, víctimas del terrorismo de Estado”, afirmó. Por último, Leites mostró una foto de Waldemar Rosas Ruiz, “el que se jacta de haber asesinado a Fernando”. “Está viviendo en Durazno. ¿No se lo puede ir a buscar?”, preguntó.
María Eugenia, de 61 años, es vasca y cuando sucedió lo del Filtro estaba presa en un hospital, donde la habían operado de un cáncer de útero. El sábado también estaba en la marcha. Recordó que la detuvieron porque en su casa había tres miembros de un comando de ETA. La Policía los mató a los tres, y ella fue la única que salió viva de su casa. Aquel agosto de 1994, mientras estaba en el hospital custodiada por la Policía, miraba la televisión cuando se enteró de los sucesos del Filtro. “Me dio una gran fuerza. Fue una ventana a la esperanza por la solidaridad entre los pueblos, por el derecho de asilo y que no se nos torture”, señaló. En 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, por eso María Eugenia dijo que ahora luchan “políticamente” y quieren seguir adelante con sus ideas: “La autodeterminación del pueblo vasco y el socialismo”.
Claudio era amigo de Morroni y estaba el sábado en la marcha. También había concurrido el 24 de agosto de 1994. Recordó que habían ido hasta el Filtro otros días, pero esa noche “hubo corridas” y oyeron “disparos”. El grupo en el que estaban se dispersó. Empezaron a buscar a Fernando Morroni por su apellido, ya que en el lugar podría haber “miles de Fernandos”. No apareció. Luego llamaron por teléfono a distintos lugares y les dijeron que tenían que ir al hospital Policial. Fueron con Norma, que el sábado recordó aquello como “una noche negra, de locura, de preguntar y averiguar”. “Hasta que me dijeron que tenía que ir al Policial. Cuando fui, lo único que vi fue a mi hijo, que siempre andaba cantando, estudiaba y trabajaba, frío en una losa. No se lo deseo ni a mi peor enemigo”, finalizó.