Vivimos en una era en que la cultura pop se ha enriquecido por lo retro y la conmemoración constante. Esa arqueología del pasado inmediato nos legó, por ejemplo, este intempestivo regreso de Parchís.

“Parchís, chís, chís, Parchís, chís, chís” fue la tonada empleada para comenzar con el revivalismo. Y el documental de Netflix dirigido por Daniel Arasanz y producido por Inedit Producciones rescata los años luminosos (y algunas oscuridades) del grupo juvenil español: su conformación, su popularidad indómita, sus giras, algunas rencillas, el rol de los padres y el devenir mágico, sacrificado e insólito de aquel convoy de niños artistas.

De ese elenco que operó entre 1979 y 1985, que grabó innumerables discos y filmó unas siete películas (tres de ellas en Mar del Plata, Argentina), la actriz Yolanda Ventura es –junto a Tino Fernández– la más popular y recordada de todas.

Emplazada en México desde hace años, Ventura recuerda con cariño los años de Parchís y viene de destacarse como actriz exclusiva de Televisa y de protagonizar durante siete años la obra teatral Monólogos de la vagina.

“Esa obra me reconcilió con mi cuerpo de una manera brutal, porque ahí se hace un paralelo entre el corazón y la vagina”, dice. Contra todo tipo de prejuicios, esa libertad le permitió, también, convertirse en tapa de la revista Playboy. “Tenemos problemas con que nuestros hijos vean cuerpos desnudos, pero no los tenemos con que vean violencia, matanzas y todo eso que está mal en el mundo”, reconoce la actriz nacida en Barcelona.

Por estos días, aprovechando el envión otorgado por Parchís: el documental, Ventura prepara, junto a otros personajes de los 80, un proyecto llamado Gira Tour Pop & Rock, en el que rescatarán canciones de la época. De esa aventura que apelará a la nostalgia participarán Gemma, Tino y Frank de Parchís, René de Menudo, Ilse y Mimi de Flans y Diego y Alex de Timbiriche. Por el momento, se presentarán en México a finales de setiembre, pero debido al movimiento en redes sociales ya están planeando una gira por Sudamérica.

“Lo retro está de moda”, desliza la recordadísima Ficha Amarilla en Parchís. “El éxito que tuvo Parchís es imposible que lo vuelva a vivir en mi vida, y lo digo muy feliz”.

Netflix lanzó un documental sobre Parchís y parece que la nostalgia sobre esos años todavía está en el aire. ¿Por qué pensás que el fenómeno sigue aún vigente?

El documental está muy bueno. Creo que el director fue muy atinado en crear algo verdadero, pero no tan morboso y a la vez muy nostálgico. Eso nos conecta con nuestra niñez, cuando no teníamos problemas económicos, con una época feliz. Tiene que ver con los recuerdos, con los olores, con los sabores, con las canciones, y creo que a la gente le gusta recordar lo que fuimos, cómo vivíamos en esa época.

¿Qué te pasó cuando te sentaste a ver el documental?

La verdad es que fue muy duro. Es un proyecto de muchos años, ha costado muchísimo y tiene un final fantástico porque llega a estar en una de las plataformas más importantes del momento. En un principio nadie apostó por él. La gente de Inedit se contactó con la televisión española, que en ese momento tenía la gran mayoría de los derechos de Parchís, para que no entrara por el lado del dinero, sino que prestara las imágenes. Imagínense que un minuto de imagen cuesta 3.000 euros. Creo que las únicas imágenes gratuitas son las de Argentina; ni México ni España prestaron las imágenes y por lo tanto tardó años. Se hizo gracias a los fans, porque se financió por medio de un sitio que aceptaba donaciones.

¿Por qué decís que fue muy duro?

Porque de adulto te das cuenta de que, independientemente de que fue maravilloso y valió la pena, fue muy fuerte. Trabajábamos mucho, nos robaron mucho, nos divertimos mucho, hubiera sido mucho peor si no nos hubieran cuidado. Es ahí cuando nos vemos como niños y te das idea de lo complicada que fue la infancia. Creo que somos unos sobrevivientes. Al fin y al cabo, el resultado fue bueno y hoy estamos felices y juntos de nuevo, pero podría no haber sido así.

En el documental se menciona el estigma sobre los niños actores y cómo su luz se apaga cuando van envejeciendo. ¿Sufriste ese prejuicio en tu carrera de adulta?

Sí, por supuesto; por un lado fue “fácil” que me contrataran, porque la verdad es que yo elegí el camino del esfuerzo. Hoy, con casi 51 años, puedo decir que mi carrera está basada en el esfuerzo, en hacer castings, y porque lo que he querido conseguir fue como actriz, no como famosa de Parchís. Pero en un principio fue muy difícil entrar en el mundo del teatro, que era lo que me interesaba. Me he tenido que buscar la vida, no fue fácil.

¿Anhelás trascender de esa misma manera pero con nuevos proyectos?

No, esa parte en mí está cubierta. Me encantaría que el tour Pop & Rock sea un éxito, porque somos muchas las personas involucradas, y me gustaría llegar a Argentina, Perú, Uruguay; eso sería significado de éxito, pero no porque anhele la fama de nuevo. Siempre lo he dicho: a mí las alfombras, la fama, firmar autógrafos, que me persigan y todo eso no me gusta. Hay muchas personas que entran a ser actores y a ser cantantes porque lo que quieren es ser famosos. A mí me gusta el trabajo duro.