A fines de 2018, luego de más de un cuarto de siglo, La Abuela Coca dio por terminada su carrera, siempre al servicio del rock mestizo. Alfredo Chole Gianotti, cantante y líder de la banda, dice que no hubo mucha vuelta en los motivos para el fin: simplemente cada uno quería ir por su camino para experimentar su arte. “A veces está bueno renovarse”, agrega.
Hace pocas semanas Chole editó un nuevo disco solista, el segundo de su carrera, luego del editado en 2015, que lleva su apodo como título, pero en esta oportunidad, ante la ausencia La Abuela Coca, hubo un cambio al plantearse la composición de las canciones, según cuenta: “Tuve más libertad para incluir canciones que eran parecidas a las de la banda. En el primero me cuidé mucho para que no fuera una mezcla de La Abuela Coca o de El Congo. En el disco debut presenté a un artista nuevo y en este, ya que no estoy participando en ninguna de las dos bandas, dejé que saliera el estilo tuquero o de reggae roots”.
El disco se llama Solo cosas buenas, tiene una tapa color rojo furioso con el Sol en el centro y la Tierra alrededor, en sus cuatro posiciones más importantes. No en vano, adentro del álbum se puede leer: “Esta obra fue creada durante un ciclo solar, dos solsticios y dos equinoccios que influenciaron directamente el carácter de este segundo trabajo solista. Cada textura musical tiene la sensación térmica de las estaciones, compara el ciclo del tiempo con el ciclo de la vida y tiene como motivo transmitir un mensaje esperanzador”.
Cuando se le pregunta a Chole si se tomó muy a pecho eso a la hora de hacer el disco, contesta que “totalmente” y agrega que si se escucha el álbum en orden -como corresponde-, se podrá comprobar que empieza en verano, pasa al otoño y luego al invierno, para terminar de florecer en primavera, con la canción “Fiesta buena”; por eso se anima a catalogar el disco como “obra conceptual”. Además del nombre del álbum también hay una canción titulada “Solo cosas buenas”. Chole dice que los nombres de esas dos canciones son muy parecidos porque está “muy influenciado por el positivismo”, que lo lleva a revertir “situaciones negativas con pensamientos positivos”.
Entonces, en ese viaje sonoro y solar por el disco nos topamos con el primer tema, “Buscando tu amor”, un reggae optimista de pura cepa, y en el cuarto tema aparece “Veneno”, un pop-rock en el que el Chole despliega lo más cascado de su voz, que está influenciado por los gustos de su adolescencia, como Tom Petty y Andrés Calamaro, a quien escuchaba desde la época de Los Abuelos de la Nada. Dentro de la amplia paleta de colores mestiza encontramos “Sin plan de vuelo”, un ska-punk al mejor estilo Ska-P o Manu Chao, con una pegadiza melodía de vientos. “Ahí también dejo que mis influencias se puedan ver y escuchar”, acota Chole.
Por supuesto, Mano Negra, la banda de Manu Chao, es una de sus fuertes influencias. De hecho, en 1992, antes de que empezara La Abuela Coca, formando parte de Kongo Bongo (luego El Congo), le tocó abrir el famoso show de Mano Negra en la Estación Central de AFE en 1992, un espectáculo multifacético bautizado Cargo 92, junto con la compañía francesa de teatro callejero Royal de Luxe. “Fuimos parte de un montón de bandas que se influenciaron por eso y fuimos la punta del iceberg que nació en ese 1992. A mí me influenció directamente la energía del show, y no sólo la música sino también la gente del teatro: Cargo era un teatro de 360 grados, los actores estaban arriba, abajo y atrás tuyo”, cuenta Chole.
Pero no todo empezó con Mano Negra. El ex Abuela Coca dice que la banda de su despertar musical fue The Clash, a la que le coloca la cocarda de ser la primera en tocar rock mestizo. Además, de su adolescencia recuerda a Santana y Ruben Rada, todas influencias que trata que se vean reflejadas en su obra.
Si quieren hacer ese viaje mestizo, la oportunidad será hoy a las 20.30 en la explanada frente a la feria de artesanos en Barra de Valizas (Rocha), en el marco del programa Uruguay a Toda Costa del Ministerio de Turismo. La entrada es gratis, al igual que la salida.