Folha de São Paulo informó sobre una cifra creciente de “casos de muerte por enfermedad respiratoria no identificada” en Brasil. Es un toque de atención. Las cifras, esas tan idolatradas, no sólo deben ser claras y transparentes. Deben buscarse con un sentido político sanitario y un plan. Una estrategia consistente y multifactorial para enfrentar la crisis sanitaria, social y económica exige algo más que la metáfora del grifo o las perillas. Mucho menos la de la vuelta ciclista para amparar a los malla oro del capital y exonerarlos de aportar en esta crisis. Si hay una imagen que es necesario recuperar (incluso de su banalización) es la de red. Como dice Denisse Najmanovich: “Vivimos entramados; la metáfora de la guerra no es la adecuada. [El coronavirus] No es un invasor bárbaro”. Citando a Louis Pasteur, “hay microrganismos virulentos, pero la enfermedad es una relación entre virus y huésped en un terreno entramado que incluye las condiciones sociales en que vivimos y la naturaleza que hemos usado como recurso productivo y no como hábitat”. Construir redes es una oportunidad.

El Frente Amplio llevó sus propuestas al gobierno, incluida la de un acuerdo nacional para la emergencia. El PIT-CNT elevó las suyas. Bien, gracias. “Aquí el que gobierna soy yo”.

En el mundo se caen todos los dogmatismos. Señor presidente: ya que está leyendo a John Maynard Keynes, le convendría confiar más en una oposición leal. Es un socio más confiable. Hasta podría servirle de contrafuerte para contrarrestar la inestabilidad que le producen algunos de sus socios, que parecen estar más preocupados por su propio perfil que por su gobierno.

El doctor Miguel Ángel Asqueta expresó, sin ingenuidad y con crudeza, algo que, de admitirse, sólo debería ser una premisa de un escenario posible. Apenas un peldaño para una estrategia y un plan serio de regulación. No basta con decir que se trata de abrir y cerrar un grifo o de manejar perillas. Advertimos que, dicho como se dijo, la estrategia se parece más a la resignación a que la inmunización de rebaño (como se ha acuñado en una frase deshumanizada) resuelva el tema, que a una gestión de regulación responsable de todas las medidas. El señor presidente ha formado un comité de vigilancia de carácter técnico y político. Bien. Sería una oportunidad para incluir a todos y todas quienes puedan aportar. La exclusión, en esto, es un toque de arrogancia y no de grandeza.

Una estrategia consistente y multifactorial para enfrentar la crisis sanitaria, social y económica exige algo más que la metáfora del grifo o las perillas.

La tumba de los cracks: testeo comunitario

La Organización Mundial de la Salud decía hasta hace muy poco tiempo que el uso de mascarillas no era una medida preventiva. Acá se repitió como loros. Como me dijo un compañero: era de sentido común. Ahora, hay varios que afirman algo también razonable: no sabemos cuál es la prevalencia del contagio viral en la población. Sólo tenemos pruebas de personas con síntomas. Testeo clínico que introduce un sesgo. No hay testeo aleatorio de poblaciones, que sería lo deseable para ir regulando en serio. Quienes se reintegran a la actividad productiva o son sostén para todos los servicios, ¿no deberían tener algún tipo de testeo? La construcción volvió al trabajo: ¿no es oportuno hacer un muestreo? ¿Con los trabajadores del transporte? ¿Con los de la salud? Es probable que la logística sea compleja, máxime cuando los empresarios de la salud siguen haciendo cálculos y cobrando sueldos astronómicos sin aportes al Fondo Coronavirus. Pero si queremos regular responsablemente, es imperioso tener una rectoría firme en esto.

Fondo de solidaridad equitativo y renta básica

La metáfora usada por el señor presidente sobre la vuelta ciclista sólo ha demostrado que de surf sabe montones. Lo dijeron los que saben: el malla oro no es el que tira del pelotón. Son otros. Las rentas de capital y el sector financiero, un aporte verdadero del agro, no se pueden dejar para el sprint final mientras los rezagados y el pelotón siguen “tirando” en la carrera. Como siempre. Me extraña. ¡Es ahora!

La renta básica o salario de emergencia, como reclaman el PIT-CNT y el Frente Amplio, no es un acto de beneficencia para los rezagados. Es una inversión básica para sostener a los cuentapropistas o laburantes independientes que no están cubiertos por la seguridad social y de alguna manera sostienen los motores encendidos. Resulta mucho más práctico, sanitario y beneficioso establecer un salario básico de emergencia para todos los sectores populares, que garantice la sobrevivencia en tiempos de epidemia.

Fantasía

Esta crisis global nos enfrenta con nuestros miedos e incertidumbres. No hay soluciones únicas y probadas. Al mundo científico le cuesta reconocer los límites de su saber. El mundo político balbucea. Admitámoslo: no sabemos. La gran enseñanza será aceptar nuestros límites. En su globalización depredatoria e injusta. Creímos posible un desarrollo continuo y sin fin. De la mano del sacrosanto mercado violentamos y usamos la naturaleza sólo como recurso y no como hábitat. Nos creímos sus amos. Hemos sido incapaces de ser más iguales, de repartir mejor y de ser más humanos. El 1% de la población mundial acapara todo. Todo está entramado, desatamos los demonios y ahora no atinamos a abjurarlos. Es un reto. Para usar metáfora, nada mejor que refugiarnos en una imagen querible de nuestra infancia. Atempera un poco. Es de la película Fantasía, de Walt Disney, cuando Mickey anima magistralmente la obertura de Paul Dukas El aprendiz de brujo.

Milton Romani fue embajador ante la Organización de Estados Americanos y secretario general de la Junta Nacional de Drogas.