Garantizar la seguridad de quienes brindan información comprometida ha sido uno de los problemas clásicos de los periodistas. Los posibles informantes, que suelen ser personas cercanas a altos cargos de gobierno o empresas, deben evaluar el riesgo que corre su carrera, o su seguridad personal, si se llega a conocer que divulgaron documentos que perjudican a su entorno inmediato.

Garganta Profunda, la figura anónima el caso Watergate, popularizado en la película Todos los hombres del presidente, representa el caso de una filtración influyente en la que la identidad del informante fue exitosamente resguardada. Pero la película ilustra también los complejos mecanismos que deben transitar periodistas y fuentes comprometidas para construir una relación de confianza mutua.

Desde entonces, el desarrollo de internet ha abierto nuevas formas de contacto con el periodismo, y en los últimos años, el desarrollo de navegadores como TOR, que permiten trabajar anónimamente en la web, han aumentado las posibilidades de compartir información sin exponer datos personales.

En América Latina, México Leaks, una alianza de medios y organizaciones de la sociedad civil, fue la plataforma pionera en la utilización organizada de este tipo de herramientas para la recepción de denuncias de interés público. Su sitio web está diseñado para que fácilmente se envíe información de forma totalmente anónima, y que esta llegue a manos de periodistas que, tras verificarla, procederán a investigar.

Desde el próximo lunes, Uruguay contará con una versión local de esta iniciativa. Uruguay Leaks es un proyecto desarrollado por PODER, que ha expandido el modelo mexicano en la región, DATA y la diaria en el marco de la alianza Latam Leaks.

“UruguayLeaks, al igual que Wikileaks, se centra en el cuidado de la identidad de la persona alertadora, pero a diferencia de la plataforma de Julian Assange, verificará todas la informaciones recibidas y reportará estableciendo pasos para evitar que esas filtraciones causen perjuicios a terceros. Ese proceso se apoya en la práctica y los principios del periodismo; son medios quienes reciben la información, son periodistas acostumbrados a trabajar con fuentes quienes la procesan y queda a criterio de estos periodistas si se publica o no, bajo qué condiciones, en caso de que se haga, y si es necesario no publicar parte de la información para proteger a terceros o a la fuente. No es ‘recibo tal información y la hago pública’ sin importar las consecuencias”, dijo Daniel Carranza, de DATA.

El software GlobaLeaks, que también es utilizado en Chile, Guatemala y Perú, es el que permite los intercambios anónimos. “Soluciona tanto la lógica de seguridad y encriptación necesaria para cuidar la identidad de personas alertadoras como la lógica interna de roles entre distintas organizaciones aliadas. Por ejemplo, un rol de periodista puede acceder a la información enviada, pero no lo puede hacer un usuario de administración, reduciendo riesgos”, dijo Carranza.

Por su parte, Natalia Uval, de la diaria, reflexionó sobre el valor de la herramienta para la construcción democrática: “Vivimos una época de crisis en diversos aspectos de la vida pública y de la vida cotidiana. En particular, uno de los efectos de la pandemia de la covid-19 es que ha habilitado un mayor control de la población, en principio con objetivos sanitarios. Pero en otros países eso se ha aprovechado para legitimar prácticas autoritarias, que debilitan la democracia. Entre esas prácticas está negarles a los periodistas y a la población el acceso a la información. El secretismo y los obstáculos sin justificación en el acceso a la información pública son antidemocráticos, porque impiden el conocimiento por parte de la población de información que es central para sus vidas o para la formación de opinión sobre los asuntos públicos. Este tipo de plataformas contribuyen al intercambio seguro de información entre periodistas y fuentes, y el valor que tienen no es sólo su seguridad sino la posibilidad de que la población filtre información sin tener necesidad de tener un vínculo previo con los periodistas”.

“Se trata de prácticas colaborativas entre el periodismo tradicional y la ciudadanía. Contribuyen a la transparencia porque permiten evitar obstáculos que ponen las autoridades para el acceso a la información, muchas veces no justificados, por ejemplo, las prohibiciones genéricas de hablar con la prensa que pueden darse a nivel de ministerios y organismos públicos, o la prohibición genérica a los funcionarios públicos de compartir documentación con la prensa”, agregó.

“Pensamos que esta plataforma puede, en ese sentido, contribuir a una mayor transparencia para garantizar el acceso a información de interés público y posibilita una mayor vigilancia del poder político y económico”, dijo Uval, que será una de las encargadas de presentar la iniciativa junto con Carranza, Edison Lanza (relator especial para la Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos), Carolina Molla (del Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública), Alejandra Scampini (de PODER) y Mariana Cianelli, coeditora de la sección Política de la diaria. El evento tendrá lugar este lunes a las 19.00 en ladiaria.com.uy/vivo.

El sitio donde realizar las denuncias será uruguayleaks.uy.