El acuerdo para avanzar en un tratado de libre comercio (TLC) entre el bloque sudamericano y la Unión Europea (UE) se anunció con bombos y platillos, pero con el paso del tiempo empezaron a aparecer reparos de los principales gobiernos del viejo continente. En las últimas semanas, tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Emmanuel Macron, dieron a entender que la firma del acuerdo comercial está supeditada a que Brasil y el resto de los socios del Mercosur cambien sus políticas medioambientales. Días pasados se divulgaron fragmentos de una serie de mensajes sobre el tema intercambiados entre ambos mandatarios.

De Emmanuel Macron para Angela Merkel

Estimada señora canciller: Me alegra ver que nuestros dos países están alineados con respecto al tema del TLC con el Mercosur y el respeto a las normas medioambientales. Es fundamental que nuestros socios de la UE comprendan que la salud ambiental de la Tierra no puede quedar en manos de estos indígenas, puesto que su intelecto no les permite manejar un asunto tan importante.

De Angela Merkel para Emmanuel Macron

Estimado señor presidente: Debo confesarle que tengo algunos reparos con lo planteado en su mensaje. Al asumir que los indígenas en cuestión tienen un intelecto limitado, implícitamente está aceptando que tienen alma. Permítame recordarle que este asunto aún no ha sido dilucidado por la ciencia ni por la teología. Mal podríamos ayudar a los habitantes de la selva sudamericana si ni siquiera sabemos exactamente qué tipo de criaturas son.

De Emmanuel Macron para Angela Merkel

Estimada señora canciller: Luego de realizar algunas averiguaciones con científicos que trabajan para mi gobierno, me fue informado que efectivamente no está probado que los indígenas sudamericanos tengan alma. Le pido disculpas por no haber tenido esto en cuenta. Con respecto al tema que nos ocupa, estoy de acuerdo en que debemos ayudarlos a que no sigan incendiando la Amazonia. Quizás para ellos no haga demasiada diferencia, pero para el mundo civilizado sería altamente perjudicial tener que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero porque los subnormales que gobiernan los países del Mercosur siguen quemando los árboles que absorben el exceso de CO2.

De Angela Merkel para Emmanuel Macron

Estimado señor presidente: Me satisface comprobar que nos estamos entendiendo. Ahora que aclaramos estas divergencias, tenemos que centrarnos en la solución del problema. La amenaza de no firmar un TLC si no mejoran las políticas ambientales de los aborígenes sudamericanos es una medida efectiva a corto plazo, pero nada más. Tarde o temprano vamos a tener que cerrar el tratado. Quizás deberíamos empezar a considerar la posibilidad de impulsar un nuevo estilo de gobernanza para los países del Mercosur. Concretamente, estamos pensando en apoyar un gobierno de simios. Según nuestros científicos, estos animales son capaces de realizar tareas mucho más complejas de lo que se creía hasta ahora. Creo que es una oportunidad que deberíamos analizar.

De Emmanuel Macron para Angela Merkel

Estimada señora canciller: Claramente estamos mucho más en sintonía de lo que creíamos. Mi gobierno precisamente estaba elaborando un plan para fomentar la participación de delfines en los gobiernos del Mercosur. Como usted sabrá, también se trata de animales extremadamente inteligentes, y tienen la ventaja de que pueden hablar, por lo que la comunicación con ellos sería bastante más fluida.

De Angela Merkel para Emmanuel Macron

Estimado señor presidente: Luego de reunirme con mis asesores en materia de política internacional y un grupo de especialistas en comportamiento animal, llegamos a la conclusión de que su propuesta de crear un Partido de Delfines del Mercosur es la que más nos conviene. Además de las ventajas que usted enumeró, habría que agregarle la posibilidad de ensayar una estrategia para intervenir más activamente en la política de Estados Unidos en el futuro cercano.