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Las sedes de los tres poderes del Estado brasileño permanecieron esta semana con vidrios rotos, cuadros y estatuas destruidos, computadoras y muebles destrozados, luego de que fueran asaltadas el domingo por bolsonaristas que pretendían derrocar por la fuerza al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. La Policía todavía busca huellas dactilares y otras pruebas, y registra los daños causados en los edificios.
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