Un nuevo Día Internacional de los Trabajadores se conmemora este lunes, y en Uruguay el PIT-CNT convocó bajo la consigna “hoy como ayer la clase obrera no fallará. A 50 años de la heroica huelga general organizando la esperanza”. El acto se da en un complejo contexto para el movimiento sindical: aprobación de la reforma jubilatoria, implementación de la reforma educativa y previo a la décima ronda de consejos de salarios y la Rendición de Cuentas.

Este año se cumplen 40 años de la conformación del Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT), pero quizás el acontecimiento más importante son los 50 años de la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo que se dio en 1973, para enfrentar el golpe de Estado.

En Colonia, el plenario departamental convocó a todos los trabajadores a movilizarse en el acto principal en la explanada de la Intendencia de Colonia a partir de las 9.00, y hubo actos particulares en Carmelo y Juan Lacaze.

Acto del 1° de mayo en la explanada de la Intendencia de Colonia.

Acto del 1° de mayo en la explanada de la Intendencia de Colonia.

Foto: Ignacio Dotti

Un acto con historia local

El local en donde funcionó durante muchos años la Agremiación Obrera Textil (AOT), en Juan Lacaze, sigue siendo testigo de reuniones y encuentros de los trabajadores de la localidad sabalera. Es ahí donde el Plenario Intersindical de la ciudad sigue juntando a la clase trabajadora local para reunirse y “pensar a futuro”.

Esta fecha especial para los trabajadores locales recuerda la huelga que 53 trabajadores realizaron hace 50 años en la fábrica textil Campomar y Soulas, tras lo que fueron destituidos. Guillermo Chevalier, dirigente de la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), y José Antonio Rosa, delegado de base de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (UNTMRA), recibieron a la diaria en el local sindical, como referentes del plenario, con la experiencia de haber escuchado a compañeros “que debieron tomar decisiones mucho más jodidas”, como la de ocupar un lugar de trabajo hace 50 años, pero también con la intención “de construir y mirar con ojos de futuro”.

A seis años del cierre de las industrias emblemáticas Fanapel y Campomar y Soulas, los locales sindicales “perdieron su sentido de ser y los sindicatos su arma más importante”. Este pequeño espacio que “nos cedieron los compañeros es fundamental. Es un desafío para nosotros mantenerlo, cuidarlo, lograr que el trabajador se acerque”, comenzó Rosa. “Armamos el rincón de la memoria, tendremos muy pronto la instalación de la biblioteca sindical y popular, y seguiremos reivindicando la historia de este lugar, que es la voz de los trabajadores”, sostuvo Chevalier.

Sobre el acto de este lunes, el dirigente de AFUTU expresó que en Juan Lacaze “tenemos muy arraigado la realización del acto. Sentíamos la obligación de hacerlo”. Rosa explicó que “por más chica y modesta que sea la movilización, la llegada a la gente de la localidad es mucho más grande”.

El plenario intersindical de Juan Lacaze está compuesto por sindicatos de la enseñanza, como Fenapes y Afutu; de la salud pública y privada; el Sunca; Untmra; la Federación Uruguaya de Empleados de Comercios y Servicios (Fuecys), entre otros. “Los grandes sindicatos se fueron cuando desaparecieron los grandes núcleos de trabajo, y como plenario estamos en camino de buscar horizontes diferentes a lo que fue”, reflexionó Chevalier, dejando en claro que “la clase trabajadora sigue existiendo. Estamos convencidos que la herramienta de lo que somos como PIT-CNT y como plenario sigue siendo útil”.

Un poco más pausado y reflexivo al hablar, Rosa agregó que “hay desafíos enormes por delante. Posteriormente al cierre de las fábricas ha sido duro para todos los sabaleros”. Hay muchos trabajadores que “se mantienen cerca por convicciones y por historia. Los nuevos trabajadores nos preocupan un poco más, dado que no tenés grandes centros de trabajo y no hay referencia de organizaciones”, explicó.

“Hoy tenemos una ciudad buscando formas de trabajar, que algunas no llegan a prosperar, como el barco Expreso del Plata o la instalación de la planta de cannabis” que había proyectado la empresa Khiron en esa localidad, y otros emprendimientos que todo funciona pensado para que el trabajador no se organice”, señaló Rosa.

El Parque Industrial, donde funcionó la histórica Campomar y Soulas, “cuenta con muchísimas virtudes para hacer cosas, para que funcionen trabajos, y tiene un blindaje muy fuerte para que las organizaciones o el plenario no le pueda llegar al trabajador. La necesidad de laburar también hace que la gente trabaje en cualquier circunstancia”, reflexionó.

Por otra parte, Chevalier ve “fortalezas” y aprecia una “redefinición en lo que es el movimiento popular”: “Ya no podemos pensar en una lucha sindical como lo era hace 50 años, con los sindicatos como punta de lanza. Ahora nos cambió la realidad. La estrategia y la lucha pasa por la Intersocial Feminista”, dijo. Y agregó que en Juan Lacaze “Colectiva Feminista Sabalera está apoyando y llegando con una fuerza brutal, participando de cada acto y de cada movilización”. “Ese es un ejemplo de que la lucha pasa por otro lado”, destacó.

“Ya no hay contacto con cientos de trabajadores y compañeros como lo era antes, dado el cambio de paradigma y de formas de trabajo”, explicó Chevalier, y añadió que “las redes sociales están vinculando una importante cantidad de gente y el efecto de lucha es mayor”. “El trabajo, el esfuerzo y el compromiso debemos tenerlo. Nuestro granito de arena es fundamental, porque si le fallamos a los viejos trabajadores, a los que estuvieron acá hace 40 años, también le fallaremos a nuestros hijos, pensando en el futuro. La dignidad nuestra de luchar y estar es fundamental. Mantener el compromiso y tirar la semilla”, aseguró Chevalier. Para Rosa, “la resistencia tiene que seguir. No nos podemos frustrar e irnos para nuestras casas. Debemos contagiar los buenos momentos para los trabajadores que vienen. Hace 50 años había viejos compañeros ocupando una fábrica por una huelga. ¿Qué futuro esperanzador había al otro día? Eran mínimas y sin embargo los compañeros estaban ahí. Perdieron y pagaron carísimo, hubo escenarios horribles, pero estuvieron ahí, y hoy reivindicamos su lucha”. “No debemos apagar esa llama. Debemos honrar a los 53 trabajadores destituidos de la textil, con ojos de futuro”, concluyó Rosa.