Es un distinto, de los que hay poquísimos y cada vez quedan menos. Pero no sólo por su talento inconmensurable para la música –eso ya lo sabe todo el mundo desde hace décadas–, sino porque no usa celular. “Me tengo que dejar de jorobar. Yo le disparo, pero con el movimiento de hoy en día es imposible”, dice Hugo Fattoruso del otro lado del teléfono –fijo, claro está–.

El músico hará de las suyas junto con Albana Barrocas –su compañera de vida y de arte, con quien forma el HA Dúo– el viernes a las 22.00 en la última presentación del primer ciclo de Conciertos Tinker, uno de los proyectos seleccionados por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación para sobrellevar el aislamiento social (el equipo Tinker, que lleva adelante el proyecto, está conformado por Gerardo Grieco, Erika Hoffmann y César Lamschtein). Se trata de shows que se transmiten desde los hogares de los músicos vía streaming por Facebook e Instagram, con excelente calidad –cuatro cámaras, alta definición y la mar en tecnicismos–, a través de la página Conciertos Tinker en dichas redes.

La actividad musical está parada totalmente para los toques con público, pero eso no quiere decir que los músicos estén igual de quietos. “Acá la actividad fue continuada”, dice Hugo, y cuenta que junto con Albana colaboraron en muchas grabaciones caseras, mandando sus partes filmadas, como es la moda ahora, creando una especie de puzle musical en el que cada pieza es un músico en su casa.

Además, Hugo dice que con su compinche musical siempre están ensayando, probando cosas nuevas y “mejorando lo que hay que mejorar”. Cuando le pregunto si extraña el contacto con el público, Hugo, con la brutal honestidad que lo caracteriza, contesta que no, porque eso “se da cuando se da”. “Yo, tranquilo. Todavía se mueven los dedos, puedo tocar el piano, ¿más que eso qué querés?”, acota.

Hugo dice que con Albana también “tocan por tocar”, por eso no es extraño que en medio del éxtasis del hedonismo musical pueda surgir mucho material que luego pueda ver la luz en un disco. Recordemos que Neo (2013), el primer disco del dúo, tiene 15 versiones de canciones uruguayas hechas muy a su manera –lo que en cierto modo también implica inspiración y algo de composición–, y su siguiente disco, Canciones y aéreos (2015), fue doble, y contiene mayormente composiciones propias del dúo: instrumentales y canciones. Pero Hugo todavía no sabe qué harán con todo lo nuevo que tienen entre manos.

“Es que tenemos tanto material... Y todavía no sabemos cómo canalizar cuál sería la próxima propuesta que forme un repertorio en un CD. La vez pasada salieron dos discos, porque un estilo de cosas que hacemos son canciones, con letra, y otro son temas instrumentales, que nos gusta tocar y mostrar. Entonces, capaz que ahora van a salir dos discos también, porque yo quiero mostrar lo que nos gusta hacer”, dice, y explica que cuando empieza a armar la música, ya de arranque toma una dirección que lo hace saber si será una composición instrumental o una canción. “Hay 8.000 millones de maneras de darle la vuelta”, agrega.

Los últimos discos de Fattoruso, ya sea solo o acompañado, están disponibles tanto en CD como en Spotify y servicios por streaming afines, pero el músico confiesa que no anda pensando en qué formato editará su propia música, si el CD sigue vigente o no, porque como el mercado de la música siempre está cambiando, ya no sabe “ni qué diablos”. Por eso sigue enfocado en entenderse en el estudio, con el instrumento y la composición. A veces, cuando con su compañera paran un poco de darle al instrumento, y de repente van a la cocina a prepararse un café o un té, también escuchan su música, para aprender “lo que no hay que hacer, y lo que está mal mejorarlo”.

Opa y el futuro

“Por suerte viene César”, dice Hugo, en referencia al experimentado ingeniero de sonido César Lamschtein, quien se encarga de la parte técnica de los Conciertos Tinker, ya que hace un mes el músico intentó transmitir vía streaming desde su casa, y cuando con Albana escucharon cómo sonaba, se dieron cuenta de que era “espantoso”. “Porque no tenemos una posibilidad técnica como para que lo que estemos tocando suene así, tal cual, en la casa de las personas que lo están mirando. Sonaba horrible, todo mal, pero esto es profesional, con equipos, viene César, que es capo... Con él estamos en muy buenas manos”, dice Hugo.

Los Conciertos Tinker duran una hora. Por el primer ciclo ya pasaron Luciano Supervielle, Florencia Núñez y Malena Muyala. Hugo Fattoruso, que en un mes y monedas cumple 77 años, tiene una carrera como para hacer 24 conciertos Tinker con material diferente. Por lo tanto, elegir el repertorio para una hora no es moco de pavo; siempre juega el delicado balance entre mostrar lo nuevo y lo que suele querer la gente: los clásicos de siempre, y vaya si este señor los tiene.

Se podría pensar que para Hugo Fattoruso, a esta altura del partido, ya es aburrido tocar los clásicos de Opa, por ejemplo, pero nada más alejado de la realidad. Dice que, al contrario, le sigue resultando “muy emotivo” interpretar algunos de los himnos de aquella mítica banda. “Tenemos un repertorio de tantas cosas, que de Opa de repente tocamos un tema o dos, pero es mortal. Cuando tocamos ‘Golden wings’ siempre se prenden fuego los músicos, le gusta a la gente, es ritmo y son notas simples, y es de Opa y todo eso: todo junto, imagínate”, dice.

“¿Qué voy a pensar? No está fácil para millones y millones de personas, es un disparate. Nosotros todavía estamos en pie, yo no lo puedo creer”, dice Hugo cuando le pregunto cómo ve el futuro en medio de la pandemia por el coronavirus, y agrega: “Es muy difícil. Una persona que no tiene algún ahorro, ¿cómo hace? El dinero sale, pero ¿cómo entra? Estoy esperando, como el planeta entero, en que la normalización de las actividades... pa pa pa... qué sé yo”.