El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) presentó ayer su último informe sobre la situación del coronavirus en el país, incluyendo una serie de recomendaciones para dos escenarios, uno en el que se mantenga el número de contagios diarios y otro en el cual se acelere

El GACH señala en el informe que entre noviembre y el 15 de diciembre en Uruguay se atravesó un período de crecimiento exponencial de nuevos casos de covid-19. Durante el mes siguiente hubo un crecimiento sostenido seguido por una meseta. Con los datos actualizados al 7 de febrero se registra “un descenso significativo de nuevos casos”, con un promedio de semanal de 510 casos nuevos, 7,7 fallecidos y un número de reproducción de 0,91.

Así, a principios de febrero el GACH evaluaba que la situación permitía “una capacidad de respuesta adecuada del sistema de salud” que, en principio, “no demostraría una sobrecarga excesiva”. Sin embargo, sí precisa que el impacto de la pandemia en el sistema ha tenido “importantes distorsiones” en su “funcionamiento normal” de este sistema, lo que ha tenido varias consecuencias, entre ellas que 45.000 cirugías no oncológicas ni de emergencia se encuentren postergadas y que, como se vio en un informe específico sobre el tema, unos 3.500 pacientes quedaran sin diagnóstico de cáncer en 2020.

Un nuevo indicador

En este informe, el GACH agrega al índice de Harvard utilizado hasta ahora otra referencia a la que se recurre a nivel internacional. Se trata de una propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicada en noviembre que integra, además de la transmisión del virus (el contagio), la capacidad de respuesta del sistema de salud. Así, ambas variables son tenidas en cuenta para la adopción de medidas en los distintos territorios.

Este nuevo criterio implica clasificar la transmisión comunitaria en cuatro categorías, que van de baja a muy alta incidencia. La clasificación se realiza según la tasa de hospitalización, la mortalidad, la incidencia de casos (la cantidad de nuevos casos semanales por 100.000 habitantes promediados en dos semanas) y la realización de pruebas y su índice de positividad. Teniendo en cuenta estas variables, la transmisión comunitaria el 7 de febrero era de alta incidencia (el tercero de cuatro niveles).

A su vez, la capacidad de respuesta se clasifica como adecuada, moderada o limitada teniendo en cuenta la situación de los CTI (ocupación de camas, disponibilidad de recursos humanos y la gestión de otros recursos). Al 7 de febrero, la capacidad de respuesta era evaluada como moderada.

La conjunción de ambas clasificaciones indica que Uruguay estaba el 7 de febrero en un nivel de situación 3 de cuatro posibles.

Los objetivos de control

El GACH plantea una serie de objetivos de control en el corto plazo. El primero de ellos es una estricta vigilancia tanto de los contagios como de la capacidad de respuesta del sistema de salud para seguir la evolución de la situación en el esquema propuesto por la OMS.

El segundo objetivo es lograr un descenso en la transmisión comunitaria para que esta pase a tener una incidencia media y para que el país, en el esquema de la OMS, pase a estar en una situación 2. Para ello, indica el informe, es necesario “alcanzar un promedio de unos 200 casos diarios”, de forma tal que el testeo, rastreo y aislamiento de casos vuelva a ser “la herramienta central de control”.

Por otra parte, el GACH propone al gobierno que adopte medidas para evaluar y monitorear el nivel de adhesión a las medidas adoptadas hasta ahora, que se regionalice la toma de decisiones para involucrar a todos los niveles de gobierno y que se disponga mecanismos para segmentar a los grupos de riesgo, entre otras cosas.

Las medidas propuestas por el GACH

El GACH proyecta dos escenarios: 1) con un número de contagios diarios que se mantenga estable o disminuya y 2) con un crecimiento no controlado que lleve al país a un nivel de situación 4.

Se recomienda mantener las medidas vigentes para ambos escenarios, incluido el testeo y rastreo de casos, así como el trabajo en la comunicación, fomentar la telemedicina y promover las medidas de higiene y protección personal.

Para el primer escenario, el GACH plantea que se limite el aforo en los gimnasios y en los interiores de los comercios no esenciales, incluidos bares y restaurantes, así como la suspensión de los torneos amateurs.

En cuanto a las clases, recomienda que estas sean retomadas pero con un aforo reducido en la educación no formal y, en secundaria, con un “nivel de presencialidad compatible con criterios de distanciamiento”. A su vez, propone considerar el cierre de la mayor cantidad de oficinas públicas no esenciales y ordenar el pase a teletrabajo, y exhortar a los privados en el mismo sentido.

El GACH también considera necesario mantener el cierre de fronteras y, en caso de que esto no suceda, “limitar el ingreso masivo”, manteniendo testeos y cuarentenas. A su vez, a nivel nacional, pide que se sugiera reducir al mínimo la movilidad interdepartamental.

Para el segundo escenario, las medidas propuestas son más duras, llegando al extremo de retomar la recomendación de quedarse en casa “en forma extensiva” e incluso considerar “la restricción de la circulación por la vía pública en horarios determinados”, por ejemplo, de 0.00 a 6.00. A su vez, ahí se incluye restringir aún más el ingreso al país y recomendar la no circulación entre departamentos.

En este escenario el GACH propone imponer el teletrabajo en el sector público y el privado no esencial. En cuanto a la educación, recomienda mantener las clases presenciales en educación inicial y primaria, pero suspender las de educación no formal y “considerar la suspensión” en el caso de secundaria. En caso de que esté seriamente comprometida la capacidad de respuesta del sistema de salud, pide considerar la suspensión de todas las clases.

En cuanto a los comercios no esenciales, ante un agravamiento de la situación, el GACH considera necesario que los bares y restaurantes estén habilitados únicamente para la entrega a domicilio, el cierre de cines y de teatros y la limitación horaria de la atención al público de aquellos comercios que permanezcan abiertos. Con respecto al transporte público, recomienda reducirlo al mínimo indispensable y, eventualmente, limitar el aforo.