Hubo hasta hace poco un garaje en La Comercial del que salía uno de los mejores panes elaborados con masa madre que pudiera conseguirse en la ciudad. Ahí Gonzalo Zubirí amasó la reputación del Club del Pan, proveedor de varios bares y casas particulares, además de haber dado sustento, en sus inicios, a Futuro Refuerzos. Hasta que el panadero fue bajando el ritmo, saturado de que tanto trabajo no diera los frutos esperados, y se propuso emigrar: la primera parada iba a ser Nueva Zelanda, para visitar familia, y luego seguir rumbo a Asia.

Para felicidad de los amantes de las harinas, el plan se pospuso hasta nuevo aviso. Zubirí baraja de nuevo: asociado con el ingeniero agrónomo Alejandro Vasco Echevarría y con la pareja de este, Matilde Suárez, que están a cargo de los aceites Finca Babieca, la semana que viene abren por fin un local que funcionará como panadería, tienda de productos artesanales y cafetería, esta última manejada con la experiencia de La Madriguera. “Nos parecía importante que el café fuera de alta calidad y que lo preparara gente que tuviera el oficio”, apunta Zubirí antes de confesar su viejo sueño de que el cliente abra la puerta y huela el pan y el café humeantes.

Donde ahora se instala Club del Pan estaba el depósito de un supermercado, que en algún momento fue una heladería y, según les comentó una vecina añosa al verlos en obras, en un tiempo lejano habría funcionado ya una panadería. La espiga dentro del logo anaranjado será la señalética del lugar, donde 30 kilos de harina serán procesados diariamente hasta obtener con aireado resultado la reputada focaccia, el pan de campo y el integral con semillas que podrán comprarse para llevar o consumir en alguna de las ocho mesas.

“Por ahora voy a ser yo amasando pero, a medida que midamos la demanda, vamos a preparar gente para no dejar de abrir si no estoy”, dice el panadero. Lo mismo con el café, listo para tomar allí o para ir disfrutando de pasada, aparte de la posibilidad de comprar paquetes en grano o molido para tomar en casa.

En mesa o mostrador podrán pedirse antojos contundentes, como el croissant con almendras y el pan de chocolate, o bien picar tablas de quesos y fiambres caseros, acompañadas por vinos Altos de la Ballena y Viñedo de los Vientos, por cerveza artesanal o por jugos, como los de un proveedor de Pan de Azúcar que está empezando: Granadas del Sol. Los quesos llegarán de la Sierra de los Caracoles, cerca de Pueblo Edén, donde se elabora la grifa La Cabra Macanuda.

La idea es manejarse con proveedores chicos, a un lado y otro de la ruta 12, que Echevarría conoce bien, ya que durante un año fue promotor de Ruta Gourmet, un circuito que recorría pequeños lugares de producción, tratando de poner en valor la zona. Por eso, también piensa aprovechar este local para relanzar Sierradentro, una línea de productos artesanales con insumos de ese origen: tapenade, paté y aceitunas curadas a mano, tanto para consumir ahí como para llevar envasados. “Queremos ser un puente entre lo que hacen allá y no se encuentra fácilmente acá, por un tema más que nada de distribución y de distancia, aunque no sea tanta”, resume. Por supuesto, el aceite Babieca también estará disponible. Y en una segunda etapa los socios esperan sumar almuerzos para llevar, que saldrán de la cocina ubicada en la planta superior.

Club del Pan

En Pablo de María 899 esquina Lauro Müller. Inauguración: jueves 20. Abrirán de 10.00 a 19.00 de martes a viernes, y los sábados hasta las 17.00. Para hacerse una idea de precios: pan de campo $ 120, focaccia $ 160.