Cualquiera que haya pasado por la calle Cerrito habrá notado la ausencia del cartel de letras rojas sobre fondo blanco, vestigio de El Diario Español. La esquina con Ituzaingó, de enormes ventanales, fue refaccionada, pero el logo que viste la puerta cancel imita el volante de una imprenta antigua. En la casona de fines de siglo XIX funcionaba la imprenta del diario fundado en 1906 y desde el lunes pasado es un espacioso restaurante que, en un juego de confusiones que parece contagiado de la cafetería La Farmacia, justo en diagonal, fue llamado La Imprenta.

En el salón con techo de doble altura brillan las sillas tolix, de metal, sobre la pinotea original y las cerámicas del centro, que sin serlo, parecen de época, y vinieron a sustituir los parches de cemento que dejaron las máquinas del taller. Todavía queda una Minerva, puesta como para recibir, en un comedor amplio y luminoso como un loft de paredes de ladrillo, que alterna como curiosidades temáticas tres máquinas de escribir adquiridas en remates –una Underwood, una Remington y una Continental–, con algunas espadas de san Jorge, un volumen en papel, obra de Carlos Presto y una pintura de Álvaro Pemper. Si se quiere más privacidad, de todos modos se construyó un entrepiso donde hay más mesas.

La italiana Eva Cussigh y el uruguayo Ignacio Bárcena, que se conocieron en Granada y moldearon su gusto por la cocina mediterránea mientras se empleaban en gastronomía, siguen de cerca el servicio. Ella fue a España a hacer un posgrado en cooperación internacional mientras que él buscaba licenciarse en historia. “Primero fue para pagarme los estudios y después me apasioné”, dice la italiana, que al venir al país atendió en Jacinto, en Ciudad Vieja, y en Manzanar, en Carrasco.

“Todavía no doy crédito”, agrega azorada de que por fin pudieron abrir La Imprenta. Es que el lugar, cuenta su pareja, tenía un alto grado de deterioro y estaba en una categoría de protección patrimonial importante: doble responsabilidad. Junto con su padre, él había adquirido la propiedad unos años antes, estaban “siempre con la idea de que se podía hacer un emprendimiento que estuviera bueno. Pero implicaba una inversión considerable y llevó mucho tiempo de obra”. Las aberturas originales son de pino blanco, cuenta Bárcena, mientras muestra una tapa de junta donde todavía se ve el sello de origen: Boston.

El menú elaborado por Marcelo O’Neill, que transita más de un producto de mar (pez espada, pulpo, una entrada de camarones con humita), cuenta con aportes de la pareja: “A mí me gusta mucho la cocina de la cornisa cantábrica, pedí el budín de merluza, un plato vasco que estamos sacando como entrada fría, con mayonesa casera, y no me voy a rendir hasta tener un bacalao al pil pil”, comenta Bárcena.

“Vamos a sacar pasta casera rellena, que le gusta al uruguayo, pero voy a luchar contra las cremas, y faltarían en carta una pasta seca pero con otro tipo de salsas y un rissotto, que va a entrar después del verano”, agrega, claramente, la italiana.

La Imprenta.

La Imprenta.

Foto: Mariana Greif

Acordaron tener un corte de cada tipo de carne: rack de cordero, ojo de bife, matambrito de cerdo y muslo de pollo, que hacen en el horno Josper, a carbón, en dos niveles de parrilla, y ofrecen cuatro opciones de ensalada (una incluye queso de tetilla gallego elaborado por la bodega Bouza).

Apuntan al público que trabaja en Ciudad Vieja, así que van a poner el acento en que los tiempos no se extiendan (“no es lo mismo si estás en un balneario”) y la intención es que las porciones sean grandes. El menú ejecutivo lleva una entrada elegida del menú, y cada día proponen un principal, que ha sido desde corvina rubia o bondiola a la cerveza y puré de zapallo hasta milanesa con criolla de tomates secos; comprende además agua, refresco, una copa de vino o cerveza.

De postre hay flan casero con dulce de leche, peras quemadas acompañadas con labneh y frutos rojos, torta húmeda de chocolate con crema de café y avellanas, y tuile de coco con mousse de dulce de leche.

Al tiempo que afianzan los almuerzos, la idea es concretar eventos privados de noche, ya que creen que “el lugar puede ser muy versátil, se presta para una cena empresarial, para una degustación o para un brindis de casamiento (el registro civil está a pocas cuadras)”.

La Imprenta (Ituzaingó y Cerrito), de lunes a viernes de 12.00 a 16.00. Menú ejecutivo $ 590. Entradas entre $ 290 y $ 390, pesca del día $ 490, ojo de bife, $5 60, tentáculo de pulpo, $ 850, pez espada, $ 960. Panera con pan blanco, integral y focaccia caseros, y próximamente uno de masa madre. Vino Chiappella y otras etiquetas nacionales, y en poco tiempo, cerveza Bizarra.


Comida sana para la semana

Comé de Nuevo envía ingredientes y recetas para cocinar en casa

Hay tiempo hasta el jueves para hacer el pedido y cada sábado envían una caja con todos los ingredientes, condimentos e instrucciones para preparar cuatro platos ricos, sanos y fáciles de hacer. En total son unas 14 porciones de comida basada en vegetales, cereales y legumbres, que pueden ser, por ejemplo, un involtini, una tarta de cherrys, cebolla y queso, unas papas a la huancaína, unas arepas. No incluyen ningún tipo de carne ni de productos ultraprocesados.

“Las instrucciones son sencillas y están pensadas para que puedas preparar todo con anticipación y que en la semana puedas armar cada plato en poco tiempo. Además te explicamos cómo lavar y almacenar los alimentos”, comentan desde el proyecto Comé de Nuevo.

Cada caja sale $ 1.350 o $ 1.500 con fruta, y se pueden encargar de a una, cada vez que se quiera. También tienen como opción un plan mensual para encargar todas las cajas por adelantado, obteniendo un precio bonificado.

Los mueve la convicción de que la educación alimentaria y el acceso a una alimentación de calidad es un derecho y no un privilegio; en esa línea, quienes pidan todas las cajas del mes estarán donando una igual a una familia de una ONG de Barrio Sur, donde estarán además dando talleres de cocina a principios de estación: el primero será en abril y pronto anunciarán los detalles en sus redes sociales.

Pop Up en el parque

La primera Montevideo Pop Up de 2020 es en Villa Biarritz (calle Jawaharlal Pandit Nehru y Vázquez Ledesma) hoy de 11.00 a 21.00. La feria de diseño y gastronomía a cielo abierto vuelve, con 14 ediciones a cuestas, consolidando foodtrucks, puestos gastronómicos, zona de mercado con productores locales y área de tiendas. Habrá bandas en vivo, actividades para niños, un rincón de juegos y una gran zona de picnic.

Cupido en Lezica

Con la excusa de festejar San Valentín, esta tarde se vuelve a montar la feria mensual de artesanos en los jardines del Castillo Idiarte Borda (Lezica) con entrada libre.