Coordinado por Denisse Ferré y Nicolás Der Agopián, más Federico Giordano, en 2015 tuvo lugar, en Montevideo y San José, un taller peculiar: originalmente dirigido a no videntes, fue transformado en un proyecto integrador, es decir, dirigido también a videntes. “La primera experiencia fue la más experimental y caótica, probamos muchas cosas, viendo cómo podíamos hacer para que funcionara la dinámica de trabajo en un grupo tan heterogéneo de 20 personas que reunía a fotógrafos, periodistas, correctores, ilustradores, gente con mucha experiencia, gente con poca experiencia, personas que ven y personas que no ven, en un rango que iba de los 14 a los 60 años. Era importante que el grupo pegara buena onda y funcionara para que lográramos nuestro objetivo, que era poder contar cosas a través de la escritura y la fotografía. Al mismo tiempo, era la primera vez que íbamos a probar una dinámica de trabajar con personas ciegas, y teníamos que ver si funcionaba que de manera random fuéramos describiendo cada imagen que aparecía en el taller (que eran muchas), tener todos los textos en braille para respetar el acto de lectura y que no tuvieran que escuchar todos los textos con el lector de la computadora, etcétera. Cuando fuimos a San José, todo fue más organizado y más calmo, porque ya habíamos tenido el primer taller para experimentar de todo y ver qué cosas funcionaban. Un grupo más reducido, de ocho personas, nos esperó todos los viernes durante tres meses en el Centro Cultural Ignacio Espino, sobre las vías del tren”, cuenta Ferré.

La experiencia se repitió este año, pero de aquellos dos talleres primero surgió un lujoso libro, Contrabando, diseñado por Luis Bellagamba. Allí textos íntimos, narrativos, familiares, lúdicos, se dan la mano con fotografías tomadas con cámaras profesionales, tablets y celulares. Los trabajos pertenecen a Mariana Amieva, Elizabeth Britos, Mayra Cánepa, Natalia Cardozo, Horacio Cavallo, Adelina Chamorro, Agustina de Vera, Norma Espinosa, Sofía Fernández, Alberto Gallo, Juliana Gallo, Verónica Leite, Germán Luongo, María Eugenia Martínez, Glicina Medina, Virginia Mórtola, Artigas Pessio, Vanesa Pintos, Cecilia Prieto, Blanca Soca, Silvana Tanzi, Juan Pablo Verde y también a compañeros de la diaria como Sol Ferreira, Iván Franco, Virginia Martínez Díaz, Sandro Pereyra. “Acá hay fotos y textos de un montón de gente muy diferente que lo único que quizás tienen en común es que durante tres meses estuvieron buscando de forma explosiva e insistente en sus recuerdos, en sus familias, en cajas de fotos viejas, en mails, en sus amigos, historias que valiera la pena contar. Es un taller que requiere un grado de sinceridad y de valentía bastante grandes, porque en Tiro y Fuga la realidad es la materia fundamental con la que trabajamos, porque creemos que tiene un potencial increíble. Trabajar con las historias familiares, por ejemplo, hizo que todos tuvieran algo para decir, equilibró al grupo (no nos olvidemos de que hubo gente que estaba escribiendo sus primeros textos), porque todos tenemos alguna historia familiar o bizarra, o divertida, o tristísima, o misteriosa, o patética que contar”.

La cosa seguramente siga, pero mientras tanto Contrabando va a tener en su página web “versiones en audio de todos los textos leídos por los autores y amigos, así como descripciones de cada imagen que aparece, a los que se va a acceder con un código QR que está en el libro”.

Contrabando se presenta hoy a las 16.30 en los jardines del Museo Nacional de Artes Visuales (Tomás Giribaldi y Julio Herrera y Obes).