“Si bien Palabra clásica está producido y pensado para una banda eléctrica, las canciones se pueden defender perfectamente solas con la guitarra; me encanta presentarme así también, es otro pegue. Además, como compongo desde la guitarra o la percusión, también me parece muy natural tocar de esta manera”: así define Florencia Núñez al recital a guitarra y voz que va a ofrecer con entrada gratuita este miércoles a las 21.00 en el marco del cuarto aniversario del Bar Andorra (Canelones 1302).

Su segundo disco, Palabra clásica –publicado meses atrás de forma independiente–, marca una distancia sonora de su trabajo debut, Mesopotamia (2014). En esta ocasión, el foco está puesto en el sonido pop más que en las guitarras folk e indies que definían al anterior. “Al tocar en vivo las canciones del primer disco, me daba cuenta de que me sentía más cómoda cuando hacía los temas más poperos. Entonces, con Guillermo Berta, el productor de este disco y que había mezclado Mesopotamia, nos dimos cuenta de que me sienta bien el pop, así que decidimos que el sonido vaya por ahí”, afirma la cantante nacida en Rocha para explicar su cambio sonoro.

Esta mudanza se ve de lleno en la canción de arranque, “Tengo un imán contigo”, que abre con un sonido bailable centrado en la idea de “perder la noción del tiempo” con otra persona: “Quisimos arrancar con ese tema para salir del sonido de la guitarra del disco anterior, y empezar con menos para que luego se vayan sumando el resto de los instrumentos. Cuando lo estábamos grabando, el tecladista dijo ‘es como que el imán empieza a atraer las cosas’: de pronto, conceptualmente, se sumaban cosas y después se despojaban de nuevo. Por eso, queríamos arrancar el álbum con algo rítmico, pegadizo y que mueva la patita, pero humildemente, nada de grandes pretensiones”.

Ese sonido también define a “Bailo en la silla”, “Secreto a voces” y “Aquiles”, en las que el amor y el desamor funcionan como inspiración. Palabra clásica no cae en la repetición, porque la cantante aborda otros ejes temáticos: la familia aparece en “Memoria en murales” –dedicada a la hermandad– y en “Revistas” –centrada en las inseguridades al momento de plantearse el tema de la maternidad–; y el proceso creativo de las canciones –como algo frágil e incluso mágico– en “Palabra clásica” y “Pactos”. “El tema de la creación es algo muy fuerte en el disco, de hecho es lo que le da el nombre: Palabra clásica. La palabra y la creación son dos cosas que ancestralmente están súper vinculadas”, dice Núñez.

El mejor momento del álbum se encuentra en “Pactos”, centrada en un sonido acústico que incluye arreglos de cuerdas –muy diferente al pop de las primeras canciones–. “’Pactos’ es una canción que me ha dado mucha satisfacción desde que la compuse. Sentí que era algo fuerte para mí, y a medida que empezó a salir, es como que distintos músicos se la han apropiado”, comenta. Martín Buscaglia la tocó en la Sala Zitarrosa junto al argentino Pablo Dacal después del estreno del documental Charco: Canciones del Río de la Plata, y Laura Canoura la versionó para cerrar su reciente recital en el SODRE. “Lo de Laura me shockeó, fue un regalo muy lindo. Me gusta pensar que las canciones no las tengo que tocar siempre yo. Es como que una parte tuya se independiza y va haciendo su propio camino, otros vuelos”, comenta.

Respecto de la idea de que las canciones se independicen del autor, para el recital de este miércoles la cantante va a aprovechar el ambiente del Bar Andorra para incluir temas de otros artistas en su repertorio. “Al hacer cosas de otro autor se puede caer en la repetición, pero la clave está en pasarlo por tu propio filtro, eso es lo interesante del desafío, y de ahí pueden salir cosas buenas”, asegura y agrega: “Espero que la gente que vaya el miércoles me pueda acompañar, porque el bar tiene esa cosa de que uno puede cantar si quiere, como una cosa más fogonera. Ojalá sea algo relajado y que la gente se cuelgue a ir, disfrutar, tomarse una birra y charlar después del recital”.