En marzo del año pasado, Snarky Puppy se presentó por primera vez en Montevideo con entradas agotadas en el Teatro Solís. Esa noche abrieron un nuevo ciclo del Jazz Tour con un recital enérgico basado en la mezcla de diferentes estilos, pero sobre todo, centrado en la libertad de la improvisación. Las composiciones del grupo tomaban una nueva personalidad sobre el escenario, lo que también parecía sorprender a los músicos, que se reían y se alentaban entre sí cada vez que alguien improvisaba, confirmando la idea de que el jazz se disfruta más cuando se escucha en vivo.

Considerada una de las mejores bandas de jazz de la actualidad, y con tres premios Grammy en su haber, este miércoles Snarky Puppy vuelve a Montevideo, pero esta vez para presentarse en La Trastienda (Fernández Crespo y Paysandú), un lugar más íntimo en comparación con el Solís, lo que permite disfrutar todavía más de lo que propone su música. Snarky Puppy es un grupo de 13 músicos que se conocieron en la Universidad del Norte de Texas. Liderados por el compositor y bajista Michael League, la banda se inspira en estilos musicales tan distintos como el jazz, pop, funk, soul y world music.

En sus 13 años de carrera, cada disco que publican muestra una nueva faceta musical. Por esta razón, es posible afirmar que en sus 11 álbumes publicados se puede escuchar a 11 bandas diferentes. The Only Constant, su debut discográfico lanzado en 2006, cuenta con un sonido centrado en el bop –una corriente moderna del jazz iniciada en la década de 1940 por leyendas como Thelonious Monk, Dizzy Gillespie y Charlie Parker–. A partir de su segundo disco, The World is Getting Smaller, es que el grupo comienza a incluir elementos de otros géneros tales como el soul –en “Thorn”–, ritmos latinos –en “Alma”– y funk –en “Native Sons”–. En 2013, su sexto trabajo, Amkeni, fue grabado con el refugiado Bukuru Celestin (nacido en Burundi) y allí presentan una colección de canciones en las que fusionan la música tradicional de África Central con sonidos como el funk y el reggae –ambos descendientes de la música africana–.

En 2013 grabaron Family Dinner Vol.1, el álbum que les otorgó su primer premio Grammy. Aquí, el grupo se desempeña como banda soporte de ocho diferentes vocalistas, la mayoría mujeres. El sonido de este proyecto está fuertemente marcado por el R&B –rhythm& blues–, y en él se destacan los canciones “Something” (grabada con Lalah Hattaway, que fue la que ganó el Grammy a Mejor Canción de R&B) y “Amour T’es La” (cantada en francés por Magda Giannikou, quien ofició de telonera en la presentación del grupo en el Teatro Solís).

Sylva, lanzado en 2015, fue grabado con la Metropole Orkest de Holanda y marca la primera colaboración de la banda con una orquesta. Cabe destacar que este trabajo les otorgó su segundo premio Grammy, esta vez como Mejor Disco Contemporáneo Instrumental. El año pasado publicaron el segundo volumen de Family Dinner, y para esa ocasión, decidieron grabar con ocho músicos de distintas partes del mundo para, al mejor estilo de Putumayo, crear un sonido centrado en el world music. Canciones como “Molino Molero” (grabada con la peruana Susana Baca), “Soro” (que cuenta con la presencia del africano Fela Kuti, referente del afro-beat) y “Somebody Home” (en la que aparece David Crosby, cantante de las legendarias bandas The Byrds y Crosby, Stills and Nash) muestran ese interés de la banda por las distintas tradiciones musicales de los cinco continentes.

Culcha Vulcha, el álbum que este año les dio su tercer Grammy y que vienen a presentar, marca un sonido más experimental en el que se mezclan perfectamente trompetas de big-band con guitarras y órganos funk que parecen inspirados en la obra de Miles Davis y Weather Report en los 70. Quienes asistan esa noche al recital podrán disfrutar al ver cómo su música cobra vida en el escenario y cómo las composiciones toman nuevas facetas a través de la improvisación.