Pasar al liceo
Este segundo título de Martín Otheguy dirigido al público juvenil atrapa desde la primera página con una historia inquietante que deja su estela de misterio, y con una dosificación por goteo de la información, que dispara en el lector, inmediatamente, la necesidad de saber más. Narrado en primera persona, con la voz de Joaquín, un chiquilín de 12 años que empieza primero de liceo, se introduce de forma ágil en los acontecimientos, al tiempo que da pistas sobre sus tribulaciones ante los cambios que conlleva el comienzo de la adolescencia, entre asuntos personales y familiares que se irán develando.
Los protagonistas de esta aventura –al estilo clásico en su género– son Joaquín y sus amigos Abril, Manuel y Agustín, y el perro Bingo, que los acompaña a todos lados. Un misterio por descubrir, que desencadena la historia, es también la llave para contar numerosas pequeñas historias que enriquecen el relato y les dan carne a los personajes. Escrito en un estilo sobrio y cuidado, contiene numerosas referencias a un sustrato cultural de referencia –con una agradable sorpresa al final–, que facilita la identificación del lector con esos niños “raros”. Como en otros libros del autor, el humor es un elemento relevante, aunque manejado con sutileza, a la manera de pinceladas.
El libro de los lugares secretos, de Martín Otheguy, con ilustraciones de Federico Murro. Fin de Siglo, 2017. 200 páginas.
La peripecia de un circo
Ganadora del premio Bartolomé Hidalgo en su categoría este año, esta novela de Helen Velando se instala en un ámbito de por sí atrayente: el circo. La novela trata de un viaje que se ven impelidos a emprender todos los integrantes del circo Teleschenko, siguiendo al dueño, que tiene como objetivo recuperar un tesoro que le fue robado en el pasado. Como en todo viaje, los protagonistas se ven enfrentados a cambios, a acontecimientos inesperados e historias asombrosas que se convierten en una experiencia que deja huella. Personajes peculiares, entrañables, con nombres exóticos, pueblan estas páginas y, en la medida en que recorren juntos su camino y se enfrentan a más de una dificultad, se van dejando conocer, develando sus secretos, conociéndose y permitiéndonos conocerlos, en ese entorno misterioso y medio irreal que constituye el circo en el imaginario: un pequeño mundo itinerante.
La trapecista solitaria, de Helen Velando, con ilustraciones de Lucía Franco. Loqueleo, 2016. 310 páginas.
Secretos de gigantes
Este libro, bienvenida reedición de Criatura editora, es un cuento protagonizado por la princesa del título (“Aunque no ordena sobre nadie y nadie le paga tributos, es una princesa de verdad”), hija de Komba y Nary, dos elefantes de la sabana. Se trata, es evidente, de una historia mágica, una leyenda, marcada por la indeterminación de tiempo y espacio y por el marco irreal. Se destacan las magníficas ilustraciones del autor, que juega con siluetas, sombras y una paleta de colores que cambia en cada doble página y que plasma a la perfección la magnificencia desolada de la sabana por donde transita la manada de elefantes conducidos por esta peculiar familia real.
El cuento aborda los peligros y la maravilla de los secretos que esperan a los elefantes en su camino, y el tema de la muerte, con delicada tristeza y la sabiduría que suele asociarse con estos majestuosos animales. Echando mano de antiguos proverbios africanos, el colombiano Carvajal lleva a estas páginas un cuento bellísimo, que transmite la emoción del vínculo con la naturaleza, en el que se develará el misterio del origen de los baobabs y sus flores escondidas.
Malaika, la princesa, de Lizardo Carvajal. Criatura editora, 2017. 72 páginas.
Viajes de palabras
Maryta Berenguer (quien recientemente visitó Montevideo para participar en el Filbita) es una docente, escritora y narradora argentina, y esa particular amalgama se nota en su obra. El viajero de los tiempos es el primer volumen de una saga que ya va por su cuarta entrega; Juan, el protagonista, es un niño que vive con sus padres en Argentina y que un buen día conoce al Viajero de los Tiempos, junto a quien emprende una serie de aventuras. Cuando este personaje, que suele habitar los cuentos del abuelo, se le presenta a Juan, los niveles de realidad y ficción se entremezclan. La fantasía desatada en el entorno habitual del protagonista es presentada con buen pulso narrativo por Berenguer, que hace gala de su oficio de narradora. Por otra parte, son de destacar las ilustraciones de Anita Dominoni, 20 verdaderas postales que condensan la fantasía del texto y aportan belleza a la edición.
El viajero de los tiempos, de Maryta Berenguer, con ilustraciones de Anita Dominoni. Quipu, 2017. 112 páginas.