“Mis obras acogen a diferentes generaciones de la danza contemporánea, pues busco diferentes latidos artísticos, emociones y expresiones, ritmos y energías. En escena procuro que cada bailarina vuelque su modo de estar en la sociedad y el medio artístico. El resultado final es más expresivo y gratificante. Las obras viven de las diferencias entre los intérpretes y las formas de respuesta a los desafíos que les pongo a cada uno”. Así habla la coreógrafa portuguesa Nélia Pinheiro, que participa en ese juego desde adentro, bailando, pulsando su cuerda en ese encuentro, y que a la vez propicia el intercambio desde su costado pedagógico.

Eros y Pisque, pieza que coreografió y dirigió, anda en vueltas desde 2014, como acostumbra la Companhia de Dança Contemporânea de Évora, y “las alteraciones sucedieron en la forma de interpretar de cada bailarín, que asumió cada parte como suya”, dice Pinheiro, mientras cuenta sobre una complicidad ganada. ¿Decidirse por un tema mitológico será como un doble retorno al origen, el de la danza moderna y el de una pionera como Isadora Duncan, que trabajó sobre el mundo clásico? “Fue elegido por la carga dramática y la simbología poética de la historia mitológica de Eros y Psique. Por representar un universo onírico y, al mismo tiempo, permitir un buceo en la densidad de la psiquis humana y del sueño. Tiene sentido explorar el erotismo de lo femenino y la liberación de las cargas sociales, trabajar la libertad de la figura de la mujer, atribuyéndole una libertad de pensamiento y sexual, una gestión de su propio erotismo. No es una vuelta al origen, como hizo Duncan, sino un viaje por un tema que continúa siendo actual y que representa la misma carga. Volver a la mitología como reflexión sobre la vivencia contemporánea de lo femenino”.

Psique –repasemos– es la hermana menor, esa a quien la belleza no ayuda porque el deslumbramiento que causa la aleja de los demás. Pisque, la elevada por el viento Céfiro, después de que el oráculo predijera que desposaría un monstruo. Psique, flechada para lo peor y víctima de la envidia fraterna. Pobrecita, la hermosa y la engañada, visitada en las noches por un extraño que no se da a conocer. No relataremos aquí cada vuelta de la leyenda sino lo sustancial: que de su unión con Eros nacerá el placer.

En este año tan significativo para Lisboa, en que es capital cultural iberoamericana, la ciudad vive “de forma calma y serena el evento”, dice Pinheiro, lisboeta que desde Évora llevará un espectáculo de su repertorio que aprecia particularmente, Terra Cha, de 2015. “La obra habla de Alentejo, la región donde está asentado el proyecto de la CDCE [Centro Cultural Olga Cadaval Sintra Quorum, una estructura financiada por el gobierno portugués que cuenta con el apoyo de la Intendencia Municipal de Évora]. Habla de las personas y de sus historias, del canto alentejano, del patrimonio artístico de la zona. Acabó por reunir una reflexión sobre mi estar allí, sobre lo que motivó que me fuera a Londres y de Lisboa para iniciar este proyecto artístico, en un lugar donde no existía nada”.

De hecho, si Pinheiro formó la compañía fue para concretar un impulso social, para hacer más denso el lazo con la comunidad. “Existe una relación estructurada y un conjunto de actividades que actúan como mediadoras en la relación de la danza con las poblaciones”, dice Pinheiro. “El programa educativo anual está pensado para responder a las necesidades reales de la comunidad”, explica, mediante ensayos y muestras abiertos, la sensibilización, la creación de públicos, la descentralización de la danza y su proyección internacional, gracias a lo cual ahora llega hasta acá.