Claudia Piñeiro es una de las escritoras argentinas que cuentan con más adaptaciones al cine (Las viudas de los jueves, Betibú, Tuya), y si bien se la define como la autora de los “policiales de country”, en realidad sólo escribió dos: en uno, ambientado durante la fiesta menemista de los 90, retrató la particularidad de los barrios cerrados desde adentro; años después, volvió a ellos, pero esta vez para describirlos desde afuera. Y aunque su único libro puramente policial sea Betibú, a Piñeiro siempre se la ha asociado con el género, probablemente por el peso que ejerce en su obra tanto la muerte como los enigmas que las rodean.

Si en Una suerte pequeña la autora bucea en un drama familiar en el que se alternan el encubrimiento, la culpa y las posibles redenciones, en Las maldiciones (Penguin Random House), su última novela, Piñeiro explora la “nueva política”, que antes de propuestas programáticas apuesta por el marketing y la estrategia, desde un inquietante vacío ideológico. La novela, que se presentará el sábado 30 a las 20.30, tiene por protagonista a un político que propone dividir la provincia de Buenos Aires para eludir una condena: todos aquellos que gobernaron la provincia no llegaron a presidentes. Con fragmentos de entrevistas reales a Eduardo Duhalde y a Ricardo Alfonsín, y referencias a políticos como Daniel Scioli y Néstor Kirchner, Piñeiro vuelve a trabajar sobre el complejo cruce de ficción y realidad.

Según contó en una entrevista con Página/12, en la ficción uno se propone una doble negación, porque sabe que se trata de una ficción y, por lo tanto, “es verdad porque es ficción”. “En el discurso político, en cambio, yo ya no sé quién de los que habla, habla con la verdad o no. Unos les creerán a unos y otros les creerán a otros, pero uno siempre tiene una actitud un poco desconfiada con respecto al discurso político. Además, se empezaron a usar muchas herramientas del marketing, y si el marketing se mete en el discurso político, yo cada vez le creo menos todavía. Esa cosa de que ‘hay que decir esto porque la gente quiere escuchar esto’, habrá gente a la que le funciona, pero a mí me juega en contra”, advierte.