Magnus, el historietista también conocido como Martín Pérez, recomienda Días de éxito, de Diego Soler (una autoedición DE 2013 que se consigue en Amazon y algunas librerías locales) y DMZ, de Brian Wood y Ricardo Burchielli (DC/ Vertigo, 2005-2012).

Días de éxito no tiene desperdicio. Es una joya que puede pasar desapercibida para muchos, pero que cualquiera que aprecie el humor tiene que leer. En formato de diario íntimo, o crónica personal, cuenta la historia de Gerardo, un joven que quiere alcanzar el éxito a toda costa. No, no está dispuesto a arriesgar la vida, ni a estudiar mucho, ni a trabajar duro. Gerardo quiere el éxito rápido y fácil, y prueba de todo para logarlo... a pesar de tener absolutamente cero talento. Un personaje patético, que nos hace sentir mejor sobre nosotros mismos, en un libro que me hizo reír de principio a fin”.

Sobre DMZ, comenta: “En un Estados Unidos actual, devastado por una segunda guerra civil entre el gobierno oficial y un separatista Estados Libres de América, Manhattan queda convertida en una zona desmilitarizada. Matty Roth, un periodista (accidental), cubre la vida diaria de la gente que quedó atrapada en la isla, desde mafiosos y milicias luchando por el control de cada barrio, a familias y artistas que sólo quieren vivir su vida. En un formato casi de serie de televisión, Wood y Burchielli se las arreglan para contar una historia compleja, pero avanzando de a pequeños arcos argumentales y episodios puntuales. Te mantiene pegado a la página desde que arrancás hasta que terminás, y te deja deseando que no se acabe. No hay finales felices, no hay arreglos mágicos para las desgracias, ni perdones milagrosos para los personajes que no lo merecen”.

Florencia Barsanti, profesora de literatura y diseñadora teatral, está leyendo Teatro y representación. Perspectivas contemporáneas sobre teoría, historia y crítica del teatro latinoamenricano y europeo, editado por Roger Mirza, Hiber Conteris, Emilio Irigoyen y Gustavo Remedi (Universidad de la República, Montevideo, 2011).

“Es un libro que busca orientar un poco sobre nuestro contexto rioplatense en el campo de las artes escénicas, proponiendo el abordaje de distintos subgéneros y diversidad de representaciones, enmarcando las voces de los creadores y la crítica latinoamericana y europea, desde las mismas obras y su relación con la historia de un territorio propio. Es una propuesta más que interesante para aquellos que comienzan un proyecto teatral buscando la originalidad y la innovación entendiéndolo dentro de la perspectiva diacrónica”.

El escritor Martín Lasalt está metido en “libros viejos”: La broma, de Milan Kundera (editado en español por Tusquets, aparecido originalmente en 1967) y Esperando a los bárbaros, de JM Coetzee (publicado por Debolsillo, original de 1989).

La broma cuenta la historia de un disidente del comunismo checo que no sabe que lo es hasta que la realidad se lo demuestra de todas las maneras posibles. Tal como en los procesos de excomunión, que a menudo recaen en los fieles más convencidos, el protagonista atraviesa paso a paso un camino doloroso que termina, sin habérselo propuesto, en el apaciguamiento de sus odios de juventud y en una reconciliación con sus raíces”.

Del libro de Coetzee dice: “En un pueblo de frontera en un desierto del que no se sabe el nombre pende la amenaza de ataque de una tribu aborigen. Hasta hacía poco se convivía en paz, pero ahora que el imperio ha hecho un despliegue de violencia innecesario, se espera lo peor. Coetzee, con su escritura hipnótica, al tempo justo, brillante, narra sin subrayados el viaje imposible del magistrado del lugar, que intenta comunicarse con gente de un pueblo distinto al suyo, y cómo en ese agotador intento pierde la comunicación con los propios. La narración plantea, para el que las quiera ver, una serie de metáforas a cual más interesante”.

Mariana Amieva, docente e investigadora cinematográfica, recomienda Las rupturas del 68 en el cine de América Latina, coordinado por Mariano Mestman (Akal, Buenos Aires, 2016).

“Retoma el tema del cine político, atendiendo al concepto de lo latinoamericano desde un lugar particular, ya que a la vez que reconoce la importancia de los procesos transnacionales, permite que los estudios de caso arraiguen el problema en los marcos nacionales. Eso genera un conjunto de trabajos muy valioso que nos ayuda a volver a discutir el tema con nuevas informaciones, replanteos y preguntas que muchas veces quedan opacadas bajo el manto de los nuevos cines latinoamericanos. El año 68 opera como cifra que define un período más amplio y que demanda pensar las periodizaciones, como propone Mestman en la presentación. Las rupturas que impone la fecha nos obligan a salir del campo del cine para dialogar con un proceso político cultural. Por eso el libro se vuelve de lectura necesaria para un público amplio, no limitado por saberes disciplinarios. Hay muchas preguntas interesantes que retumban con singular eco en nuestro presente latinoamericano convulsionado. Es una compilación de trabajos de referentes de los estudios sobre cine en el medio regional, como David Oubiña, Ismail Xavier o María Luisa Ortega. El capítulo uruguayo es de Cecilia Lacruz, una de las investigadoras que más sabe y más ha investigado en los archivos locales sobre este tema.”

Aviso conexo de Mariana: “El jueves 21, el colectivo Memorias Magnéticas y el Laboratorio de Preservación Audiovisual del Archivo General de la Universidad van a realizar una muestra de cine político dedicada a la Primavera Estudiantil. La excusa, más que la fecha, es el trabajo muy valioso que se está realizando en el laboratorio, digitalizando piezas fundamentales de nuestro cine. La centralidad que le solemos otorgar a este cine militante que se realizó durante los años 60 y comienzos de los 70 se explica por su innegable importancia, vigencia y proyección del marco de la emergencia del cine político latinoamericano en el que se despliegan estas prácticas de intervención política que dinamiza y potencia al conjunto de films locales. A pesar de la nutrida bibliografía, el tema se sigue presentando como una fuente inagotable de problemas y de necesarias relecturas. Por eso el libro coordinado por Mestman es tan interesante”.