Hasta principios de esta década, Álvaro Bisama (Villa Alemana, 1975) era la cabeza de un movimiento que en Chile se llamó freak power –y que, más allá de las etiquetas, tiene variantes en casi todas partes– consistente en una literatura llena de guiñadas a la ciencia ficción y la cultura pop. Pero en 2010 apareció Ruido, una novela que sin dejar de lado lo fantástico o lo extraño –abundan los ovnis, en el centro hay un vidente– se ambientaba claramente en un paisaje autobiográfico y reconstruía, de manera indirecta, la infancia del autor en la región de Valparaíso. Ruido es uno de los pocos libros de Bisama que puede conseguirse en Uruguay, y por eso es una buena noticia que Penguin Random House distribuya ahora El brujo ($ 490), su más reciente novela. La historia es la de un fotógrafo que registra, para una agencia internacional, la brutalidad de la represión de la dictadura chilena. En un momento la tarea lo sobrepasa y busca alejarse en Chiloé, la isla del sur que ocupa en el imaginario chileno algo similar a lo que Rocha en el uruguayo. Pero el pasado, se sabe, vuelve. El que narra todo es el hijo, que busca comprender su propio origen, pero pronto es el padre, el fotógrafo, quien toma la voz principal. La prosa de Bisama es disfrutable en ambos registros generacionales, y, para los frikis nostálgicos, por ahí también anda un casete de los Ramones.