El primer álbum solista de Martín Rivero salió en 2010, luego de que la banda en la que ponía su voz, Astroboy, se disolviera. Se titulaba Estas cosas no son mías, y, justamente, desde que sacó ese disco el cantante andaba con la espina de editar un álbum que lo representara más. “Ese álbum fue para dejar registradas esas canciones que tenía, que ya no iban a ser de Astroboy y no sabía qué otra cosa hacer. Pero después no funcionó mucho en vivo, porque no supe salir a tocarlo. Ese lugar de cantautor folkie, solo con la guitarra, no me divirtió a la hora de tocar”, confiesa Rivero sobre aquel disco debut. Fue así que el músico anduvo juntando canciones que por equis motivos no entraron ni en Campo ni en Atlas –los dos proyectos de los que forma parte–, y se dio cuenta de que tenía la cantidad suficiente como para parir otro disco sólo de él. Su colega y compañero Juan Campodónico también le dijo que era un bueno momento para otro álbum solista.
Así surgió La espuma de las horas, que si bien es de Rivero, está impregnado de colaboraciones. Cuatro productores metieron mano en el disco: Mariano Esaín, Guillermo Berta, Luis Angelero e Ino Guridi. El músico explica por qué tantos productores para un mismo disco: “Al vivir todo el proceso de trabajar en Campo, que es súper colectivo, con distintos músicos y opiniones, en el que hay que encontrar consenso, me di cuenta de que lo que más me gusta es trabajar en equipo. Se puede trabajar de una manera solista también colaborando con distintas personas”.
De todos modos, Rivero pensaba que tenía algo nuevo que decir con canciones que sólo fueran suyas, y no “tranzar a la hora de componer”, ya que a veces en el trabajo colectivo “se pierden cosas muy personales”. “Tenía una necesidad de cantar mis cosas, y también de tener mi lugar, de ser Martín Rivero, porque a veces, la contracara de las bandas es que jugás en equipo y es difícil tener tu lugar”, agrega el músico.
Un bajo que suena bien grueso y despliega una melodía atronadora y adictiva. Así arranca “Faro”, el primer tema de La espuma de las horas, y también el primer corte de difusión, que tiene un pulso dance en el que podemos encontrar algo de Campo, pero también de Astroboy. Rivero dice que no busca esos guiños sino que, naturalmente, pasó –y pasa– por esos dos proyectos, y algo siempre queda. Además, insiste en que en aquel primer disco solista no era tan él, ya que la música que salió es “más lánguida y melancólica de lo que debería ser”. “Soy un poco más bipolar, no solamente melancólico”, considera.
De aquella lejanas épocas con Astroboy el músico recuerda el espíritu y la química que generaron entre los cinco integrantes, y rememora positivamente todo lo que hicieron en sólo seis años: editaron tres discos, tocaron en festivales y también fueron en contra de la corriente de aquella camada del rock de principios de este siglo, y, aun así, tuvieron “pila de éxito”. “Cinchamos mucho de la piola, hicimos un disco netamente en inglés, cosa que no era muy necesaria”, dice, refiriéndose al último álbum de Astroboy: Big for the City, de 2007.
En su nuevo disco solista no abandona el gusto por la palabra anglosajona: el tema “Shanghai Kid” –también con aires de pista de baile y un sonido ochentero–, grabado junto con Isla Panorama –el nombre del proyecto musical de Ino Guridi–, tiene letra en inglés. Curiosamente, a Rivero le es más fácil escribir letras en ese idioma, pero le resulta más interesante componer en español, por eso se lo suele imponer. “Ese tema es un retrato de cuando viví en China, por eso es en inglés, ya que es algo más universal e internacional. Pero tiene más que ver con una atmósfera o sensación que con una narrativa. Puede ser sin letra y capaz que te transmite la misma sensación”, comenta.
Más allá del tema con inspiración oriental, todo el disco suena bastante internacional, o, al menos, no nos topamos con algo que se pueda reconocer a simple escucha como de raíz uruguaya. Esta ausencia de música vernácula no es forzada sino todo lo contrario, ya que Rivero confiesa que no tiene ese “background musical”. “En ‘Al sur de la frontera’ hay un bandoneón pero está usado de una forma que parece un sintetizador. Eso es lo más Martín Rivero: agarrar un bandoneón y hacerlo sonar a otra cosa. Pero no es buscado. En Campo, sí, tratamos de cruzar cosas”, explica el músico.
Rivero festejará la salida del disco hoy a las 23.30 en el bar Inmigrantes (Paullier y Guaná), con su banda El Río de los Pájaros –el cubierto artístico está en venta en el boliche desde las 17.00–. “Con la banda es un toque en un plan más rockero, pero al mismo tiempo con ciertos cuelgues psicodélicos e instrumentales. Vamos a repasar el disco nuevo y algunas canciones de Astroboy”, finaliza Rivero.