Antes de que Breaking Bad terminara, incluso antes de que comenzara su última temporada, la opinión pública la había colocado en un sitio de privilegio entre las mejores series televisivas de todos los tiempos. Walter White todavía estaba atormentando a su esposa y ya había internautas llorando su ausencia, porque ya nada sería lo mismo y ninguna otra ficción podría ocupar su lugar.
Imaginen que dos años más tarde, cuando los comentarios solamente mejoraban (como ocurre después de que alguien muere), el creador de la serie anuncia que se viene una precuela, protagonizada por el comic relief y un veterano de pocas pulgas. Imaginen que 40 episodios más tarde, no son pocos los que afirman que Better Call Saul logró eclipsar a Breaking Bad y cometer el menos pensado de los parricidios.
Hay varios responsables de este éxito: Vince Gilligan (creador de este universo) junto con Peter Gould decidieron tomarse su tiempo para relatar el descenso a los infiernos de neón de Jimmy McGill, a quien todos conocimos como Saul Goodman, la quintaesencia del abogado garca.
Sin prisa y con pocas pausas, lograron meternos en la cabeza del hermano tonto que terminó la carrera de Derecho trabajando en la fotocopiadora del afamado estudio de su hermano mayor, obligado a interpretar el rol de oveja negra porque la familia ya lo había encasillado allí.
Jimmy (Bob Odenkirk) y Kim Wexler (Rhea Seehorn) construyeron una de las relaciones televisivas más interesantes de los últimos tiempos, que atraviesa turbulencias y lucha contra la tentación de dejar la ética de lado y tomar el camino más corto hacia el éxito.
Esa es solamente parte de la historia, ya que el segundo protagonista es Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), ex policía convertido en investigador privado y en ese tipo al que llamás por teléfono cuando tenés algún problema del que necesitás zafar.
La cuarta temporada de Better Call Saul sufrió la partida de uno de sus personajes más relevantes y supo camuflar la pérdida con un seguimiento cercano de la vida privada de Jimmy y Kim. La trama de Mike sirvió de apoyo (cuando no directamente de fan service), pero no hay grandes quejas que se le puedan hacer a la serie.
Habrá que esperar por nuevos episodios, pero mientras tanto uno mantiene la confianza depositada en el Banco Nacional de Gilligan-Gould, sabiendo que está en muy buenas manos.
Todas las temporadas están disponibles en Netflix.