Los Festivales de la Convivencia son una iniciativa de la Prosecretaría de la Intendencia de Montevideo que busca “valorizar la ciudad y sus espacios a través de diferentes expresiones artísticas” y “ampliar las acciones que permitan el encuentro ciudadano de forma masiva, popular y accesible”, según consta en la página web del gobierno departamental. En el marco de este programa, desde 2017 se han llevado a cabo Montevideo Rock, Montevideo Tropical y Montevideo Tango.

Este año, Montevideo Tropical cuenta con una variada gama de propuestas concentradas en un día, a diferencia de Montevideo Rock, que se desarrolla en dos. La decisión corresponde al carácter de la música tropical y la forma en que la gente se ha vinculado con las propuestas históricamente, según el prosecretario de la Intendencia, Christian Di Candia: “Que se haga en un día solo es porque la dinámica de las bandas es muy distinta. Baja una y sube otra y prácticamente no hay cortes, y se genera una especie de playlist con la que la gente puede permanecer bailando durante horas. Eso implica que las casi 30 bandas estén todas en un día. Esa dinámica el año pasado funcionó muy bien”.

Según Di Candia, una de las novedades de Montevideo Tropical respecto de las actuaciones que regularmente suelen hacer las orquestas de música tropical es el nivel técnico de luces, sonido y escenario, sin perder el carácter festivo, lo que el año pasado generó “la pista de baile más grande del Uruguay”.

Para otras personas vinculadas a la movida tropical, como el periodista y músico Leonardo Rama, el hecho de que las características de estas actuaciones disten de lo habitual “hace que el público todavía no enganche mucho con la propuesta, ya que está más habituado a la lógica de los boliches y quizás no tanto al recital”.

La organización evalúa positivamente la edición del año anterior, por diversos motivos. En primer lugar, por el éxito de la apuesta que significó hacer un evento de tales características asociado a la música tropical. “Organizar un Montevideo Rock era una jugada tranquila, porque prácticamente era una marca muy instalada en el inconsciente colectivo de la ciudad , por más que hiciera 30 años que no se generara. Era más simple pensar que fuera un éxito. Montevideo Tropical era el evento cultural destacado del año pasado porque era una apuesta única en todo sentido: arriesgarse a generar lo que terminó siendo encuentros intergeneracionales súper interesantes, de señoras que llevaban la silla playera y terminaban bailando con la gente joven o con sus hijos, realmente fue un encuentro de convivencia muy fuerte que se daba por primera vez”, afirma Di Candia y comenta que la propia gente de la movida “está muy satisfecha por la oportunidad que la Intendencia les ha dado”, ya que a través de esta propuesta “están reivindicando su lugar, porque muchas veces fueron discriminados por su música”.

Por otra parte, desde la Intendencia no se descarta que en el futuro se realice un evento en que tanto el rock, la tropical u otras propuestas compartan grilla, pero “por ahora es importante que la ciudadanía y la Intendencia como institución tomen estos festivales como conceptos y marcas de la ciudad más allá de la administración de turno, que sea algo de la ciudad y que permanezca en el tiempo. Era importante trabajar el concepto específico del género, asociado a la gente y que la gente lo pueda apropiar, antes de hacer un festival único. Que todos puedan tener su lugar. La música tropical necesitaba ese espacio, sentirse querida de algún modo; el rock necesitaba ser recogido de vuelta desde el 86, y el tango nos permite recoger la tradición y el aprovechamiento del espacio público”, asegura el jerarca.

Amplio espectro

A diferencia del año pasado, cuando la grilla estaba conformada casi exclusivamente por los pesos pesados, es decir, por las orquestas y solistas históricos y por las bandas de moda en ese momento, la edición de este año parece abrir el espectro para diversificar y ofrecer propuestas que no sólo incluyan la plena.

De las propuestas más tradicionales, se puede destacar a Karibe con K, quienes se juntan para ocasiones especiales; Los Fatales, con una propuesta que en los últimos discos se ha alejado de la plena tradicional de los primeros, aunque sin perderla del todo; Martín Quiroga y Marihel Barboza, dos de los solistas fundamentales de los últimos 30 años, ambos artistas de gran adhesión popular. A estos se les suma La Cumana, La Sabrosura y Bola 8, propuestas que hace años vienen trillando la noche, con éxito dispar.

Dentro de lo que se aleja de la plena, Sonido Cotopaxi, orquesta de Montevideo pero que se ha hecho reconocida por una propuesta de charanga, más asociada a la música del interior, es uno de los atractivos que se suma a los nombrados. También en cuanto a los históricos, al igual que sucedió en la gala del bicentenario, habrá un número que incluirá a solistas destacados de la tropical de las últimas décadas, en este caso, Chico Martín, Luis Chato Arismendi, Rolando Paz, Aldo Martínez y el Bocha Lozano.

En relación a lo que ha venido sonando con fuerza últimamente, la presencia de Los Negroni –tal vez la orquesta que más ha crecido en los últimos años en cuanto a calidad artística, sonido en vivo y público–, la de Vanesa Britos, solista que con su propuesta basada en estilos diversos ha sobrepasado los límites de Montevideo (algo tan difícil para algunas propuestas capitalinas de tropical) y la de Marcos Da Costa, quien goza de una reciente popularidad en el público más juvenil, son las propuestas más destacadas.

Completan la grilla nuevos artistas de plena, charanga y cumbia del interior, al igual que dos bandas de cumbia al estilo colombiano, con acordeón, clarinetes en lugar de gaitas y tamboras: Mestizo y La Zubikaray, que fueron invitados por la producción y no formaron parte de la propuesta curatorial de los encargados de armar la programación.

Ausencias

Como en todo evento en que se trata de seleccionar y hacer un corte, hay decisiones que generan polémica. A Bocha Pintos y Fabián Delgado, los responsables de la programación, se les cuestiona, para empezar, haber programado a sus propios grupos en la grilla, siendo los encargados de elegir, y por el otro la decisión de dejar títulos importantes fuera del evento. Carlos Goberna Jr., responsable de Sonora Borinquen, asegura: “El evento es excelente pero está mal manejado, y lo lamentable es que las buenas ideas, mal manejadas, se terminan. La Intendencia deriva las decisiones de programación a una productora, y esa productora deriva en el Fata y el Bocha, quienes, por un tema ético, no podrían poner grupos de ellos, pero están Los Fatales, está Bola 8 y otros grupos con quienes tienen relación”.

Sobre la elección de propuestas más nuevas y en algunos casos con menos resonancia mediática, Goberna cree que “si te fijás en la grilla de este año, hay bandas que nos las conoce nadie, y eso es porque son baratas y pueden contratar muchas a poco precio. Pero el tema es la calidad de la propuesta, porque de repente son bandas que en lugar de tocar en vivo te llevan máquinas”.

Sobre el hecho de que no vayan a estar presentes ni la Borinquen ni otras propuestas como Denis Elías, El Gucci, Mariano Bermudez, L’Autentika o Conjunto Casino, Goberna sentencia: “Es como que organices un campeonato de fútbol sin Nacional ni Peñarol”.

Fata Delgado dice que “la idea era darle participación a los que en el último festival no habían podido estar. Hay una generación de artistas nuevos que tienen derecho a estar. Y no hay tantas horas para tantas bandas, por eso tocan 20 minutos cada uno”. También aclara que “otros no están porque tenían actuaciones ese día, pero se armó con un criterio amplio de gustos”. A su vez, remarca: “No porque se llame Montevideo Tropical tienen que estar todos los grupos que existen. Hay más de 200 grupos en Uruguay, así que necesitaríamos tres escenarios”.

De parte de los impulsores históricos de la movida, surgieron discrepancias respecto a que personas que estuvieron relacionadas con el género desde siempre, incluso con cierto carácter militante, hayan sido relegadas del plan de comunicación de la organización. Leonardo Rama, periodista vinculado a la movida desde hace por lo menos 40 años a través del trabajo en prensa escrita y con su programa radial La tarde toda tropical, afirma: “No es posible que no le den pelota a gente o medios que siempre han estado, y que vuelquen la comunicación en medios que nada tienen que ver con el palo, que nunca le dieron bola al género o se lo dan para parodiar, y que sólo por la medición de audiencia crean que van a arrimar gente en forma milagrosa, y después les pasa lo del año pasado, que la tuvieron que remar a lo loco para llevar gente. A mí y a otros colegas ni un mail con la información nos mandaron”.

El festival de este sábado permitirá determinar –si los objetivos de la organización se cumplen– si este tipo de propuestas contribuye al desarrollo de la movida tropical o no, si la programación es la adecuada o no, si se es justo con todos los actores o se deja afuera a parte fundamental de todo el campo. La música está sonando; ahora, a bailar.

Montevideo Tropical, hoy desde las 15.00 en la Rural del Prado (ingreso por la calle Atilio Pelosi). Entradas en Red UTS (una por $ 300, dos por $ 500).