Motivado por Bloqueo, una obra de Rafael Spregelburd en la que un grupo de músicos cubanos se propone terminar su disco en un estudio de grabación, el actor y dramaturgo Sebastián Calderón pensó en un estudio de radio como dispositivo para su nueva puesta. Pero el estímulo no se limitaba al tema, sino también a la estrategia compositiva que planteaba la obra: el estudio de grabación se instaló en el espacio más próximo a los espectadores (de frente), donde se ubicó “la zona de los técnicos de sonido y una mesa con tecnologías varias, palancas, botoncitos, restos de comida”, y sobre el fondo del escenario, la sala de grabación. De modo que los espacios se dividían por una mampara que dificultaba la comunicación entre “los de allá” y “los de acá”.

Después de un tiempo, el director decidió convocar a cinco actores (Claudio Quijano, Victoria Pereira, Santiago Sanguinetti, Bruno Travieso y Cecilia Yañez) que se proponían realizar un programa de radio pero distintos problemas tecnológicos se los impedía. En paralelo, el grupo era incapaz de generar contenidos de interés, ya sea por la vergüenza, la soledad, el egoísmo, lo precario o la imposibilidad de trabajar en colectivo. El director cuenta que el hallazgo surgió cuando visualizaron la necesidad de trabajar el programa radial como excusa para poder hablar de otras cosas, y reconoce que la referencia inicial a Spregelburd ya quedó en el pasado. Así, en Lo contrario (que irá los miércoles y jueves a las 21.00 en Tractatus) Simón, Sara, Tony y Otto se aprontan para una emisión especial del programa que celebra sus cinco años al aire, pero ni así logran torcer su suerte: aunque sus contenidos sean muy buenos, nadie los escucha.

En cuanto a las referencias más cercanas, Calderón cuenta que vieron Melancholia, película de Lars von Trier que se aleja de su provocación habitual, Coherence, de James Ward Byrkit, que los ayudaron a entender el tratamiento del relato, y El ladrón de orquídeas, de Spike Jonze, ya que el cambio de género –de comedia a thriller/suspenso– les resultó “poderoso”. “Quise que esta obra operara de manera similar. Quizá con menos éxito que en la película de Charlie Kaufman, pero se da una búsqueda consciente de generar ese efecto”, plantea. Pero las referencias no se limitan al cine: también están presentes –“aunque de forma difusa”– José Pedro Barrán y su Historia de la sensibilidad en el Uruguay y la banda argentina Él Mató a un Policía Motorizado, que funcionan más como “caprichos que [como] ejes de la creación”.

Santiago Sanguinetti –que antes había dirigido a Calderón en Sobre la teoría del eterno retorno aplicada a la revolución en el Caribe– vuelve a la actuación después del estreno de Núrenberg (2011), obra de María Dodera que ha sido repuesta en varias ocasiones, y Demonios (2014). “Lo que me interesó de Lo contrario fue la posibilidad de trabajar con Sebastián, que logró una propuesta genial con Otros problemas de humanidad”, contó Sanguinetti. Y agregó que después de ver esta obra descubrió que Calderón “había logrado algo distinto, propio y muy honesto. Fue uno de los espectáculos más lindos que vi en 2016. Y, por otra parte, estaba el grupo de actores, a los que conocía por haber trabajado juntos, y tenía muchas ganas de volver a estrenar como actor. El tema que proponía Sebastián para la obra también me resultó atractivo, entre una radio amateur y varios universos paralelos”.