La historia de los videojuegos cuenta con varios relatos de desarrolladores exitosos producto de un juego a último momento o un título en el que invirtieron su estabilidad económica y su salud mental. Quizás el más viejo y conocido sea el de Final Fantasy, la saga de rol japonés, que en la actualidad es la imagen misma de uno de los géneros más importantes del medio.
Probablemente, Final Fantasy sea hija del contexto. Quedaba atrás la crisis norteamericana de la industria de los videojuegos de 1983, que tuvo como consecuencia la caída de Atari y el cuestionamiento de la viabilidad de este nuevo medio de expresión. Un par de años después, el mundo de los juegos dio un golpe de timón. La antigua supremacía estadounidense se vería eclipsada por una compañía que cambiaría para siempre el panorama de la industria: Nintendo lanzó su consola NES, que pasaría a dominar el mercado.
Por otra parte, los RPG (juegos de rol) habían dado un salto en popularidad en el –cada vez más de nicho– mundo de los videojuegos. La empresa nipona Enix había lanzado Dragon Quest (otro que es una franquicia de éxito mundial) y el ambiente estaba hambriento de más.
En este marco, Square, la que fuera eterna rival de Enix –hoy día fusionadas en la famosa Square Enix–, en un intento desesperado antes de entrar en quiebra, lanzó su última apuesta, o mejor dicho, su fantasía final: Final Fantasy.
El resto de la historia es conocida: la franquicia creada por Hironobu Sakaguchi fue un éxito comercial difícil de equiparar y una referencia cultural que escapa del propio mundo de los videojuegos. Actualmente, cuenta con un número cercano a 140 juegos, de los que 15 son considerados de la rama principal.
Dentro de estos títulos centrales, cada uno tiene una historia diferente e independiente, por lo que cada Final Fantasy puede ser jugado sin tener en cuenta el resto. Sin embargo, estos videojuegos poseen temáticas recurrentes que podrían ser consideradas clásicas dentro del RPG japonés: casi siempre hay un grupo de individuos jóvenes que salvan al mundo de un mal más viejo que el agujero del mate; la idea de la magia blanca, negra y roja es un común denominador, así como la de que los cristales son los que otorgan poderes mágicos a los humanos. Los barcos voladores, los sistemas de trabajo, el estilo de combate, todo lo que mencionamos quizás haya empezado con otras sagas de rol, pero se popularizó cuando Final Fantasy cruzó las fronteras niponas, convirtiéndose en un fenómeno mundial.
Las épocas doradas de esta franquicia pueden ubicarse en otros tiempos. A fines de los 90 salió a la luz Final Fantasy VII para Playstation, el juego con más ventas de la serie –supera los 18 millones– y el que cosecha mayor popularidad entre los seguidores. Tanto es así, que el próximo proyecto de Square Enix es un remake de esta séptima entrega, con un cambio rotundo en el apartado gráfico y en el sistema de combate. Toma lo bueno de su última entrega, Final Fantasy XV, pero le agrega ese factor nostalgia que nos tiene a todos expectantes de la vuelta del más grande RPG de todos los tiempos.