“Dos propuestas musicales con todo y nada que ver se reúnen por primera vez en un evento insospechado”. De esta manera publicita el bar Inmigrantes (Paullier y Guaná) el toque que darán hoy a las 21.30 Riki Musso (y sus fabulosos Los Formidables) e Iván & Los Terribles, el grupo de Iván Krisman (con entradas a $ 200 en la puerta). Lo de “insospechado” no es una exageración, dado que el bajista ni siquiera conoce personalmente a Musso. La conexión se dio por Andrés Coutinho, baterista de Los Formidables. “Formidable [el último disco solista de Musso] me encantó. Pero en realidad cuando los invité me la jugué, porque tampoco sé qué es lo que opinan los tipos de mi música ni nada. Se dio de una forma medio misteriosa. Lo que tenemos en común [con Musso] es que los dos tocamos en La Hermana Menor. Fue un tipo muy importante, porque el primer disco no solamente lo tocó sino que lo grabó”, cuenta Krisman.
En efecto, Musso tocó la guitarra en Ex (2003), el primer álbum de La Hermana Menor, y puso su estudio a disposición para que fuera grabado allí. Pero más allá de esa fría conexión –porque Musso y Krisman nunca llegaron a coincidir en la banda–, el bajista recuerda que cuando estaba en primer año de liceo y salió Otra navidad en las trincheras (1994), el disco de El Cuarteto que rompió todo, fue la primera vez que compartió un suceso cultural con su grupo de amigos que en su casa no estaba bien visto. “Fue la primera cosa prohibida que conocí, verdadera, y que a todos nos gustaba mucho. Siempre que pienso en El Cuarteto pienso en eso. Ahora no me interesa la música de El Cuarteto, ni la de este momento ni de hace mucho tiempo”, agrega el bajista. Krisman arrancó a tocar a los 16 años y estuvo en muchos grupos de distintos estilos y en más de uno al mismo tiempo, siempre con su bajo a disposición para las canciones que componían otros. En ese rol fue testigo del proceso de gestación de varias canciones, desde que alguien traía un embrión a un ensayo y los demás aportaban para que creciera. “Eso siempre me interesó mucho y siempre lo estuve mirando pasar, estudiándolo como un fenómeno alucinante. Vi nacer de cero cosas muy lindas, y nunca había compuesto nada hasta hace relativamente poco. Fue en 2012, cuando compuse todo muy rápido, me dejé llevar por las cosas que siempre me habían gustado tocar y salió uno atrás del otro”. Así las cosas, después de casi 20 años, el bajista sintió que ya había asimilado toda esa cocina de la composición que hasta ese momento había olfateado y se largó al ruedo con su banda, Iván & LosTerribles. Hasta ahora lleva editados dos discos, Los incautos no fallan (2014) y El maestro interior (2016), ambos disponibles en la plataforma Bandcamp y con rock directo al hueso. El primer álbum, más allá de contar con el teclado de Esteban Machado, fue básicamente compuesto para un dúo, con Krisman en bajo y voz y Fabricio Luraschi en batería, percusión y coros. El segundo ya fue grabado con una banda de cinco músicos y la diferencia se nota sobremanera en el sonido. El bajista explica: “El primer disco tiene esa cosa extrema de dos personas tocando y el segundo es de una banda de cinco músicos que tuvieron que ver con el sonido final porque son muy personales, muy de arreglar y de pensar en la canción con mucha inteligencia. Entonces, el sonido se abrió porque apareció gente copada con ideas para hacerlas crecer, ya que estructuralmente no hay mucha diferencia entre cómo son las canciones del primero y del segundo”.
Luego de años de tocar el bajo, pasar al frente como vocalista no fue fácil. Krisman cuenta que la búsqueda de su voz todavía no terminó: “Todavía tengo pocos recursos, no afino muy bien y tengo que apelar a cosas que a veces se repiten mucho entre las canciones. En eso tengo mucho para mejorar. El segundo disco está mejor cantado, pero en el primero la voz hace más cosas diferentes”.
Ya que hoy de noche las bandas de Musso y Krisman van a tocar juntas, sería lógico pensar que podrían cruzar esfuerzos en algún tema. Pero no. “Eso no es insospechado, es impensable”, dice el bajista. No obstante, piensa que, si hoy sale todo bien, estaría bueno poder hacerlo en otra oportunidad con una preparación adecuada.