En julio hubo una especie de muestra preparatoria, gracias a un intercambio con el Museo Solari, de Fray Bentos, que envió parte del acervo compuesto por artistas, antecesores y sucesores que dialogaron con la obra del maestro Luis Alberto Solari (1918-1993). La exposición que ahora aloja el Museo Nacional de Artes Visuales (Tomás Giribaldi esquina Julio Herrera y Reissig) es organizada con las obras que posee la propia institución y con préstamos de la familia del pintor fraybentino. Por eso, Centenario Luis A Solari es una oportunidad imperdible –recordemos: es gratis– de arrimarse a comprobar de cerca la calidad del material que distingue a un artista “de los de antes”. También un viaje a lo inquietante, a su mundo semimítico de animales antropomorfos, de tradiciones camperas, urbanas y universales, a su paleta ambigua, a su uso de collages atrevidos, de frotados y de otras técnicas que puso al servicio de su fructífera imaginación. En definitiva, un regalo a la imaginación. La muestra se queda hasta octubre en el Parque Rodó, y luego va a otras ciudades del país, como San José y Florida.