Puede ser una vieja imagen familiar en la vereda, las grietas en los balcones cercanos, una borrosa línea amarilla marcada por el paso de los ómnibus en la avenida. Para los talleres del Proyecto Barrios la fotografía es una herramienta expresiva que manifiesta el vínculo que cada participante mantiene con su lugar de residencia. Durante cinco meses se produce colectivamente con encuentros semanales entre vecinos y referentes del Centro de Fotografía de Montevideo (CdF); el proceso cierra con una muestra en la fotogalería del barrio y hoy desde las 18:30, se podrá ver el resultado del trabajo realizado en Ciudad Vieja.
Barrios surge en 2016 como una de las plataformas del Festival de Fotografía MUFF, llevado adelante por el CdF. Tras una experiencia positiva, con grupos que continuaron reuniéndose pasado el festival, se incorpora a la propuesta estable del centro, llegando a distintos puntos de la ciudad. El taller es gratuito y los participantes no necesitan contar con conocimientos fotográficos previos, solo deben residir en el barrio donde se desarrolla la experiencia. En las reuniones semanales se trabaja utilizando consignas planteadas por los activadores, fotógrafos como Nicolás Vidal o Maximiliano Sánchez, que pueden ir desde líneas de tiempo marcadas geográficamente hasta registros de los recorridos habituales por la zona. Con Luis Camnitzer como coordinador pedagógico, en 2018 se realizó en Cordón Norte, Ciudad Vieja, Prado y Peñarol.
Según cuenta Hella Spinelli, Coordinadora del área de Curaduría del CdF, Barrios es una de varias líneas de acción destinadas a que el usuario pueda aprovechar mejor todo lo que el centro genera, sean exposiciones, libros o charlas. “Algunos puntos importantes en este sentido son las instancias formativas, la accesibilidad de diversos contenidos a un público general, la existencia de espacios expositivos no centralizados y, por último, esta idea de que el propio usuario sea el que puede producir. El objetivo implica facilitar el acceso a las herramientas técnicas y conceptuales que les permitan elaborar sus propios discursos y lenguajes visuales, sean fotógrafos o no”, explica.
Las muestras suelen incluir retratos infantiles de los autores en calles de la zona, también textos y dibujos creados a raíz de los encuentros, colocando al proceso de trabajo en un lugar preponderante. Hay un acercamiento lúdico y emotivo a la fotografía, en el cual la identificación con el entorno toma un peso visual. A su vez, funciona como un dispositivo de investigación histórica, trabajando la memoria, el patrimonio y el paso del tiempo con la incorporación de diversos archivos: álbumes fotográficos, postales, boletas, documentos de identidad. “Barrios es parte del sentido del Cdf: cómo a acercar la fotografía a un público general como una herramienta para incentivar la reflexión, el pensamiento crítico y la construcción de identidad ciudadana”, define Spinelli.
Las experiencias han sido muy diversas, de acuerdo a los grupos formados en cada taller: “Fundamentalmente, destacamos la construcción de espacios de encuentro, de intercambio, que promueven el investigar la propia identidad, observar los entornos con mayor detenimiento, hacerse preguntas sobre la historia de los espacios que transitamos a cotidiano, comprender las lógicas narrativas y desde allí construir relatos, proyectar sensibilidades, y, principalmente, constituir colectivos y concebir nuevos proyectos”. Barrios volverá a realizarse en el 2019 y ya se está planificando para Casavalle, Capurro y Peñarol.
La orilla de la ciudad
Hoy en la fotogalería a cielo abierto de Ciudad Vieja (Piedras y Pérez Castellano) se expondrá el trabajo de Iris Rodríguez Cacheiro, Mario Cativelli, Alejandra de los Santos, Luis Enrique Durante, Leroy Gutiérrez, Paulo Herrera, Fernando Lagarde, Edison Ariel Montesdeoca, Florencia Pazos, Joel Rodríguez y Rafael Sanz Balduvino, que trabajaron durante cinco meses bajo la coordinación del fotógrafo Maximiliano Sánchez. La muestra se podrá visitar hasta el 25 de febrero inclusive en cualquier horario.
Los participantes eligieron caminos que reflejan las distintas caras de un lugar ecléctico, abordándolo como espacio patrimonial, plaza financiera, punto turístico o barrio de inmigrantes. En las imágenes cobran presencia los buques que se mimetizan con el paisaje, sus tripulantes que pisan suelo uruguayo por unas pocas horas, el ritmo frenético de los trabajadores circulando por la calle, el detrás de escena del circuito gastronómico nocturno, la ciudad vacía cuando los negocios cierran sus puertas. De esta manera, el cambio en el paisaje a lo largo del día es un leitmotiv que logra unir las distintas propuestas.