En 2015, HBO dio su primer gran paso en la lucha por conquistar al público que mira televisión a demanda. Hasta ese momento, quienes querían disfrutar del catálogo de sus series originales estaban obligados a contratar esta señal con sus cableoperadores. Sin embargo, con la llegada de HBO Now (distinto del HBO Go, aunque en América Latina este último engloba a los dos) los usuarios podían únicamente pagar por el servicio de streaming.
El siguiente paso llegó hace pocos meses, cuando la cadena se remangó la camisa y anunció que aumentaría sensiblemente la cantidad de series originales a emitirse en su pantalla, lo que por supuesto significaría aumentar la cantidad de series disponibles para ver desde la computadora o el televisor inteligente cuando uno lo quisiera.
Uno de estos estrenos llegó en el mes de junio y cuenta la vida de un grupo de adolescentes estadounidenses que viven esta etapa de sus vidas en medio de satisfacciones y golpazos como consecuencia de la experimentación y las buenas o malas decisiones. De eso (entre otras cosas) se trata Euphoria.
La perdedora
Mi cédula de identidad señala que nací en la década del 80, aunque fui concebido en los 70. Me corrió un escalofrío de sólo pensarlo. Eso significa que llevo 20 años sin ser un teen y la última serie protagonizada por adolescentes que llamó mi atención fue Parker Lewis Can't Lose (Parker Lewis, el ganador) que emitió Canal 4 cuando yo apenas tenía bigote.
Las aventuras de Parker (el ganador) se situaban en la secundaria de Santo Domingo, un lugar colorido repleto de jóvenes simpáticos, cuya mayor preocupación era tener una directora un poco déspota que podía romper vidrios con sólo mover su pulgar.
En el otro extremo del espectro, donde los colores del arcoíris se mezclan como plasticinas hasta tomar un tinte violáceo, se encuentra la imperfecta Rue. El primer episodio de la serie creada por Sam Levinson comienza con la adolescente regresando de un centro de rehabilitación, por circunstancias bastante obvias, pero que se detallarán más adelante. Antes siquiera de retomar las clases, Rue decide visitar a su dealer y reabastecerse. Queda claro que no será una de esas ficciones en la que los chiquillos aprenden la lección, o al menos no lo harán tan fácilmente.
Con el correr de la temporada conoceremos al resto del elenco y podremos armar en nuestra cabeza el esquema de relaciones y poderes en el que viven estos personajes. Pero siempre volviendo a Rue, quien carga con el peso de la trama y de sus propias acciones.
Mary Jane (guiño)
Euphoria trata temáticas muy delicadas en una continua caminata por la cornisa, y si el resultado final es positivo (y atrapante) es en gran parte gracias al papel protagónico de Zendaya. Esta actriz de solo 23 años, que se hizo conocida por su participación en una serie de Disney Channel, logró la fama mundial gracias a la película Spider-Man: de regreso a casa (Jon Watts, 2017) y su secuela, Spider-Man: lejos de casa (Jon Watts, 2019).
En ambas cintas interpretó a Michelle MJ Jones, el interés romántico del pobre de Peter Parker, que en esta continuidad no es tan pobre, ya que tiene gente del mundillo superheroico que está dispuesta a ayudarlo con consejos y tecnología. Pero no me quiero ir por las ramas...
Desde la primera nueva entrega de las aventuras del Hombre Araña quedó claro, al menos para este humilde reseñador, que Zendaya era una actriz a la que tener en cuenta. Sin esfuerzo construyó el papel de adolescente sencilla y despreocupada, poseedora de una inteligencia que por momentos la alejaba de sus compañeros de clase. Digna de la secundaria Santo Domingo.
En la serie de HBO su papel es completamente distinto. Rue tiene 16 años y ya le han diagnosticado ansiedad, depresión, déficit de atención y trastorno obsesivo compulsivo, entre otras cosillas. Comenzó a abusar del consumo de medicamentos y eso la llevó a experimentar con otras drogas. Sufrió una sobredosis y debió ser internada, pero eso no detendrá sus intentos por tapar el vacío existencial con toda clase de sustancias.
Y en cada curva de esa montaña rusa del parque Rodó (es decir, que en cualquier momento se puede venir abajo) Zendaya lo hace bien. No, lo hace muy bien. Con la misma naturalidad con la que interactuaba con supervillanos en el cine, atraviesa las vicisitudes de su adolescencia. Es la principal responsable del éxito de esta ficción, aunque no es la única.
Gran elenco
La mayor parte de los ocho episodios de esta primera temporada gira alrededor de la amistad a veces sanadora, a veces tóxica, que Rue mantiene con Jules, una joven trans interpretada por la debutante Hunter Schafer, quien trabajó con Sam Levinson para incorporar sus propias experiencias en el papel. Su historia combina aquellas relaciones que se desarrollan con total normalidad y aquellas personas que la convierten en víctima de bullying.
El resto del elenco incluye toda clase de chicos y chicas que intentan encontrar su lugar en el mundo de maneras muy diferentes, desde triunfando en el fútbol americano hasta convirtiéndose en dominátrix a través de internet. La misma internet por la que circulan emojis, amenazas, nudes y videos pornográficos.
Se tocan temáticas como el embarazo adolescente, la violencia dentro de la pareja, el sexting y la pornovenganza. Y como sucede con otros productos de HBO, la serie es bastante gráfica, tanto en lo sexual como en lo relacionado al consumo de drogas. Aunque lo más fuerte sea contemplar lo que ocurre dentro de algunas cabezas, que llevan a tener las más diversas conductas autodestructivas.
Con un antagonista tan odioso como real, escenas de depresión aplastante, así como momentos de euforia (guiño) y de sentimientos puros, se nos presenta una parte de la juventud actual. Podemos empaparnos de este mundo o hacer la vista gorda, pero todo esto seguirá ocurriendo. A ellos poco les importa lo que opinen los adultos.