Ayer, en el marco de la Noche de los Museos, el Centro Cultural de España (CCE) inauguró una inusual exposición. Con la idea de trazar un inquietante recorrido onírico que evocara la geografía interior de Mario Levrero, los curadores Ricardo Ramón Jarne (doctor en Historia del Arte y director del CCE) y Matías Núñez (escritor, docente y doctor en Literatura Hispanoamericana) apelaron a la historieta, la parapsicología, el cine, la ilustración, la fotografía, el erotismo, la mística y a “una de las literaturas más auténticas y originales de los últimos tiempos” y montaron Levrero hipnótico.

Para esta apuesta, además, decidieron acudir a la obra de artistas que interpretaron y ampliaron el universo desde las distintas variantes: Alfalfa, Brian MacKern, Diego Bianki, Guillermo Ifrán, Jorge Risso, Leandro Erlich, Lizan, Manuel Espínola Gómez, Marianella Morena, Hermenegildo Sábat, Sonia Pulido, Tola Invernizzi, Valentina López Aldao y Víctor Castro.

Núñez cuenta que esta muestra se basa en el concepto levreriano de arte como hipnosis, y recuerda que en una entrevista que le hizo Elvio Gandolfo (recopilada por la editorial argentina Mansalva en 2013, en Un silencio menos) el autor de El lugar decía: “[En] Psicoanálisis del arte, de Charles Baudouin, [...] encontré una teoría apasionante: el arte como forma de hipnosis. Según Baudouin, lo que hace el artista es hipnotizar al lector, a quien contempla un cuadro” o escucha música.

El hecho de que la literatura de Levrero esté influenciada por sus múltiples intereses en áreas como la fotografía, el cine, la ilustración, la parapsicología, la informática o los juegos de ingenio, dice Núñez, funcionó como disparador para presentar su propia producción en estas disciplinas, poco difundidas en su mayoría, y para “invitar a distintos artistas a que participen interpretando y ampliando el universo de la obra de Levrero desde las artes contemporáneas. El objetivo es lograr un espacio que remita a las atmósferas enrarecidas y oníricas de la literatura levreriana, donde conviven en perfecto equilibrio el humor, el erotismo y la mística, y que el visitante entre en ese estado de trance que suspenda la realidad y lo comunique con el universo Levrero”.

Para Ramón Jarne se trata de acercar nuevos públicos al mundo levreriano con un montaje escenográfico: “Han trabajado en el montaje escenógrafos del Auditorio del SODRE junto a artistas como Erlich, o MacKern en lo tecnológico”, además de aquellos que han mantenido un vínculo con el escritor o sus mundos. Núñez apunta que hay una reproducción a escala 1/1 del plano del apartamento en el que Levrero retomó la escritura de La novela luminosa, lo que permite ver “cómo cada espacio es utilizado para dar cuerpo a conceptos y objetos levrerianos: las mujercitas que salen de la canilla de la pileta en ‘La casa abandonada’, por ejemplo, o la materialización de los sueños a través de una obra de Erlich. También se podrán ver propuestas de corporización de sus heterónimos (Alvar Tot, Tía Encarnación o Lavalleja Bartleby) y leer sus textos e intentar resolver sus juegos de ingenios”.

Además, se exhibirán inéditos, manuscritos y borradores de sus textos (como los famosos ejercicios caligráficos de El discurso vacío), poemas y una importante correspondencia en la que se observa “la profunda noción que el autor tenía sobre los rumbos de su obra, e incluso algunos diálogos que revelan el germen de varios de sus textos más célebres”.

El director del CCE agrega que dentro de “la casa de Levrero” se podrán recorrer las habitaciones y, al mismo tiempo, las líneas de vida, ya que de alguna manera “la habitación, la casa, el piso reflejan el transcurso de su vida. Es como si te metieras dentro de un cómic”. Destaca, a su vez, actividades que comenzarán el año que viene: en marzo, Marianella Morena “hará la obra de teatro más larga de la historia escénica uruguaya: todos los jueves montará una obra en la que los espectadores podrán asistir a los talleres de Levrero, con aspiraciones espectrales suyas”, y se realizará un seminario internacional que convocará a especialistas, como el editor y crítico español Ignacio Echevarría. “Yo estaré loco a la hora de montar exposiciones, pero soy académico; por ende, quiero que permanezca como elemento de estudio y que se generen documentos que enriquezcan y amplíen la figura de Levrero. Que abra caminos a otras posibilidades y otras exposiciones. Para mí es una despedida de lujo de este país”, dice, ya que se irá del centro el 31 de enero. Con esta muestra “todos acabaréis hipnotizados por Levrero”, desafía, convocando al público.