José Saramago recibió el premio Nobel de Literatura en 1998. Antes de eso le había llegado el reconocimiento público gracias a El evangelio según Jesucristo (1991), una novela que tiene a Jesús como protagonista y que fue considerada ofensiva para sectores de la comunidad católica, que presionaron para evitar que concursara por premios literarios en Europa. Paradójicamente, ese esfuerzo por contener la influencia de la obra redundó en la reedición de varios libros anteriores del autor, que rápidamente fueron traducidos a varias lenguas.

El evangelio... selló además la ruptura entre Saramago y su país de origen, Portugal. Desde 1993 vivió en la isla canaria de Lanzarote, donde adquirió la costumbre de registrar en forma de diario (luego los llamaría Cuadernos) sus impresiones sobre diversos asuntos. La llegada del Nobel, sin embargo, trastocó el sereno ritmo en que vivía. De pronto, desde todos los rincones del mundo se requería su opinión, se le pedían artículos, se lo fotografiaba y entrevistaba constantemente. El cuaderno de ese año, por lo tanto, no fue escrito en el tranquilo estado de espíritu que la vida en la isla le había facilitado hasta entonces, y aunque se había anunciado su existencia (él mismo había dicho que habría un sexto cuaderno, correspondiente a ese año y que cerraría el ciclo de los Cuadernos de Lanzarote), hasta ahora no había sido publicado.

Ahora ha llegado a las librerías El cuaderno del año del Nobel (Penguin Random House, $ 650). Pilar del Río, viuda de Saramago y su traductora durante muchos años, dice al comienzo que estos textos aparecieron, cuidadosamente archivados, en una de las computadoras que el escritor usó durante los años que vivió en las Islas Canarias, y aclara que en algunos casos se trata apenas de apuntes, de bosquejos o anotaciones sobre las que pensaba volver en algún momento. Efectivamente, el libro alterna relatos sobre vivencias cotidianas, notas o partes de artículos publicados en diarios o revistas, apuntes sobre temas que podrían ser desarrollados, observaciones sobre asuntos de actualidad, tanto del campo político como de los terrenos del arte y la cultura, y también brevísimas menciones a acontecimientos ocurridos tal o cual día y que parecen funcionar como ayuda memoria para un trabajo de escritura que nunca llegó a completarse. Además, El cuaderno del año del Nobel incluye algunas anotaciones del año siguiente e intervenciones de Saramago en eventos diversos durante ese año en el que se convirtió en el primer escritor portugués (y el único hasta ahora) galardonado con un premio Nobel.