El año pasado El trigal del sueño fue Premio Nacional de Letras en el rubro poesía, categoría poesía inédita. Ya había ocurrido algo parecido con otras obras de William Johnston: en 2008 (con el libro Diálogo final, junto a Teresa Amy), en 1998 (con La estación de las bellas furias) y en 2017, cuando ganó el segundo premio en poesía inédita por Paisaje (aún por publicar) y el tercer premio en la categoría poesía édita por Intemperie.

“Recibir un premio implica una gran responsabilidad. Por un lado, es un deleite, porque uno siente que su búsqueda de la palabra poética no es en vano, sino que hay reconocimiento en cuanto al camino trazado. Pero, por otro lado, genera una suerte de ansiedad sigilosa, es decir como un deseo constante de superación. Como si dijéramos: el premio del año pasado es muy bueno, pero iniciemos la aventura de hacer un libro mejor que el libro que sacó el premio. Y así continuamos”, dice Johnston.

“Nací en 1967 bajo el signo del viento en Montevideo / –monte sexto de este a oeste– / Una ciudad al sur de la realidad con escondidas raíces de nostalgia”, dice la frase de presentación de El trigal del sueño. “Soy Géminis con ascendente en Virgo. Es decir, Mercurio por partida doble, porque también es el patrono de Virgo. Géminis es el cambio, el viento que cambia siempre cuando uno mira a través de la ventana. La dualidad plena. Géminis siempre va a estar en el punto donde se abren caminos. Y si bien miramos, estos dos caminos son la poesía. Un poeta mexicano, por ejemplo, en la presentación de uno de mis libros señalaba que en mi poesía existen dos tipos de caminos: una poesía lírica representada por La estación de las bellas furias, Leve sombra (2006) y El trigal del sueño. Este camino está representado por una poesía más visionaria, más simbólica y hasta onírica, al decir de Gerardo Ciancio. El segundo camino es una poesía más bien narrativa, directa, centrada en lo cotidiano y en un lema que bien puede resumirse como que poesía es lo que se está sucediendo, por ejemplo en Los fragmentos dispersos (1998), El viento detrás del bosque (2003), Intemperie y Alaska (2014). De este camino se bifurca un tercero, que es la vía de la narrativa, representado por mis tres novelas que se publicaron en México bajo el titulo No acaricies un perro ciego en 2016. Cada más se abren entre sí estos caminos al punto que, en este presente, están muy distantes uno del otro ,como si fueran los polos en un generador eléctrico. Y no puedo hacer nada al respecto, salvo escribir, porque la poesía es instinto de conservación”, dice el autor.

El trigal de los sueños está dividido en tres secciones: Plagio, Furia y Fábulas. Comenta Johnston: “Cada libro es una apuesta nueva hacia el lenguaje. Concretamente, en este libro si bien en las primeras lecturas hay un acercamiento a la prosa poética, podemos decir que no tiene género –entendido como género literario: lirica, narrativa, teatro– y eso lo hace, pienso yo, inclasificable. Creo que Plagio, Furia y Fábula son los tres acercamientos a la poesía. Y de qué manera la poesía se genera a partir del plagio, mediante la furia de la escritura y por último a través de la fábula. Y toda esta visión lo acerca a libros anteriores como es Leve sombra, en el que el lenguaje es el protagonista del libro y por ser centro se encuentra en ese borde, en ese filo, en esa frontera.

El trigal del sueño, publicado por La Coqueta Editora, se presenta este jueves a las 19.00 en el Museo Zorrilla (Zorrilla de San Martín 96).