Incluso en las épocas de mayor contenido nacional, los televidentes uruguayos somos invadidos por otras naciones. Casi siempre Estados Unidos, con sus comedias, dramas y dibujos animados. En los 80 el Canal 5 fue protagonista de una invasión alemana, con producciones de Transtel que dejaron huellas en los cuarentones de hoy.
En el rubro de las telenovelas, durante mucho tiempo tuvimos tanques brasileños que llegaban los martes y los jueves, y de vez en cuando algún horario lateral. Y en los últimos años desembarcaron las latas turcas, con sus costos reducidos y sus conflictos de antaño.
Si pensamos en invasiones del Lejano Oriente, seguramente pensemos en el rubro animado, en especial con títulos que buscaban estrujar el corazón de quien los miraba, como (precisamente) la serie Corazón.
La globalización, que tiene un montón de aspectos preocupantes, también ha permitido pequeñas invasiones en nuestros televisores. Pero en esta época de visionado a demanda, es necesario que les demos permiso para entrar.
Hace poco invité a mi living a la ficción coreana Los archivos de la enfermera escolar. Seis episodios disponibles en Netflix que nos recuerdan que, más allá de que la mayoría de nosotros contamos historias de manera parecida, hay diferencias que se notan mucho.
¡Hola, enfermera!
Basada en la novela homónima de 2015 de Chung Serang, cuenta en seis episodios las aventuras de Ahn Eun-young, una simpática enfermera que tiene el poder de ver los sentimientos y los espíritus como jaleas de diferentes formas. Ayudada por una espada de plástico y un arma de juguete, buscará combatir a las jaleas más dañinas, en una escuela de Seúl que esconde varios secretos.
A lo largo de esta temporada, la enfermera y su patiño Hong In-pyo enfrentarán enemigos pequeños, como una especie de cordón umbilical invisible que une a dos alumnos, o un enorme monstruo que amenaza con devorarse a todos los jovencitos.
Por momentos, la combinación de comedia y fantasía recuerda a la inglesa Doctor Who, cuyo protagonista (el Doctor) también parecía luchar con objetos de cotillón contra enemigos que solían atentar contra los más vulnerables. Y la jalea se parece un poco al limo psicorreactivo de Cazafantasmas 2.
Sin embargo, los coreanos no están tan preocupados por dar explicaciones de los misterios, como la alumna que devora los ácaros que traen mala suerte, pero que sólo quiere tener una vida normal. Para peor, la jerarquía que la historia les da a algunos personajes cambia de un episodio al otro, y el supuesto archienemigo vuelve a ser un profesor más.
Sobre el final de la temporada tendremos algunas respuestas. Mientras tanto, se puede disfrutar del sinsentido, de los buenos efectos especiales y de dejarse invadir, aunque sea esta vez, por una nación menos conocida.