“Como en toda nuestra carrera hicimos un show físico, nos parecía que era desubicado tocar las mismas canciones y pedirle a la gente que se quede sentada”, dice Guillermo Peluffo, cantante de Trotsky Vengarán. Ante la “nueva normalidad”, la banda fue una de las que más tuvieron que adaptarse, al punto de que se replanteó cómo tocar su música. El cantante subraya que los shows de la banda suelen ser muy “para arriba”, no sólo de pogo, porque incluso cuando tocan en lugares donde el público no conoce los guiños y las claves del “ritual” si la gente no salta igual agita con los pies.

“Entonces, muy temprano nos dimos cuenta de que nuestro tipo de show no va a estar habilitado por mucho tiempo. Porque por más que aumenten los aforos o se tomen otras medidas, para poder volver al show hay que esperar a que abran las discotecas. Entonces, como esto pintaba que iba para largo y seguimos estando en el mismo lugar, empezamos a rediseñar el show con canciones de Trotsky pero conectándose desde otro lugar”, cuenta Peluffo.

Así las cosas, para varias canciones la banda dejó de lado las guitarras eléctricas y se colgó las acústicas. Pero el cambio no fue sólo de instrumento, sino también del enfoque de las canciones, de los arreglos. Por ejemplo, hay una parte del show que sigue siendo eléctrica y pesada, pero como tocan canciones “densas y oscuras, que nunca provocaron pogo”, dice Peluffo, las usaban justamente para cambiar el ritmo del recital, y pasaron a tener otro valor. Un ejemplo de estas son “Tormenta de mar”, del disco debut del grupo, Salud, dinero y dinero (1994), y “El diablo en el hombro”, de Todo lo contrario (2002).

Las canciones más conocidas, las que provocan el agite, están “todas arregladas de nuevo” en versiones acústicas, señala Peluffo, y agrega que las armaron “desde otro lugar”, como si las agarrara otro productor o una banda distinta. “Están dadas vuelta, e incluso las eléctricas también están arregladas; porque hay una cosa que el público que es asiduo tiene incorporado con los años, que sabe que tal canción por más que parezca que no es para agitar termina agitando, entonces cambiamos todo”, agrega.

Pasar canciones de rock eléctricas a formato acústico estuvo en el pico del mainstream en los 90, con el famoso ciclo MTV Unplugged, que dio lugar a varios discos legendarios, como los de Paul McCartney, Eric Clapton, Rod Stewart y –sobre todo– Nirvana. Peluffo recuerda que hace un par de años en la banda discutieron sobre la posibilidad de hacer un concierto en formato unplugged y habían llegado a la conclusión de que no. Sin embargo, la posibilidad volvió a aparecer para lo que iba a ser el show más grande de Trotsky, que estaba programado para mayo en el Antel Arena, pero que por las razones de público conocimiento se pospuso para marzo de 2021. “Íbamos a hacer un set acústico para la canciones más conocidas, para darle otra dinámica al show, porque si no es una cosa totalmente al palo, allá arriba todo el tiempo”, acota.

El nuevo show Trotsky lo estrenó en Sala del Museo, con rotundo éxito, y hoy, mañana y el lunes se presenta en La Trastienda, siempre a las 21.00 (entradas por Abitab). Entre las novedades está que el guitarrista que se sumó hace un tiempo, Michel Illa, tiene un rol más protagónico en el armado de los nuevos arreglos. Peluffo destaca que es más joven que el resto de la banda, con un conocimiento musical “mucho más vasto” que el de los demás, que tienen “cabeza más de punk y hard rock”. “Nos ayuda a arreglar los temas de esta manera. Es un guitarrista muy versátil, que les da mucho color a las canciones. Mientras tanto, Llamarada [Hugo Díaz], que nunca había agarrado una guitarra electroacústica hasta que empezó su programa de radio, está en cursos intensivos para poder relacionarse con el instrumento y empezar a expresarse a través de él”, cuenta Peluffo.

El cantante dice que la suspensión del show en el Antel Arena les pegó, pero no más fuerte que la pandemia: “Al lado de todo lo que ha pasado, fue una piña más”. Agrega que, obviamente, la inseguridad sobre lo que podría pasar con su proyecto musical les generó cierta angustia, pero enseguida, con las perspectivas muy negativas de trabajo, usaron la banda para “trabajar, tener un horizonte y ordenar la semana, en esos días tan inusuales del principio de la pandemia, en los que vagabas por tu casa sin saber mucho qué hacer ni hasta cuándo”.

Por último, Peluffo señala: “Fue lo que generó que estuviésemos en un contacto muy fluido y pudiésemos armar esto con tiempo, y nos salvó la cabeza. Estamos contentos con esto porque quizás es el salto artístico más grande que hicimos en nuestra vida”.


Contrafarsa

La murga Contrafarsa celebra los 20 años de El tren de los sueños, “un espectáculo inolvidable que marcó un antes y un después en la historia del carnaval uruguayo”, luego de un largo período sin presentarse en el escenario. Originalmente, el espectáculo se iba a presentar en tres fechas en el Auditorio del SODRE, pero debido a la pandemia, como el aforo se redujo a 30%, se realizarán nueve funciones, a partir de mañana y hasta el jueves 12. Las entradas se venden por Tickantel y van desde $ 800 a $ 1.930.

Mozart

La Orquesta Sinfónica del SODRE presenta el espectáculo “Mozart en primavera”, dedicado al genio austríaco. Bajo la dirección del coreano Jooyong Ahn y con el violín solista de Juan Cannavó interpretarán el Concierto para violín y orquesta n° 5 y la sublime Sinfonía n° 40. La cita es hoy a las 19.00 en el Auditorio del SODRE, con entradas por Tickantel que van desde $ 60 a $ 480.

Festival del Amor

El Festival del Amor “El retorno de los vientos” es un encuentro de artistas de varias disciplinas y estilos que se juntan para solidarizarse con Andrea Viera, “música y docente querida por todos que sufrió el robo de sus herramientas de trabajo, instrumentos musicales personales y vitales para su desarrollo artístico laboral”. El evento se realizará hoy a las 20.30 en la Sala Zitarrosa, donde se presentarán Federico Wolf, Nicolás Mora Cuarteto, Ellas Cuarteto de Saxofones, Proyecto Mestizo y Samanta Navarro y La Dulce. Las entradas se venden por Tickantel y valen $ 250.