En 2013 se publicaba El canto del cuco (The Cuckoo’s Calling), novela que significaba el debut literario del escritor Robert Galbraith y de su personaje estrella, el detective privado Cormoran Strike. Aunque una de estas afirmaciones era falsa.

Si bien se trataba del primer libro publicado bajo ese nombre, se trataba del seudónimo utilizado por JK Rowling, autora de la saga de Harry Potter, para que las críticas no estuvieran teñidas por su fama mundial. El engaño duró muy pocos meses (y las ventas se multiplicaron desde ese momento), pero los primeros comentarios fueron positivos.

Al año siguiente saldría El gusano de seda; en 2015, El oficio del mal; tres años después, Blanco letal, y finalmente, en setiembre de este eterno 2020, salió a la luz Sangre perturbada, que volvió a dejar a Rowling en medio de la polémica por un supuesto personaje masculino que se vestía de mujer para matar mujeres. Según varios periodistas que leyeron el libro, este detalle supuestamente menor en la historia fue amplificado debido a acusaciones anteriores de transfobia contra la escritora.

Mucho antes de que los tuits de JK amenazaran con “cancelar” al niño mago más famoso del planeta, Brontë Film and Television comenzó a adaptar las aventuras de Cormoran Strike para la televisión con el sencillo título de Strike.

Las tres primeras series (como llaman los británicos a sus temporadas) fueron estrenadas entre 2017 y 2018. Y aparecieron como CB Strike en HBO Go y plataformas de cables con paquete HBO, como NS Now. Veamos cómo les fue, aclarando que quien escribe no tuvo el menor contacto con las novelas originales.

¡Acción!

La acción tiene como protagonista a este detective gruñón (Tom Burke) y su nueva asistente Robin (Holliday Grainger). Juntos se irán topando con tres casos que resolverán en base a tesón, trabajo arduo e instintos detectivescos.

Strike no arriesga demasiado dentro del género al presentar a un protagonista desaliñado y misántropo, que enfrenta dificultades económicas. Es interesante su biografía, ya que es hijo de una estrella de rock y una supergroupie, pero lo realmente notorio es la pierna que perdió en la guerra en Afganistán.

Todo huele a clásico, aunque no haya femmes fatales que lleguen hasta la oficina pidiendo protección y tiren de la corbata del detective (nadie lo hizo mejor que Jessica en Quién engañó a Roger Rabbit). Así que el espectador debe estar pronto para abrazar los clichés y no soñar con una deconstrucción del noir.

El primer caso involucra a una modelo cuya muerte fue catalogada de suicidio, por más que no todos en la familia piensan lo mismo. Luego se enfrentará al asesinato de un escritor cuyo último manuscrito ofendió a media industria literaria. Finalmente (hasta ahora), la tercera vez “será personal”, con un antiguo enemigo de Strike tratando de incriminarlo en un terrible crimen.

Alrededor de la trama laboral habrá tiempo para conocer al prometido de Robin y a un par de personajes secundarios que serán funcionales a la trama, cuando el héroe epónimo necesite un chofer o un guardaespaldas.

El gran enemigo de CB Strike (la serie) es el tiempo. El primer libro está contado en tres horas, mientras que al segundo y al tercero se le dedican dos horas a cada uno. Queda la impresión de que las historias de Rowling-Galbraith tenían una complejidad que se pierde en la reducción. En lugar de simplificarlas, se opta por telegrafiar algunos elementos de la trama, en eso que los yanquis definen como “pestañeá y te lo perdiste”.

Si te pareció que Perry Mason dedicaba demasiados episodios a un solo caso, y estabas buscando algo clásico y ambientado en los tiempos que corren, podrías echarle un vistazo al hijo de Rowling. No, el otro. El menos conocido.