Existe una expresión en inglés que dice “tirá [los espaguetis] contra la pared y fijate cuáles quedan pegados”. Se refiere a aquellos que en lugar de elaborar una estrategia pensada, van probando diferentes cosas y se quedan con aquellas que simplemente funcionan.

Por momentos, parece que Netflix funcionara así. La realidad seguramente sea otra, porque incluso la compañía más millonaria (esa sería Amazon, claro) quiere aumentar sus ganancias lo más posible, y suele ser más barato planificar que tirar cosas contra la pared.

Ya sea porque lo pensaron o porque necesitaban algo con que sorprender nuestras paredes semana a semana, la plataforma del “Bom, bom” estrenó una delirante comedia de sketches pergeñada por un grupo de australianos que lleva una década haciendo reír... y provocando otra cantidad de reacciones en el público.

Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun tiene tres grandes protagonistas, que son las caras visibles de Aunty Donna: Mark Bonanno (una especie de Andy Samberg hipster), Broden Kelly (un Joss Whedon millennial) y Zack Ruane (Daniel Radcliffe de hongos). Junto al resto de la troupe nos regalarán seis episodios de menos de media hora a un ritmo casi frenético y con muchos tipos de humor. Aunque luego de esta temporada quede claro que algunos tipos les gustan más que otros.

El público podrá decidir si gusta o no del humor del grupo en los primeros segundos, ya que el comienzo del primer episodio marcará la pauta de todo lo que venga a continuación. Mark, Broden y Zack cantan que “todo es un tambor”, golpeando toda clase de objetos en el hogar que comparten y haciendo que suenen como un instrumento. Hasta que uno de los objetos no funcione y los Aunty Donna hagan el primero de sus virajes del humor naíf al drama desgarrador. Para después seguir cantando como si nada.

No es sencillo enfrentarse a una nueva propuesta humorística, mucho menos si uno anda con las barreras altas. Me pasó con I Think You Should Leave, otro programa de sketches producido por Netflix que tenía la dificultad agregada de utilizar un humor pensado para fastidiar a los espectadores. Y terminé encantado, con momentos puntuales a los que puedo citar como a Los Simpson.

Algo parecido ocurre con esta serie. Debemos darles permiso a estos australianos para hacernos reír. Si tomamos esa decisión, podremos disfrutar de perlas de humor absurdo que incluyen canciones, grandes cameos (Ed Egg Helms, Weird Al Yankovic y Paul F Tompkins, entre otros), alguna rotura de cuarta pared y varias humoradas que pondrán a prueba nuestra paciencia. Que se estiran al punto de perder la gracia, pero al continuar la recuperan, la pierden, la recuperan... y en algún momento se detienen.

Ningún humor es para todos los públicos, pero Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun debería serlo para unos cuantos. Y si algún episodio parece estancarse, a los pocos segundos estarán encadenando esa escena con otra que intentará ser más absurda que la anterior, como el repartidor de comida italiana, la reina de Inglaterra, el hombre chiquito que vive junto a los enchufes y muchísimos desvaríos más.