Mientras se discute cómo será el futuro de la distribución de films, vivimos en un presente híbrido. Como ejemplo tenemos este título estrenado en Toronto en 2019, en cines estadounidenses a fines de noviembre, y un par de semanas después en Prime Video.

Así que desde nuestras salas de estar podemos contemplar la historia de Ruben, un baterista de metal que un día descubre que está prácticamente sordo, y que eso solamente empeorará.

Comienza entonces la odisea de este hombre (Riz Ahmed), quien hasta entonces formaba un dúo musical y emocional con Lou (Olivia Cooke). El golpe a su salud pone en peligro su sobriedad de varios años, por lo que termina viviendo en una comunidad de adictos en recuperación, que además son sordos o hipoacúsicos.

Sound of Metal utiliza herramientas como la edición de sonido para mostrarnos las dificultades de aquellos que no pueden escuchar. Y el lenguaje de señas, por ejemplo, sólo está subtitulada a partir del momento en que Ruben la entiende.

Si bien la historia hace un recorrido tradicional, que mucho tiene que ver con las famosas etapas del duelo, las buenas actuaciones (incluyendo a Paul Raci como Joe) y esa misma sencillez elevan el resultado final. Hay información que se maneja con sutileza, como las autolesiones de Lou, y otras que el espectador comprende por el espacio negativo que se forma alrededor de ellas.

Esta forma de manejar el melodrama hace que, sin convertirse en una obra maestra, nos deje un buen momento que rompe con las cadenas de sus propios clichés. Incluso el del final, que en diferentes versiones hemos visto un millón de veces.