La partícula griega “ana” refiere al pasado, y “cata”, al futuro. Con esas referencias como punto de partida, Sandino Núñez examina el concepto de “anáfora”, es decir, el de una disrupción que ya ocurrió, aunque sus proyecciones (la catástrofe) sean las que estructuren las actuales ansiedades globales. Son ideas que el filósofo ya había manejado en sus anteriores obras (Lo sublime y lo obsceno, Psicoanálisis para máquinas neutras), pero que en el contexto de la covid-19 resultan más seductoras. Por eso, su flamante Anástrofe: sobre juegos, virus y locura (Hum, $ 450) resulta un texto atractivo para analizar el presente desde una perspectiva amplia, inscripta en el convencimiento del declive de la civilización y la concepción del capitalismo como un mecanismo autónomo, no humano, o indiferente a lo humano. “Parecería que el extenuado inconsciente de Occidente sabe ya desde hace un tiempo que es preferible una forma delirante terminal de la creencia que hacer frente a la ausencia absoluta de razón”, dice el autor de Lo sublime y lo obsceno.