La semana pasada, varias plataformas de streaming con servicio de alquiler de nuestro país estrenaron ¡Scooby!, una película muy especial, por integrar el creciente grupo de títulos que decidieron saltarse el estreno en salas de cine o hacer un lanzamiento en simultáneo, debido al sacudón que representó el coronavirus. Hablamos de este tema en su momento.

Con respecto a la película en sí, es necesario revelar una pequeña triquiñuela de marketing, para que aquellos que decidan invertir económicamente no se sientan defraudados. No estamos ante una “Scooby-Doo Inicia”, como mostraba el tráiler. Es cierto que se revela el momento en que Shaggy conoce al gran danés más famoso de la animación, pero las escenas en el pasado representan un pequeño porcentaje de la acción.

Por supuesto que esas escenas tienen una razón de ser: establecen la amistad inquebrantable entre ellos, incluso antes de que conocieran al resto de los miembros de Misterio a la Orden (Velma, Daphne y Fred). Y ya saben que cuando se establece un vínculo con tanta pasión, es porque será puesto a prueba.

La aventura que sacudirá a la pandilla entera no se parece mucho a los tradicionales misterios que resolvían en las diferentes series animadas, pero esto es algo que suele ocurrir en las adaptaciones al cine: es tanto el miedo al “capítulo largo” que terminan sacando a los personajes de su ambiente natural.

En este caso, los cinco amiguetes conocerán a uno de los superhéroes clásicos de Hannah-Barbera. Se trata de Fabulmán, conocido en inglés como Blue Falcon. Van a tener que perdonar a los traductores, pero el personaje venía con una F gigante en el pecho y ellos hicieron lo que pudieron.

El torpe paladín cruzará su camino con parte de la banda debido a la intromisión del gran villano de esta película, que no es otro que Pierre Nodoyuna, aquel que hacía de las suyas tanto en Los autos locos como en la serie de las máquinas voladoras.

La ausencia de su querido Patán, aquel de la risa ronca, fue sustituida por un ejército de pequeños robots que huelen a un malvado plan de querer encontrar un competidor para los minions. Hay que decir que son simpáticos, pero no esperen verlos en mucho merchandising.

¡Scooby!, dirigida por Tony Cervone, debería resultar divertida y entretenida para los pequeños, con una animación que se separa un poco del repetidísimo “canon” actual de querer parecerse a Pixar. Hay naves espaciales, humor y (por supuesto) una historia con muchos finales felices.

Mientras tanto, los grandes podrán jugar a “¿dónde está Wally?” con más de una decena de personajes secundarios, cameos y pósters que refieren a personajes de series animadas de los 60 y 70. Y como suele ocurrir desde Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001) hay muchos chistes que buscan la risa del adulto, especialmente con referencias pop.

Si buscan pasar un buen rato en familia, alquilen ¡Scooby! en la plataforma de su agrado (yo lo hice en NS Now) y les prometo que grandes y chicos, a coro, se van a hacer la misma pregunta: “¿Qué está haciendo Simon Cowell ahí?”.